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Trabajador social
Entrevista

Gori Estarellas: «Todo lo que se recorte en temas sociales deberá invertirse en otros campos como la salud mental»

Ha sido durante muchos años uno de los directores de programas del Grupo de Educadores de Calle y Trabajo con Menores (GREC), un trabajo por el que ahora, el Instituto de Asuntos Sociales (IMAS) le ha otorgado un premio a toda su trayectoria, siempre ligada al mundo social

Gori Estarellas posa para esta entrevista. B. Ramon

Hablar de su trayectoria en temas sociales es hablar del GREC ¿Qué es el Grupo de Educadores de Calle?

Es una asociación sin ánimo de lucro que en 1987 implantó la figura de educador de calle, que no existía en nuestra comunidad, con el fin de incidir en la problemática de niños y adolescentes que estaban en la calle, muchos de ellos por falta de alternativas en su barrio. Primero fueron los educadores y luego la cosa ha ido creciendo con pisos para adolescentes y otros muchos programas, la mayoría siguiendo esa línea de intervenir en los colectivos con riesgo de exclusión social.

Entiendo que el ámbito de actuaciones es siempre el colectivo de gente joven.

Inicialmente se trabajaba casi siempre con niños, pero poco a poco y a medida que el GREC ha ido creciendo, ha dado respuesta a personas mayores de dieciocho años, lo que ha implicado también actuar en otros espacios fuera incluso de las calles, de las barriadas. Así es como ahora tenemos programas que implican a personas que están en la cárcel o a colectivos de gente mayor, la mayoría con problemas de soledad.

¿Problemas de soledad?

Sí. Y no pocos, que se han agravado con la pandemia. Hicimos hace unos años una acción en los barrios de Santa Catalina, Es Jonquet y El Terreno de Palma y una conclusión fue que hay muchas personas mayores que se sienten solas. La soledad es un problema que se trabaja en colaboración con las entidades del barrio e incluso con otros puntos concretos, como las farmacias, un espacio al que van personas que no necesitan un medicamento, sino que quieren que les atienda y se les acompañe. En las farmacias se pueden detectar situaciones de soledad. Por otra parte, muchas de esas personas tienen una situación añadida que es la que comporta la brecha digital, pues necesitan utilizar ordenadores y, o bien no los tienen, o no tienen la preparación mínima para hacerlo.

Antes del GREC, ¿Quiénes atendían a esas personas?

Las parroquias y las asociaciones de vecinos siempre han tenido entre sus prioridades la ayuda a personas necesitadas. El GREC nació en 1987 y ya en los años setenta y ochenta se trabajaba en ese campo de forma potente. Con la llegada del grupo de educadores lo que se hizo fue profesionalizar ese trabajo. Y con ese proceso de profesionalización el educador tomó la iniciativa de ir a buscar a los jóvenes, ya que ellos, por sí solos, no hubieran pedido ayuda. Desde el primer momento se tuvo en cuenta que poner profesionales implicaba formarlos, atender a sus necesidades, dar respuesta a sus problemáticas, me refiero a las de los profesionales, pues su trabajo no era fácil y, en aquel momento, hace treinta y cinco años, era totalmente innovador, pues si bien existían estudios de trabajo social no existían los de educador social. Hoy en el GREC hay más de cien trabajadores.

Considera que vivimos en un mundo «contradictorio», ya que «aplaudimos al turista no sé cuántos millones y en cambio perseguimos a quienes cruzan el Mediterráneo en condiciones infrahumanas»

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¿Cómo entra usted en el GREC?

Pues de una forma casual. Yo trabajaba en la escuela de Mestres d’aixa i a través de un amigo supe que se ofertaba una plaza de educador. Así que me presenté y pasé la selección. Era en el año 1992, cuando se creó un hogar para adolescentes y se necesitaba personal para atenderlo.

Cuando hablamos de intervenciones a personas necesitadas ¿nos referimos a individuos o a colectivos?

