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El obispo se negó a visitar Sant Jeroni si no iba acompañado

La madre federal de la congregación acusa al prelado de no llegar a un acuerdo y de preocuparse únicamente por que le entreguen las llaves del convento de Palma

Sor Natividad llamó por teléfono el sábado a Taltavull para ofrecerle la visita al convento. | B.RAMON

La sentencia judicial sobre la propiedad del convento de Sant Jeroni no solo no ha resuelto el conflicto entre las monjas y el Obispado, sino que todavía ha distanciado más las posturas que ambas partes defienden sobre esta polémica. 

El pasado sábado, la monja federal de la congregación de las Jerónimas, Natividad Sanz, llamó por teléfono al obispo Sebastià Taltavull, tras la rueda de prensa donde ella misma comentó el reciente fallo judicial que les otorga la propiedad del recinto. Buscaba un acercamiento, que una vez más no consiguió. Según detalló ayer la religiosa, el prelado se mostró sorprendido. La conversación versó sobre el litigio. Ella quería saber si el anunciado recurso era decisión suya. Pese a las diferencias, en numerosas ocasiones había ofrecido a Taltavull la posibilidad de visitar con ella a solas el convento. Este oferta, según la monja, fue rechazada siempre por el obispo, que le decía que solo iría si lo hacía acompañado de sus colaboradores. «Ha permitido entrar a todo el mundo en el convento menos al obispo», le reprochó en enero de 2018 Taltavull a la religiosa, que rechazó sus exigencias por la experiencia de encuentros previos con el entorno del prelado, el mismo de su predecesor. «Con esos colaboradores no va a llevar buen camino, mire adónde han llevado a Salinas», le apuntó sor Natividad.

Según explicó la religiosa, en los últimos años el Obispado se ha mostrado muy obsesionado por conseguir que las monjas entreguen las llaves, bajo la excusa de que la Justicia avaló que la Iglesia podía registrar a su nombre esta propiedad. Las religiosas siempre se han opuesto a dicha entrega, porque consideran que la propiedad es suya y el conflicto todavía no se había resuelto en los tribunales. Una de las maniobras por conseguir las llaves que recuerda la monja fue una llamada de un individuo, que se las pidió para solucionar una gotera que nacía en una iglesia del Obispado y que perjudicaba al convento. La religiosa no quiso entregárselas, pese a que fue amenazada con ser denunciada, y de inmediato, ordenó su reparación.

La disputa entre las Jerónimas y el Obispado de Mallorca se inició en la época de Javier Salinas, pero ha continuado ahora en la etapa de Taltavull. Sor Natividad explicó que durante este tiempo ha mantenido varias reuniones con el obispo actual, que, como ella, heredó este litigio. Pensaba que era posible llegar a un acuerdo y superar una tensión que ninguno de los dos había propiciado, pero no solo no ha sido posible, sino que el dolor ha ido creciendo. La reunión más desagradable que recuerda se celebró en el convento de Inca y el clima fue muy tenso, según detalló ayer la religiosa. También recuerda sor Natividad un encuentro previo que tuvo en Roma con el entonces obispo, Javier Salinas. Según ella, el prelado se comprometió a reconocer a la congregación la propiedad del convento, pero que después no cumplió su promesa. «Salinas nos dijo que el edificio ya estaba inmatriculado y que ya no podía hacer nada», rememoró sor Natividad

La religiosa admitió que en aquellos años hubo movimientos para vender el convento por parte de una predecesora y del Obispado. Sin embargo, en estos momentos el proyecto de venta está más que descartado. La monja federal reconoce la dificultad de dar continuidad a la vida religiosa tanto por su orden como por otras por la falta de vocaciones, pero sigue trabajando en esta idea, que podría combinarse con otros usos compatibles de carácter sociocultural. La religiosa insistió en el pesar que le supone mantener en el tiempo este conflicto entre instituciones religiosas.

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