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Comercios y restaurantes logran hacer «hucha» para pasar el invierno

Los dos sectores empresariales están obteniendo ingresos suficientes para sanearse pese al fuerte aumento de los costes y al frenazo de julio

Las principales calles comerciales muestran unaelevada afluencia de visitantes. B.RAMON

Dos de los sectores con mayor tejido empresarial y que más empleo generan en las islas, como son el comercio y la restauración, están consiguiendo unos ingresos lo suficientemente elevados como para hacer «hucha» con la que superar un invierno que se perfila como «difícil», según destacan los presidentes de sus patronales en la isla. Y ello a pesar de que el fuerte aumento de sus costes está menguando su rentabilidad y a que en julio se detectó una desaceleración en sus ventas, según lamentan.

Hay una cierta unanimidad respecto a que el balance de los últimos meses es positivo para ambos sectores, aunque con matices. Los presidentes de las patronales de comercio Afedeco y Pimeco, Toni Gayá y Antoni Fuster respectivamente; su homólogo en la calle Jaume II, Pedro Mesquida; el vicepresidente de Pimem-Comerç, Miguel Angel Salvá; y el presidente de Restauración-CAEB, Alfonso Robledo, coinciden en que el balance que se hace desde que la Semana Santa dio el pistoletazo de salida a la temporada turística es positivo, con un aumento de los ingresos que se apunta como especialmente destacado en el caso de bares y restaurantes.

En el caso del comercio, se señalan unos meses buenos entre marzo y junio, aunque con un parón en julio, que no ha cubierto las expectativas que se habían generado. Entre las causas de ese frenazo se destaca que la renovación de vestuario por parte de los residentes ya estaba realizada y que el tipo de turista que ha recorrido las calles comerciales durante el mes pasado ha mostrado un menor poder adquisitivo.

Incluso en el caso de la restauración se señala que la alegría va por barrios, con zonas como el centro de Palma, Palmanova, Sóller, o Port d’Andratx, por citar algunos ejemplos, donde la actividad es intensa y en muchos casos supera la de 2019 por esas mismas fechas, y otras en donde el balance no es tan positivo, al predominar una clientela más joven que hace menores desembolsos en este tipo de establecimientos, como Platja de Palma o Magaluf.

En todos los casos, se apunta que esta evolución de la demanda, con menor alegría en julio, está permitiendo a la mayor parte de estos negocios sanear sus cuentas y crear la citada «hucha» con la que poder hacer frente a la temporada baja, que sí da miedo a todos los representantes empresariales consultados.

A partir de noviembre la dependencia de la demanda local pasa a ser más fuerte, y se teme que la inflación y las incertidumbres en torno a la crisis energética impulsada por la guerra en Ucrania provoquen que los hogares recorten sustancialmente su nivel de gasto. De ahí la importancia que se da al hecho de estar creando las suficientes reservas económicas.

En este aspecto, se pone de relieve la importancia que van a tener los meses de septiembre y octubre para confirmar que se ha podido recuperar el suficiente músculo financiero, al ser los que van a marcar el balance final de la temporada turística por concentrar tradicionalmente un tipo de visitante de mayor poder adquisitivo.

Pero aunque el balance general realizado por todos es positivo, especialmente tras los sacrificios realizados durante 2020 y 2021 a causa de la pandemia, los representantes empresariales ponen matices para evitar caer en la euforia.

Para empezar, se subraya que la rentabilidad que se está logrando es inferior a la de 2019, una afirmación que se apunta incluso desde las grandes superficies comerciales. El motivo es simple: el enorme aumento de los costes especialmente los vinculados a la energía en negocios que afrontan elevadas facturas por su iluminación y climatización permanente, a lo que se añade el encarecimiento de las materias primas, con especial impacto en la restauración.

En el caso del comercio, sumado todo ello al inicio de una campaña de rebajas con el verano recién iniciado, aunque este año los descuentos aplicados hayan sido inferiores.

Tanto los representantes del comercio como los de la restauración lamentan su imposibilidad de subir precios al ritmo que dichos costes. Así, Alfonso Robledo señala que la restauración a podido elevar sus cartas en torno a un 10%, frente a materias primas cuyo valor se ha duplicado, lo que está obligando a modificar la lista de platos que se pueden ofrecer a los clientes, ya sea con productos más económicos o con recetas que supongan un menor consumo de gas y electricidad.

En el caso del comercio, Antoni Fuster es el que plantea unos resultados de la actual temporada más decepcionantes, pese a la mejoría, mientras que Pedro Mesquida insiste en la bajada que se ha registrado en julio respecto a junio, pese a mantener el incremento en las ventas respecto a 2021.

En este sentido, Toni Gayá recuerda que «ventas no es igual a beneficios» pero insiste en que los últimos meses están sirviendo como «balón de oxígeno» para el sector.

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