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"Hacer el tonto en la piscina puede cambiar tu vida en un segundo"

Antonio Balaguer y Pep Plomer, dos personas con lesión medular, participan en una campaña de la Federación ASPAYM y el Hospital Nacional de Parapléjicos para concienciar sobre las malas zambullidas

Antonio Balaguer y Pep Plomer explicando a una bañista de la piscina del Pont d’Inca las consecuencias de una mala zambullida. GUILLEM BOSCH

«En un segundo te cambia la vida» cuenta Antonio Balaguer. Hace cinco años, estaba disfrutando de un día en la piscina con sus amigos cuando el atractivo juego de pasar por dentro de un donut hinchable dio un giro a su vida: «Me despisté, quise tirarme de cabeza sin manos y cuando toque el fondo con la cabeza, ya supe lo había pasado». En los segundos posteriores al golpe dejó de notar sus piernas, sus amigos pensaban que era una broma y las palabras que salieron de su boca fueron «la he cagado». 

Lo siguiente fueron 50 días de UCI, su derivación al hospital referente en neurorrehabilitación situado en Badalona, el Instituto Guttman, durante 10 meses y más de un año en Hospital San Juan de Dios para poder tratar su tetraplejía. Y luego a «empezar la vida», no se olvida de la frase de su terapeuta que antes de volver a casa le dijo «ahora a sobrevivir al alta»

Hace dos semanas, Balaguer se despertó y se dijo así mismo «hasta aquí hemos llegado». El racional miedo a acercarse a una piscina había durado demasiado. Las piscinas de Son Hugo presenciaron su reencuentro con el agua después de tantos años: «Con lo poco que tengo de brazo, le iba dando y de repente estaba al otro lado de la piscina» se emociona. 

La recuperación en este tipo de lesiones es «muy lento» y el avance aunque parezca que va «poco a poco» lo tienes que comparar «contigo mismo» y el paso del tiempo. Los y si pueden llenar la cabeza en ocasiones, si la decisión hubiese sido diferente y los brazos se hubieran adelantado pero «aquí estamos» sonríe. Los bajones emocionales algunas veces se apoderan y el dolor acecha constante pero son cosas «con las que aprendes a vivir»

«Desde le primer día mi madre es mi mayor motivación, no se ha movido de mi lado en cinco años». La familia arropa la posición de apoyo incondicional inamovible, e incluso lo «sufre más que nosotros» explica Pep Plomer. 

Al contrario que su compañero, el pánico no le ha distanciado de una de sus muchas pasiones durante demasiado tiempo. Plomer sufrió el derribe por parte de lo que el llama una ola «perfecta y gigante» mientras hacía kitesurf en Can Pastilla hace ya un año y medio. 

La fuerza del agua y la instantaneidad hizo inevitable que pudiera deshacerse del arnés y la contundente tensión hizo que se «partiera la espalda»: «En ese momento, llegue casi hasta la orilla nadando, yo estaba normal pero luego empezó el hormigueo en las piernas». Cuando llegó al hospital la sensibilidad volvió hasta que el sangrado se extendió por toda la la columna «fue una locura» y la lesión medular ya fue irreversible.

Este inquieto deportista, aunque el niega que las actividades que el práctica sean deporte, no dudó en investigar como podía volver a disfrutar de los deportes que «me dan la vida» y para las que «he nacido» mientras vivía su primera semana en el mismo hospital catalán que Balaguer. «Ahora empiezo a dominar el kite» afirma. En un viaje reciente, el parapente tampoco se le resistió y es que su vuelta al aire fue «fácil» por sus años de experiencia.  

En el Guttman no solo hacen la labor de recuperación y fisioterapia, sino que la enseñanza sirve para saber «como vivir». Para Plomer, la gente que les mira solo «ve que no podemos caminar» pero una lesión así esconde otras complicaciones que no se ven a primera vista. 

La llegada a casa es la «primera hostia» porque «tienes ganas de volver» pero la adaptación es más difícil que en el hospital, a partir de ahí ya empiezan a llegar las demás. La independencia y autonomía son una necesidad para él por lo que la llegada de su nuevo coche lo « mejoró todo». El ida y venida con sus amigos y familiares para acompañarle a todos los sitios le llegó saturar y decidió estar desde octubre «sin hacer literalmente nada».

Ahora, admite que a pesar que todo cuesta «cuatro veces más», lo intenta hacer todo por su cuenta, pero que si se le resiste «no me queda otra que pedirlo».

«De cabeza no, con cabeza sí»

Ambas figuras de superación se encuentran en la piscina municipal del Pont d’Inca informando a los bañistas que se encuentran ahí las consecuencias que pueden llegar a suponer «hacer el tonto» en las zambullidas. 

«No deben mover a la persona y menos desplazarlo en un coche particular, luego hay que llamar al 061», así explicaban el procedimiento a seguir si alguna vez alguien sufre un golpe.

La campaña de prevención iniciada por la entidad ASPAYM con colaboración del Hospital Nacional de Parapléjicos y SERMEF, advierte que el 6% de las lesiones medulares son a causa de las peligrosas entradas en el agua.

Durante los últimos cinco años hasta 28 personas ingresaron con lesión medular por esta causa en las que 14 se produjeron en la piscina, nueve en el mar y cinco en pantanos. Es por ello que el director del Hospital Nacional de Parapléjicos, Juan Carlos Adau conciencia de que: «Salvo dos casos todos los ingresados tuvieron como resultado la tetraplejia, una lesión medular muy discapacitante que condiciona la calidad de vida de quienes la sufren y pudieron haberse evitado sencillamente con una actitud de prudencia y evitando el salto». Por otro lado la presidenta de la federación, Mayte Gallego añadió que se puede disfrutar de los chapuzones «sin dejar de un lado la prudencia».

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