Baleares busca nuevas oportunidades. Para conocer realmente la importancia del turismo alemán y las posibilidades de sustitución, basta con hacer una comparación con los datos de 2019 entre los visitantes del principal país emisor y Estados Unidos, que se erige como posible alternativa de futuro. El último verano antes de la pandemia, que registró datos históricos, visitaron Mallorca 4.170.471 alemanes en todo el año. Desde Reino Unido llegaron 2.393.886, algo más de la mitad. En contraposición, Baleares en su conjunto registró 165.000 turistas norteamericanos.

Una de las preocupaciones principales, tanto en el sector turístico como en las administraciones públicas, es que el invierno sea muy duro para países como Alemania o Reino Unido debido a la crisis energética a raíz del chantaje del presidente ruso, Vladímir Putin. Los expertos hablan directamente de «recesión y mayor presión inflacionista». 

En el caso de que se alargue, esto supondría que los ciudadanos de ambos países no dispongan el próximo verano de recursos suficientes para disfrutar de unas vacaciones.

La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) avisa de las consecuencias directas para el mercado turístico de Balears que tendrá la guerra y la inflación: «Si Alemania sufre, nosotros vamos a sufrir también».

La evidencia es que el mercado alemán es «fundamental» para Mallorca «y mucho más aún en temporada baja», ya que es «tradicionalmente fiel al destino y permite tener abierto en los meses de invierno». Así, «la crisis energética agudizada por la guerra ya está afectando a toda Europa y Alemania es uno de los más perjudicados. Los expertos apuntan a que la situación se agravará más de cara al invierno y si Alemania sufre, nosotros también».

«La situación va a ir cambiando y tenemos que estar muy pendientes de todo, tanto para el invierno como para la temporada de 2023», concluyen.