La Comisión balear de Medio Ambiente dio ayer luz verde al nuevo Plan Hidrológico del archipiélago. El proyecto todavía tiene que pasar por el Consejo Balear del Agua la semana que viene, el Consell de Govern y finalmente el Consejo de Ministros en Madrid para ser aprobado definitivamente.

Se trata del tercer ciclo del Plan Hidrológico, que sustituye al actual plan —se tienen que revisar de forma ordinaria cada seis años— y, en caso de ser aprobado, estará vigente desde este año hasta 2027. Cada comunidad autónoma dispone de su propio plan, además del que ya existe a nivel estatal. Es el principal instrumento de las regiones para planificar los recursos hidrológicos del territorio.

En concreto, el nuevo plan balear apuesta por el uso y reutilización de aguas regeneradas como prioridad principal. Contempla objetivos centrados en la adecuación de la gestión de la demanda, la mitigación de los efectos de inundaciones y sequías y la conservación de la biodiversidad en los humedales.

Según el Govern, la propuesta está marcada por la emergencia climática y sus consecuencias en los recursos hídricos. Sin embargo, la entidad ecologista GOB asegura que el documento «todavía no incorpora la mirada intergeneracional que debería garantizar la futura disponibilidad de los recursos hídricos, con cantidad y calidad suficientes para asegurar la supervivencia en un contexto de crisis climática».

Para los ecologistas, las prioridades tienen que «cambiar radicalmente», aunque no se muestre en el proyecto. Según indican, lo más importante es reducir la presión sobre los recursos hídricos existentes y disminuir el consumo. También, alegan desde el GOB, habría que limitar o prohibir determinados usos y extracciones, y en este sentido, garantizar el control de estas limitaciones.

Por último, la entidad considera prioritaria la «regeneración intensa» de las masas de agua, pero también la planificación de previsibles escenarios de estrés hídrico y fenómenos adversos que afectan a la disponibilidad de este preciado recurso.