Las dos cosas. Depende de la acción en la que se esté trabajando. Inicialmente el GREC incidía más sobre colectivos que sobre personas concretas, por el hecho de trabajar en barriadas, en paralelo y creando sinergias con otras asociaciones como las de vecinos. Pero claro, de aquí se pasó a un seguimiento personalizado de aquellos adolescentes que se consideraba que necesitaban un trato individual. A partir de aquí se han creado programas que han acentuado una u otra vertiente.

¿Cómo llegan al GREC esos colectivos o personas con problemáticas concretas?

No hay un estándar. Suele ser a través de los departamentos de asuntos sociales de los ayuntamientos, de la Conselleria, del servicio de menores del IMAS o bien, como es el caso de los programas que implican a presos, a través de la propia dirección de la cárcel. Pero también conocemos problemáticas concretas a través del trabajo que se hace en barriadas; comentando con uno o con otro conocemos situaciones que con una ayuda externa mejorarían mucho.

¿Y si alguien no quiere ser ayudado?

Puede ser. Nos encontramos con casos que no piden ni quieren ayuda. Cosa que no siempre se explicita diciéndolo, sino que muchas veces nos damos cuenta del rechazo por actitudes concretas, como una pasividad constante a lo que se les dice. También nos encontramos con familias que no quieren que nadie entre en sus casas para no sentirse fiscalizados. En todos estos casos, el profesional debe utilizar estrategias diversas para intentar revertir ese rechazo. Y no siempre se consigue.

¿Qué es para usted educar?

Tener en cuenta al sujeto, confiando que tiene unas capacidades, una voluntad y unas posibilidades que, por muchas circunstancias no ha podido desarrollar. El educador nunca sustituye al otro, lo acompaña e intenta desarrollar todo lo bueno que tiene. Un educador es un acompañante, que no es poco.

En la página web del GREC hay cantidad de programas en marcha, uno de ellos es el que asesora en la búsqueda de trabajo.

En efecto. Se trabaja normalmente con empresas concretas a las que se les explica cuál es nuestro campo de trabajo, sin entrar en detalles de la vida de cada posible trabajador. En algunos casos, una vez conseguido el empleo, se continúa en contacto con el trabajador y la empresa para que la cosa funcione lo mejor posible.

«No entiendo el porqué de las fronteras entre países, no deberían existir, no veo su necesidad»

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¿Cuál es el campo geográfico de actuación del GREC?

Inicialmente toda Mallorca, aunque en este momento tenemos un programa que implica a personas presas en la cárcel de Menorca.

Hablemos de financiación.

Globalmente el presupuesto viene de las instituciones públicas, a través de convenios para elaborar programas o a través de conciertos. Lo de subvenciones se ha ido descartando pues siempre se estaba a la espera de si se otorgaban o no. En otro tiempo se estaba a merced del gobierno de turno, pero quiero creer que se ha estabilizado la aportación. También realizamos programas con algunas empresas privadas, como CaixaBank.

¿Y los recortes?

Todo lo que se recorte presupuestariamente en temas sociales deberá invertirse luego en otros campos como la cárcel o en salud mental. Ya no hablo de lo que podría hacerse con lo que vale un tanque, sino con lo que cuesta una de sus balas. Ahora nos vuelven a vender la necesidad de aumentar el gasto en armamento. ¿Para qué? Si tienes armas no negocias.

Ha hablado de salud mental, las estadísticas indican un aumento de jóvenes necesitados.

Es cierto. Entre los jóvenes, hoy es mayor la cantidad de suicidios que la de muertes por accidentes de tráfico.

«Hay muchas personas mayores que se sienten solas y acuden a las farmacias para estar acompañadas»

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«Entre los jóvenes, hoy es mayor la cantidad de suicidios que la de muertes por accidentes de tráfico»

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Hace unas semanas ha sido noticia un caso de ‘bulliyng’ escolar con un final trágico. ¿Cómo intervenir en estos casos?

