«Creo que me debéis alguna explicación. [Este curso] se han tomado muchas decisiones que os afectan y esperaba una mayor concienciación por vuestra parte; os tendríais que haber movilizado por vuestros derechos. El sistema intenta adormecernos, el conformismo y la inacción son tan censurables como la revuelta y la rebelión». Con este contundente mensaje el decano de Filosofía y Letras de la Universitat de les Illes Balears (UIB) reprendió en la reciente ceremonia de este año académico 2021-2022 (lo puedes ver a partir del minuto 35) la pasividad de los recién graduados ante los recortes en el campus para ahorrar por la crisis energética.

Un Miquel Deyá en plena forma y con sus mejores dotes de orador, sin pelos en la lengua —«me pagan por ser eficaz, no para ser simpático»— arengó al público en presencia de sus colegas y del propio rector Jaume Carot a protestar «desde el sistema para intentar modificarlo», y «reivindicar el papel» de los licenciados universitarios «como futura élite del país».

«Non scole sed vitae discimus; ‘no aprendemos por la escuela, sino por la vida’, este es el mensaje que os quería trasladar hoy», empezó Deyá su alocución a los nuevos titulados, parafraseando a Séneca. «Desde siempre la Universidad ha estado más pendiente de cuestiones internas y olvida al alumno, que es su esencia, los protagonistas sois vosotros», recalcó dirigiéndose a los estudiantes. «La Universidad de hecho enseña relativamente pocas cosas, lo que ocurre es que si eres un poco inteligente y trabajador te da la oportunidad de aprender muchas otras», prosiguió su discurso Deyá.

«Cada año digo que no quiero ir a la ceremonia de graduación, pero este año sí, aunque espero que sea mi última vez», ironizó el decano. «He querido venir por una cuestión moral; habéis tenido una etapa educativa dificultosa por la covid y otras circunstancias, habéis padecido muchas cosas: la pandemia, la reorganización docente y otras cuestiones...», prosiguió el también doctor en Historia.

«Parodiando a Pepe Isbert en la película Bienvenido, Mister Marshall, no sé si como decano vuestro que soy os debo alguna explicación, pero pienso que sí me debéis alguna a mí», se puso Miquel Deyà en tono serio. «Se están tomando decisiones que os afectan mucho en cuanto a bibliotecas, trabajar en determinadas condiciones térmicas, apertura de centros…, y me esperaba una mayor conciencia y movilización vuestra», censuró Deyá, quien con todo aseguró que «no es ningún reproche, solo lo digo para que lo tengáis en cuenta».

Reproche al rector

El decano de la Facultad de Filosofía y Letras reveló haber «manifestado pública y privadamente al rector» su rotunda oposición a las medidas ordenadas por Jaume Carot de cerrar al estudio determinados edificios del campus y apagar la calefacción este invierno, justificándolas en el ahorro de un millón de euros anuales en electricidad. «Que no se me diga que es una cuestión económica, se pueden hacer las modificaciones presupuestarias que se quieran» para evitar estos recortes, apostilló Miquel Deyá.

Siguiendo con su queja a los nuevos graduados por no salir de su zona de confort, les afeó que no se hayan «movilizado desde las instituciones para reivindicar» sus «derechos». «Para los que me conocen creo que no soy sospechoso de amparar la revuelta, la sedición o la rebelión, pero el Occidente europeo nos da las condiciones para, desde el sistema, intentar modificar el sistema». Deyà afirmó ser plenamente consciente de ser «políticamente incorrecto, pero me da igual», enfatizó.

Discurso de Miquel Deyá, decano de Filosofía y Letras, en el que reprocha a los graduados su pasotismo ante los recortes de la UIB UIB

Funcionarios sin oposiciones

El decano e historiador alertó también de «los peligros» para el horizonte laboral que se ciernen sobre «las Humanidades» y los nuevos graduados universitarios, mostrándose sumamente crítico con el polémico plan de estabilización de interinos en ejecución, «y eso que quiero decir que la conselleria de Educación no lo ha hecho tan mal» como otras administraciones, exoneró parcialmente al socialista Martí March.

