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Mallorca Sense Fam critica a Cort por cerrar sus oficinas durante el confinamiento

La entidad asegura que ninguna de las instituciones de ayuda social que entrega alimentos en la isla cerró en los meses de cuarentena

Ponentes y colaboradores de los estudios realizados por la UIB en la rueda de prensa. Marina Torres

«Nadie se hizo cargo, en ese momento, de la situación de las personas necesitadas de la manera en la que había que hacerlo» criticó ayer Joan Martorell, representante y voluntario de Mallorca Sense Fam, en una rueda de prensa en la que se presentaron diversos estudios de la UIB sobre el impacto social de la covid.

Debido al cierre de las oficinas de servicios sociales del ayuntamiento, las cuales «tienen mucha gente a su cargo», las entidades de ayuda social de entrega de alimentos tuvieron que incluir a todas las personas mayores de los registros para poder entregarles alimentos a domicilio, aseguró Martorell. El representante destacó que el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) fue la «única entidad que se movió», ofreciendo a la ciudadanía un teléfono de urgencias. 

Por otra parte, la doctora Fernanda Caro, presentadora de uno de los estudios, aseguró que las instituciones baleares se «portaron muy bien» y «que hubo un despliegue importante» durante los meses de confinamiento y pandemia. A lo que Martorell interfirió destacando que, de estas instituciones, hay que «dejar a parte» el ayuntamiento de Palma.

El estudio Seguretat alimentària en població vulnerable demandant d’ajuda alimentària durant la pandèmia de la COVID-19, con el que colaboró Mallorca Sense Fam y Justícia Alimentària, demostró ayer, mediante más de 400 cuestionarios realizados a lo largo de 2021, que una quinta parte de estas personas son mallorquinas y que más del 70% de las que recogen comidas son mujeres, en su mayoría sudamericanas. La mayoría se dedicaba al cuidado y la limpieza, y una quinta parte de ellas poseen incluso estudios superiores. “Existe un problema de inseguridad alimentaria, ya que además de no tener acceso a la alimentación, más del 50% nos informaba de que no podían diversificar su alimentación” aseguró Pilar Soler, representante de la investigación. Más del 60% de las personas que van en busca de alimentos presentan problemas de sobrepeso y obesidad. Además, las cantidades de frutas, verduras y pescado que estas personas pueden consumir son “mucho más bajas” que las cantidades de carne y procesados que ingieren.

Este proyecto presentó la elaboración de unos talleres sobre educación nutritiva para la mejora de la salud y para proporcionar una mayor cantidad de recetas sanas que podían preparar con los alimentos ofrecidos.

Por otra parte, unas 39 toneladas de alimentos es lo que ha recibido, en lo que llevamos de año, el comedor social de Mallorca Sense Fam. En los años prepandemia, esta entidad recibía aproximadamente 140 toneladas de comida al año, gracias al Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) y el Fondo de Ayuda Europea para las personas más desfavorecidas (FEAD).

Además, de las 80 familias que recibían cada semana antes de la pandemia, se ha elevado hasta las 200 o 250 por semana. Casi 1.000 al mes.

La UIB colabora con Es Refugi para dar voz a los residentes de las casas de acogida

El estudio Intervención local para el fomento del reconocimiento de potencialidades y fortalezas a partir de la vivencia crítica de la COVID-19 en personas sin hogar en Mallorca, presentado por la doctora Ana Cañas, del área de Trabajo Social y Servicios Sociales de la UIB, fomentó las posibilidades y potencias de los residentes de Es Refugi.

A través de doce sesiones que se realizaron dos veces por semana durante dos meses del 2020, la investigación buscó mostrar posibilidades de mejora de vida que los entrevistados podían conseguir.

Las personas con las que se realizó este estudio fueron 24 hombres, mayores de 18 años, que se encontraban sin residencia. Durante las sesiones de una hora y media, se calculó que la media de edad de estos hombres oscilaba entre los 22 y 70 años, todos ellos de países comunitarios o extracomunitarios, como Sudamérica, el norte de África, Europa del Este y, también, de Mallorca y de la Península. 

El módelo teórico que fomentó la intervención fue el de la terapia narrativa, de las prácticas narrativas colectivas y desde las artes expresivas.

El estudio consiguió que un «80% de estas 24 plazas» se encuentren realizando trabajos, según aseguró ayer Cristina Martí Rivera, trabajadora social de la entidad. Además, un «90% de los entrevistados» manifestó su satisfacción con la propuesta realizada.

La Covid agrava la situación de las personas en exclusión social y vulnerabilidad

Las personas sin hogar destacan por su alta incidencia en enfermedades, es una de las conclusiones que introdujo el estudio Personas sin hogar y salud, vulnerabilidad y riesgos durante la pandemia de COVID-19. La investigación destaca como un 53% presenta algún tipo de enfermedad mental, un 50% muestra enfermedades crónicas y el 30,2% tienen enfermedades infecciosas. 

Este estudio demuestra, a través de de las 198 personas que se tomaron como muestra, como las visitas a las urgencias de los centros de salud no son solo más frecuentes sino que, además, los ingresos y el tiempo de estancia es más elevado al de la media. 

El perfil del estudio, que se formó tras la realización de encuestas a lo largo de cinco meses, fue de hombres de mediana edad y nacionalidad española, con un tiempo en la calle de entre tres y cuatro años de media. A pesar de que existe un «pequeño porcentaje» que llevaba en las calles más de diez años, según declaró Miguel Ángel Bedmar, estudiante de doctorado y colaborador del grupo de investigación en Salud Global y DHS. Por otra parte, más del 70% de estas personas no tenía trabajo activo y más del 50% no tenían ingresos. 

Además, según la muestra de la investigación, más de la mitad de las personas entrevistadas habían sido víctimas de agresiones, aunque la mayoría no fueron denunciadas a la policía.

La covid afecta a la salud mental de los usuarios y profesionales de Deixalles

Las personas usuarias de la Fundació Deixalles, mostraron síntomas de soledad, aislamiento y un distanciamiento de las redes sociales debido a los efectos de la covid. Por otra parte, los profesionales de esta fundación también presentaron un desgaste emocional, estrés y ansiedad, además de un nivel de frustración por no poder atender a todo el mundo, según muestra el estudio Impacte de la COVID-19 en els intineraris d’inserció sociolaboral dirigits a col·lectius vulnerables: una proposta adaptada a un nou escenari, presentado por la doctora Fernanda Caro Blanco.  

La investigación detectó que los programas de inserción sociolaboral mejoraban los derechos y el bienestar económico, y físico, de los usuarios y como, a mayor edad de la persona, menor calidad de vida presentaba.

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