Las monjas de las Jerónimas se han comprometido a que no van a vender en un futuro próximo el monasterio de Santa Isabel, en Palma, después de que esta semana una jueza haya reconocido que este convento de clausura es propiedad de esta congregación.

Sor Natividad Sans, que es la priora del monasterio de Palma, designada por la Santa Sede, ha comparecido esta mañana por primera vez ante los medios, acompañada por la abogada que les representa, Pilar Rosselló, por el religioso Enrique Trigueros, que es el padre asistente a la congregación elegido por el Vaticano, y por el técnico Pere Terrassa, que se encarga del mantenimiento del templo. Una aparición pública de la religiosa en la que ha querido mostrar su satisfacción, y a la vez pesar, por la victoria judicial de un pleito que ha enfrentado a una congregación religiosa con el Obispado.

Los dos religiosos han querido dejar muy claro que, una vez reconocida la propiedad del templo a la congregación religiosa, este edificio histórico de Palma continuará en manos de las monjas de las Jerónimas, afirmando además que “jamás” ha existido la intención de vender el convento para convertirlo en un hotel de lujo. Es más, el monje Enrique Trigueros insinuó que quien quería sacar provecho económico de este templo religioso fue “el obispo Javier Salinas”, con quien iniciaron el primer enfrentamiento sobre la propiedad de este convento, que después ha continuado con su sucesor Sebastián Taltavull. Con este anuncio expresado esta mañana contradice la intención, reconocida en el año 2015 por la propia congregación, que aseguró que la intención era convertir el edificio religioso en un hotel.

La monja también explicó que la congregación no se opondría a que, debido a que en estos momentos no hay ninguna religiosa de clausura viviendo este convento de las Jerónimas, que en un futuro el edificio fuera ocupado por otra congregación. Esta es la propuesta que hace unos días, después de conocerse la decisión judicial, volvió a reiterar el obispo de Mallorca en un comunicado oficial. “El obispado lleva cuatro años diciendo que traerán a una congregación de monjas a este convento pero de momento no ha hecho ninguna oferta”, aclaró el monje Trigueros. “Nuestra voluntad y deseo es que el convento se siga dedicando a la vida contemplativa”, aunque el edificio lo emplee otras congregación que no sean las Jerónimas, que han residido en este monasterio desde finales del siglo XV hasta hace apenas unos años, que tuvieron que marcharse porque las religiosas eran muy mayores. La religiosa reconoció que es complicado que las monjas Jerónimas puedan volver a este convento de Palma, debido a la falta de vocación que existe en España. Sin embargo, adelantó que el obispo de Córdoba les hizo llegar una oferta, para trasladar a unas monjas extranjeras, que pertenecen a la congregación del Verbo Encarnado, que incluso llegaron a visitar el edificio histórico. Sin embargo, aclaró sor Natividad que esta congregación todavía no ha contestado a la oferta que le hicieron, desconociendo si en un futuro la aceptarán. Esta congregación extranjera también está compuesta por monjas de clausura. “Nuestra prioridad es que el convento siga siendo un edificio de vida contemplativa”, señaló la religiosa, si bien también aclaró que todo dueño de una finca tiene el derecho de decidir lo que va a hacer en un futuro con esta propiedad.

La abogada Pilar Rosselló se mostró muy satisfecha con el resultado de la sentencia de primera instancia, anunciando que las monjas también van a defenderse frente a la apelación que ha anunciado el Obispado de Mallorca.

La jurista detalló que ha sido un proceso judicial largo y complicado, pero que han podido demostrar documentalmente que el edificio de Santa Isabel siempre fue el convento donde han residido las monjas y recordó que fue un regalo que recibieron en el siglo XV. La letrado mostró los documentos firmados por el obispo Campins que reconocía que el convento era históricamente de las monjas, por lo que no entendía que el Obispado pretendiera hacerse con la propiedad, a través de una anotación en el Registro de la Propiedad.