«Cualquier persona con discapacidad, con independencia de qué nivel de apoyo necesite, puede llevar a cabo actividades de verano y disfrutar del ocio y del tiempo libre como cualquier otra persona», asegura Marian Vives desde la Asociación de Madres y Padres de Personas con Discapacidad de Balears (Amadiba). Este año han acudido a la escuela de verano de la entidad, desde junio y hasta septiembre, un total de 55 alumnos con diversidad funcional de entre 2 y 12 años.

Los alumnos se dividen en grupos de un máximo de seis en total, y son acompañados como mínimo por dos monitores, aunque «dentro del aula siempre están los profesionales técnicos, los psicólogos técnicos en comunicación, ya que hay niños que no tienen comunicación verbal. Que no hablen no significa que no se comuniquen», resalta Marian Vives. Además, estos profesionales están a disposición de los alumnos durante las actividades para «hacer terapia en grupo y evitar tener que hacerla uno por uno en un despacho, ya que es una escuela de verano y vienen a pasarlo bien», reseñó la responsable de comunicación de Amadiba, a lo que añadió que la presencia de tantos profesionales «implica un esfuerzo económico muy grande», pero es importante y «la única manera de que salga una actividad sin riesgos. Además, estos psicólogos técnicos después pueden asesorar a las familias con un trato más individualizado al conocer tanto a los niños».

Diferentes momentos de las actividades desarrolladas ayer en la escuela de verano de Amadiba, visitada ayer por Patricia Gómez. Guillem Bosch

Actividades

El centro ofrece un acompañamiento completo para cada niño, además de acceso a instalaciones como piscinas y comedor. «Las actividades que más les gustan son aquellas que implican estímulos sensitivos y experimentación, ya que esta estimulación les ayuda a generar creaciones cognitivas», explicó María Vidal, monitora del centro.

Diferentes momentos de las actividades desarrolladas ayer en la escuela de verano de Amadiba, visitada ayer por Patricia Gómez. Guillem Bosch

Por otro lado, la escuela de verano también ofrece salidas fuera del centro, tanto a piscinas que tienen instaladas en la isla como a la playa. «Estas salidas también sirven para favorecer la inclusión social, hace que la gente nos vea y nos tenga en cuenta y nos sirve también para trabajar en paralelo el conocimiento de las normas sociales y poder enseñarles cómo deben comportarse cuando estamos en según qué sitios», expone la trabajadora Marian Vives.

Diferentes momentos de las actividades desarrolladas ayer en la escuela de verano de Amadiba, visitada ayer por Patricia Gómez. Guillem Bosch

La consellera de Salud Patricia Gómez, que ayer visitó el centro donde se está desarrollando la escuela de verano, declaró su agradecimiento a Amadiba de parte del Govern, debido al «magnífico trabajo que llevan a cabo y a la profesionalidad de todos sus trabajadores». Además, añadió que a raíz de la pandemia ha habido un parón y las personas que tienen una discapacidad han sufrido mucho más. «Ahora es el momento de disfrutar», expuso la consellera, «la salud es mucho más que la ausencia de enfermedad, lo vemos en esta necesidad de integrarse y este es uno de los principales ejes de trabajo de Amadiba. No es solo pasar unas horas en el centro, sino que los alumnos puedan desarrollarse en la vida como el resto de ciudadanos», concluyó Gómez.