Baleares sale malparada en el informe que hizo público ayer el Consejo General de Enfermería (CGE), órgano regulador de la profesión en este país. En las islas trabajarían en estos momentos un total de 7.008 enfermeras, cifra que supone una ratio de 573 profesionales por cada cien mil habitantes

Esta ratio de enfermeras, con 52 profesionales menos por cada cien mil habitantes, está bastante por debajo de la media nacional de 625 y sería la quinta peor del país tan solo por detrás de Murcia, Galicia, Andalucía y Comunidad Valenciana.

En el polo opuesto se encuentran las CC AA de Navarra y País Vasco con, respectivamente, 926 y 797 profesionales en activos por el citado segmento poblacional.

A nivel nacional, la ratio de 625 enfermeras por cien mil habitantes quedan muy lejos de la media europea cifrada por el estudio en 827 en base a la media obtenida por tres fuentes, Eurostat (768), OCDE (802) y la OMS (911). 

Y en base a estas cifras, Baleares precisaría de incorporar 3.106 enfermeras para alcanzar esta media europea.

«España necesita más de 95.000 enfermeras sólo para llegar a los datos de nuestros vecinos europeos. De hecho, todas las comunidades autónomas necesitan enfermeras, salvo Navarra, única región que supera la media europea», explicó Florentino Pérez Raya, presidente del CGE. 

Este país ocupa el sexto lugar por la cola en la Unión Europea. Por debajo de nuestro país sólo están Eslovaquia, Italia, Hungría, Bulgaria, Grecia y Letonia.

La seguridad de los pacientes

Como explicó el presidente de las 330.000 enfermeras y enfermeros españoles, se trata de una denuncia que viene de lejos. «Existe un déficit estructural en todo el sistema sanitario, y que pone en grave riesgo la seguridad de los pacientes en los centros sanitarios y sociosanitarios de nuestro país. El no disponer de unas plantillas suficientes de enfermeras y enfermeros que puedan ofrecer una atención y cuidados de calidad a los pacientes y al conjunto de la ciudadanía, conlleva una mayor probabilidad de riesgos, complicaciones, reingresos, efectos adversos, e incluso, fallecimientos, como constatan numerosos estudios científicos nacionales e internacionales publicados a lo largo de los últimos años», destacó Pérez Raya.

Tal y como manifestó durante la presentación de los datos, «el número de pacientes que tiene que atender cada enfermera o enfermero, tanto en los hospitales como en los centros de salud y centros sociosanitarios, duplica e, incluso, triplica las cifras recomendadas para poder garantizar la calidad y seguridad asistencial en todo momento.

El CGE reclamó que se realizase un estudio de necesidades reales de enfermeras y la creación de un grupo de experto específico que aborde la planificación de enfermeras en los próximos diez años que será necesario en el SNS. «Deben estudiarse no sólo los datos y cifras que hemos expuesto aquí en relación con las ratios nacionales y europeas. También es preciso considerar qué población tenemos que atender en relación con su envejecimiento, la natalidad, la dispersión geográfica o qué enfermeras especialistas debemos formar». 

«Debemos tener en cuenta, añadía Pérez Raya, que no es lo mismo el número de enfermeras que vamos a necesitar si tenemos mucha población mayor y muy dispersa, en pueblos o aldeas, que barrios nuevos con una natalidad elevada. Todo eso debe analizarse seriamente si queremos ofrecer a la población la atención sanitaria que se merece, lo que todos nos merecemos como ciudadanos», reclamó.

Toda esta situación, que el CGE lleva años denunciando, se ha visto exacerbada con la pandemia. Así, como recordaba el presidente, «aunque haya muchos que quieran negarlo, nuestro sistema sanitario colapsó en los peores momentos de la covid-19. La falta de enfermeras obligó a contratar a estudiantes de Enfermería, compañeros que no estaban en la atención directa tuvieron que ponerse nuevamente al pie del cañón, recurrieron a jubilados, se cerraron consultas, se trasladó a todo el personal posible a ámbitos tan específicos como cuidados críticos... Parches para resolver la difícil situación que vivíamos. Parches de los que ya parece que se han olvidado», lamentó.