«Se está haciendo algo muy mal hecho, esta estabilización les beneficia a ellos y os perjudica a vosotros, y creo que os tendríais que haber movilizado», afirmó en alusión a los interinos docentes que pasarán a ocupar plazas fijas de funcionario sin un proceso opositor. También criticó la inacción de la Universidad en este sentido: «Es la institución que os ampara y tendría que haber defendido vuestros derechos, porque algunos de los que ahora serán estabilizados como funcionarios simplemente hace años que no se presentan a oposiciones».

«La situación es similar en la investigación, muchos os quedaréis sin plaza porque la ocuparán otros» sin una concurrencia pública y equitativa de empleo, continuó el decano su protesta. «Ya sé que es impopular lo que digo, ‘viene este tío aquí a amargarnos la fiesta y tal’... Bueno, bueno, a mí me pagan por ser eficaz, no para ser simpático; me es absolutamente igual», señaló Deyà.

Acto seguido, el decano animó a los universitarios a «reivindicar» su «futuro desde la legalidad». «El sistema intenta tenernos adormecidos; el conformismo, el pasotismo, la inacción cómoda… son tan censurables como la revolución, la rebelión y la insubordinación». Deyà reclamó a los recién graduados que hagan «uso de los mecanismos que dentro y fuera de la Universidad permiten reivindicar» su «papel como futura élite del país, sois por naturaleza la élite del país; y cuando digo el país, que cada uno le ponga el nombre que quiera», les dijo.

En una arenga más propia de un progresista que su firme talante conservador, Miquel Deyà aleccionó a los jóvenes presentes: «Tenéis que cambiar el sistema desde el sistema». Asimismo, también les pidió el retorno con su talento, trabajo e investigación «a la sociedad, a vuestros padres y al sufrido contribuyente, que es quien ha ayudado a costearos los estudios. El compromiso social es una forma de patriotismo», reseñó.

Biblioteca del Ramon Llull

En otro orden, el decano de Filosofía y Letras concluyó su intervención denunciando el cierre de la emblemática biblioteca del edificio Ramon Llull, decretado por el rector en pro del ahorro, y su anterior uso sobre todo por opositores de otras ramas copando el espacio para los universitarios. En una irónica «carta a los Reyes Magos, personificados en la persona del rector magnífico aquí presente», Deyà tachó de «absolutamente impresentable la situación de la biblioteca del Ramon Llull. ¡Im-pre-sen-ta-ble!. Y ya que el Gobierno de la nación no redacta una ley antiokupas, algo tendremos que hacer», se refirió eufemísticamente a la ‘okupación’ de la biblioteca por la citada gente ajena al campus.

Previamente, los graduados Pere Quetglas (Estudios Ingleses) y Lidia Pérez (Lengua y Literatura Catalanas) habían agradecido al decano la habilitación de un aula-biblioteca solo para estudiantes de la facultad, para paliar esta problemática. Ambos jóvenes tildaron de «extraña» su última etapa formativa, debido a la covid-19, y lamentaron también el cierre del claustro del Ramon Llull durante la pandemia, «un lugar donde podíamos salir a respirar» y que ha sido reabierto de nuevo.

Miquel Deyà recibió una ovación por su encendida defensa de la biblioteca del Llull y en general por todo su discurso. «Espero no haber molestado a nadie, como ya estipulaba la Constitución de Cádiz, todo el mundo tiene derecho a ser feliz, así que sed muy felices, otra cosa es saber qué puñetas es lo que nos da la felicidad», concluyó su turno.

A continuación tomó la palabra el rector, quien celebró esta «llamada al empoderamiento y al compromiso social» de los universitarios hecha por el decano. Carot aseguró sentir un «aprecio mutuo» por Deyá, y calificó las suyas como solo «pequeñas discrepancias».