El primer año de pandemia redujo un 45% la facturación del tejido empresarial de Baleares, de acuerdo datos contables disponibles a nivel agregado.

Según ha informado Fundación Impulsa en nota de prensa, a día de hoy, de acuerdo con los datos contables disponibles a nivel agregado, es posible aproximar el decalaje que asumieron los principales ratios económico-financieros del tejido empresarial de Baleares en 2020.

Así, de entrada, apunta a que la paralización de la actividad a lo largo de los últimos nueve meses del ejercicio provocó una reducción de la cifra de negocios de las empresas del sector privado no agrario del 45% respecto de 2019. Un descenso que, añade, gana intensidad con el tamaño de las unidades, de manera que la caída oscila entre el 25,1% de la microempresa y el 54% de la gran empresa.

Sectorialmente, la caída se da en todas las esferas productivas, entre las que destacan los servicios de alojamiento y restauración (-74,3%), las actividades administrativas, que incluyen las agencias de viajes (-66,6%), el transporte y almacenamiento (-38,7%), el comercio (-26,2%), así como la industria manufacturera (-19,2%) y la construcción (-11,5%).

Así mismo, los márgenes empresariales se hundieron en terreno negativo (-5% frente al 8,3%, 2019) y la rotación del activo, frente a la nula o escasa actividad, experimentó un notable descenso (0,41 frente al 0,73, 2019), también progresivo con el tamaño de las unidades. Con estos mimbres es lógico que la capitalización de la actividad arrojara una ratio de rentabilidad económica negativa (-2% frente al 6,1% de 2019), que se agranda en términos de rentabilidad financiera y trastoca el retorno de la inversión (-6,4% frente al 11% de 2019).

Con todo, la Fundación Impulsa señala que el tejido empresarial afrontó este desafío desde una posición económico-financiera de partida favorable para contener el riesgo financiero a corto plazo y asegurar su viabilidad.

Desde esta perspectiva, el endeudamiento para hacer frente a esta situación no tendió al alza en exceso, pues se descubre una ratio situada en 2,19 euros exigibles frente a terceros por cada euro disponible de fondos propios, una relación que empuja mínimamente la que se anotaba en el último ejercicio de normalidad (2,07) en un contexto en el que el coste financiero medio se ha mantenido en niveles moderados (1,6% frente al 1,5% de 2019) e, incluso, más asequibles a los del trienio 2015-2017.

La progresión relativamente contenida de la adquisición de nuevas financieras está, para Fundación Impulsa, ligada al recorte de los gastos de capital, propio de una respuesta "ágil" y "efectiva" para preservar el estado de caja. De hecho, la tasa de inversión se situó para el conjunto del tejido no agrario en el 7,5% del inmovilizado contabilizado, un porcentaje que rebaja el del ejercicio anterior (9,9%) y que se sitúa en el nivel más bajo del último quinquenio (10,5%, 2016-2019).

En este escenario, la Fundación señala que la gestión de gastos de capital ha de trascender, dos años después, de ser recortados a ser reexaminados en aras a forjar estrategias empresariales que avanzan de la gestión del riesgo a la construcción de resiliencia frente a nuevos episodios disruptivos.

Se trata, según el director técnico de la Fundación, Antoni Riera, de "forjar una resiliencia operativa, tecnológica, reputacional y, por supuesto, financiera que descansa, entre otras muchas cuestiones, en la definición de un porfolio de inversiones orientadas a incrementar los resultados a largo plazo".

Para ello, añade, "las empresas de las islas encuentran en la apertura de vías de progreso altamente recomendables para impulsar la competitividad global del archipiélago, como son la digitalización y la economía circular, nuevas ventanas de oportunidad para plantear nuevas visiones y estrategias de futuro".

Postpandemia y tejido empresarial balear

Una cuarentena de directivos y colaboradores de las empresas que forman parte del Patronato de Impulsa Baleares han participado del desayuno empresarial, que ha tenido lugar este martes en las nuevas instalaciones del hotel HM Blanc.

En el transcurso del encuentro ha quedado patente que, tal como resume Riera, "el tejido empresarial de Baleares afronta un nuevo escenario en el que su resiliencia rebasa el mantenimiento de los márgenes operativos y se centra en la explotación de nuevas fuentes de valor añadido".

Según las cifras censales, el primer ejercicio de pandemia se saldó con un total de 98.120 empresas en activo, una cifra que recorta un 1,9% la del ejercicio anterior --que había rebasado por primera vez el umbral de las cien mil-- y que asume un impacto negativo superior a la media española (-1,1%). Traspasado el ecuador de 2022, los últimos datos disponibles de centros de cotización en alta a la Seguridad Social señalan que los registros del segundo trimestre siguen siendo un 5% inferiores a los de 2019, un porcentaje que, en todo caso, lima casi a una tercera parte la brecha que se encajaba hace justo un año (-13,5%).