«El mercado está estable y la reducción de pecios puede darse en las próximas semanas», afirmó ayer José Antonio Berenguer socio fundador de Fuel Marketing, en una rueda de prensa realizada junto al vicepresidente de PIMEM, Rafel Matas.

Si bien el mercado de los carburantes varía «constantemente» y cualquier alteración en el contexto internacional puede influir en los precios, Berenguer aseguró que, para finales de este mismo año, el costo de la gasolina podría haberse normalizado, gracias a la tendencia a la baja que comenzará a notarse en lo próximos meses.

Sin embargo, las previsiones optimistas frente a la fijación del valor económico de la gasolina se podrán ver alteradas por un paquete de medidas fiscales que el Gobierno central ya tiene aprobadas y comunicadas. Estas normativas implican diversas subidas de precio. La primera de ellas hace referencia al Fondo Nacional de Sostenibilidad del sistema eléctrico que aumentaría siete céntimos el litro de tanto diésel como gasolina. 

La siguiente medida refiere a la equiparación del impuesto de gasoil y gasolina que implicaría un aumento gradual sólo en el gasóleo de 10 céntimos.

Por último, para el próximo año 2023, se espera la incorporación de la mezcla bíos, que supondrá una subida de entre 1 y 3 céntimos, está mezcla, que actualmente se encuentra en el 10%, se elevará con esta subida de precio hasta un 10,5%, que haría más ecológico y menos contaminante este carburante.

Si bien, estas cargas fiscales podrían aumentar entre 16 y 18 céntimos el litro en gasoil y entre 8 y 10 en gasolina, ya se veía difícil poder volver a los precios prepandemia. 

«Hablamos de que se mire como se mire difícilmente volveremos a los precios de antes cuando oscilaban entre 1’4 o 1’5 ya que, si por una parte conseguimos una estabilidad de los mercados internacionales damos por hecho que la carga fiscal de Madrid se acabará aplicando» asegura Matas.

El análisis, realizado por parte de PIMEM y Fuel Marketing, ha proporcionado las causas de la subida de los carburantes. Una de ellas es el incremento del ritmo de trabajo de las refinerías que están hoy en día al 98% de su capacidad a la hora de tratar el crudo. Otro aspecto que han señalado tanto Matas como Berenguer es que la guerra ha traído consigo una subida del precio del barril de Brent. A lo que se le añade el último motivo: el cierre de la importación rusa, que ha obligado a Europa a abastecerse por medio de Estados Unidos y la India, que a su vez recibe importaciones rusas en su territorio.