Solamente intervendríamos si se diera el caso que en la barriada estuviéramos trabajando en un programa concreto o si conociéramos de primera mano el tema o a los implicados. Piense que en las escuelas existen profesionales que saben cómo llevar esa temática. De entrada, no es nuestro ámbito.

¿Cree que el tema social está sobre la mesa de debate de las personas?

Creo que tenemos un mundo tensionado y confuso. Por una parte, hay mucha gente que está bien, que puede permitirse fiestas y otras cosas lúdicas, pero por otra parte están las personas, que no son pocas, que viven en la calle. Por tanto, la desigualdad es una triste característica de nuestro mundo. El mismo acceso a la vivienda es una prueba de ello, no todo el mundo puede permitirse un hogar digno. Parece que nos preocupan los ocupas, cuando realmente es muy difícil que nuestra casa sea ocupada, mientras no hablamos de esa gente que no tienen dónde vivir. Por no hablar del acceso al trabajo. Nos preocupa nuestro entorno y cerramos los ojos a otras realidades también próximas. Aplaudimos al «turista no sé cuántos millones» y en cambio perseguimos las barcas que llegan con personas que han cruzado el Mediterráneo en condiciones infrahumanas. Nuestro mundo, repito, es contradictorio.

Hablemos de la renta básica.

Para mí es totalmente necesaria. Es una cuestión que debería ser prioritaria con la premisa de ser incondicional. Tenerla debería ser un derecho, sin tener que demostrar que eres pobre y mostrarte como tal. Con esto y con intensificar la dimensión comunitaria de la acción social, se daría un paso de gigante para eliminar muchas problemáticas de los colectivos menos favorecidos.

¿Y la inmigración?

En estos momentos en el GREC hemos creado una comisión al respecto, pues nos preocupa y mucho el hecho de que un inmigrante pueda vivir dignamente.

¿Qué es para usted una frontera?

Una cosa que de entrada no debería de existir. No entiendo el porqué de las fronteras entre países, no veo su necesidad. Ahora bien, cada uno puede poner raíces junto a la gente que ama y en un espacio geográfico que quiere. Podemos amar un paisaje, un entorno, un país o un pueblo, pero siempre con la idea de que no es nuestro, que somos usuarios, pero no propietarios.

Desde su perspectiva y su trayectoria ¿cree que otro mundo es posible?

No lo sé, pero sí sé que todo es mejorable. No soy optimista al respecto, pues no creo que por ahora pueda haber grandes cambios. Ahora bien, si cada uno de nosotros se implica poniendo lo que pueda según sus necesidades, esas semillas en algún momento darán fruto. La sociedad civil tiene su papel, si nos implicamos podemos crear nuevos paradigmas. Basta a veces incluso solamente plantearse que hay gente que vive mucho peor que nosotros. De todas maneras, quiero creer que se hacen cosas para mejorar el mundo, pues hay colectivos que ponen su grano de arena para conseguir un mundo mejor.

¿Se nace o uno se hace solidario?

Al nacer no somos nada o lo somos todo, no lo sé. Pero cada uno debe desarrollar sus cualidades, la solidaridad entre ellas. Vivir es un ejercicio continuo de reforzar valores.

No podemos dejar de hablar de dos cuestiones, su paso por la política como director de menores y el hecho de haber sido sacerdote.

Cuando me llamaron para ocupar la dirección general de menores pensaron que tenía algún conocimiento sobre el tema. Fueron unos años muy intensos, con un buen equipo que de alguna manera quiero creer que dejó algún poso. Alguien dijo que habíamos humanizado el departamento de menores. No sé muy bien qué quiso decir, pero lo tomo como un elogio. Mi paso por el seminario ayudó mucho a mi formación. Los valores y la orientación de vida y parte de mi constitución provienen de aquella época. Nunca he renunciado a ello. Soy cristiano, pero un cristiano difícil.

¿Una recomendación para vivir mejor?

Que cada uno haga lo que cree que debe hacer. Y ya que todo es mejorable, hagamos un poco el bien.

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