Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Miedo balear a un inicio de temporada de 2023 débil por una crisis alemana

La preocupación se centra en el impacto que los problemas energéticos van a tener en el invierno europeo y el posterior contagio en la primavera de las islas

Baleares registra una gran temporada turística pero preocupa su inicio en 2023. M. Mielniezuk

El miedo que muchos empresarios admiten respecto a lo que puede suceder con la economía balear a partir del otoño dista de reflejar el principal riesgo que en estos momentos acecha a las islas, y que tiene una fecha muy concreta: la Semana Santa de 2023, con el inicio de una nueva temporada turística. La posibilidad de que durante el próximo invierno Alemania se vea debilitada por un recorte de su suministro energético, dada su dependencia del gas ruso, explica que las mayores incertidumbres se generen de cara a la próxima primavera. Cuando se pregunta qué peligro existe de que el archipiélago sufra una fuerte gripe si la economía germana se resfría, la respuesta es «alto», con la posibilidad incluso de que se deteriore su mercado laborar, actualmente con una fortaleza sin precedentes. Esos temores son expresados, en mayor o menor medida, por el director de la Fundación Impulsa y catedrático de Economía Aplicada, Antoni Riera; por el secretario general de CCOO en las islas, José Luis García; por el presidente de la patronal PIMEM, Jordi Mora; e incluso por el conseller de Trabajo y de Modelo Económico, Iago Negueruela.

Nadie oculta que Baleares está viviendo en estos momentos días de vino y rosas. Cerró el pasado mes de julio con la cifra de empleo más alta de su historia (606.647 ocupados) y sus cifras turísticas han recuperado ya los niveles previos a la pandemia. A la hora de analizar las causas de un volumen tan elevado de mano de obra, Antoni Riera aporta un factor que ha sido clave: la marcha de una cifra apreciable de ‘veteranos’ del sector turístico hacia otras actividades durante los años de la covid ha hecho que las empresas se hayan visto obligadas a contratar a muchos jóvenes sin experiencia y, consecuentemente, con menor productividad. O lo que es lo mismo, lo que antes hacían dos de esos veteranos, ahora lo hacen tres ‘novatos’. Y las empresas han aprendido, asegura el director de Impulsa, ya que el desplome de la contratación temporal se explica porque la mayoría de los nuevos contratos son fijos discontinuos en un intento de retener a este personal y evitar nuevas fugas. José Luis García coincide en que ésta es una de las causas del citado récord de empleo, sumada a la potente reactivación turística de las islas.

Miedo a la posterior ‘resaca’

El miedo de las empresas se centra en la ‘resaca’ que puede venir tras esta fiesta, con una inflación desbocada que está reduciendo la rentabilidad de muchos negocios pese a su aumento de actividad y con unas medidas de ahorro energético que pueden agravar este problema. Jordi Mora no oculta que él tiene ese temor, sustentado también en que muchos negocios van a tener que afrontar la devolución de los créditos a los que han tenido que acceder, en un contexto de alto riesgo de desplome del consumo ante la posibilidad a que los hogares opten por apretarse el cinturón debido a la escalada de precios. Además, apunta la subida de tipos de interés, con «menos dinero corriendo y más caro».

Sin embargo, Iago Negueruela, Antoni Riera y José Luis García coinciden en que el otoño y el invierno van a ser en el archipiélago mucho menos duros que en el resto de la economía española y que el conjunto de la europea.

En primer lugar, porque Baleares tiene una economía fundamentalmente de servicios y con un escaso peso industrial, lo que hace que el impacto de la crisis energética sea menor, a lo que se suma que se trata de su ‘temporada baja’.

Además, todos coinciden en que la potente actividad estival, gracias a la que ‘todo el mundo trabaja’, está posibilitando llenar las ‘huchas’ para transitar durante ese periodo con mayores garantías. Eso no impide que el temor empresarial exista, insiste el presidente de PIMEM.

Abril de 2023

Pero el vértigo llega cuando se habla de abril de 2023, coincidiendo con la celebración de la Semana Santa. Porque aquí la marcha de la economía de las islas pasa a depender de lo bien o mal que los mercados emisores, como Alemania, hayan pasado el invierno. Con un golpe que puede ser mucho más duro en esta «segunda vuelta», según palabras de Antoni Riera. El propio conseller de Turismo reconoce estar más preocupado por lo que pueda suceder a partir de abril del próximo ejercicio que de noviembre del presente año.

El director de la Fundación Impulsa señala que en estos momentos la crisis económica es de oferta: los precios suben por la escasez de muchos productos tras los años de pandemia. Eso preocupa porque existe menos experiencia a la hora de salir de este tipo de situaciones. Pero si el invierno es malo, con reducciones en la producción de los países europeos de los que se nutre el turismo balear y pérdidas de empleo, puede derivar también en una crisis de demanda, con una caída más acentuada del consumo. Y ese puede ser el contexto al que se enfrente el archipiélago durante la próxima primavera. Es en este punto en el que Antoni Riera reconoce de que en estos momentos el riesgo de que todo esto suceda es «alto».

El presidente de PIMEM prefiere apostar por dosis de mayor optimismo. Reconoce las enormes incertidumbres que pesan sobre la próxima temporada turística, pero pone en valor la fortaleza del mercado alemán y la posibilidad de nutrirse de otros países europeos.

El secretario general de CCOO en las islas comparte la preocupación más acentuada de Riera y Negueruela, al recordar que una gran parte del turismo que recibe el archipiélago se enmarca en las clases medias y en los jóvenes, especialmente vulnerables ante las desaceleraciones económicas. La posible reducción de este tipo de visitantes, lamenta, puede hacer que la próxima temporada se inicie con niveles de empleo inferiores a los de este año. Precisamente por ello defiende la necesidad de comenzar a trabajar ya en un modelo de mayor calidad (clientes menos vulnerables a las crisis) y de mayor diversificación, para reducir la debilidad de las islas ante este tipo de situaciones.

Compartir el artículo

stats