Al menos 40 trabajadores penitenciarios se han manifestado hoy ante la Delegación de Gobierno de Palma por las graves agresiones sufridas en las últimas semanas por parte de los reclusos. Los sindicatos de ACAIP-UGT y CSIF mantienen una confrontación con la administración penitenciaria desde septiembre del año pasado.

Los representantes de ambas organizaciones se han reunido con la delegada del Gobierno, Aina Calvo, para entregarle un escrito en el que se expone la problemática diaria de los funcionarios de las prisiones, además de reclamar que se resuelva la negociación con la gerencia penitenciaria para que se puedan atender las reivindicaciones de estos profesionales.

El delegado de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) de prisiones, Iván Flores, explicó que el problema es «la falta de medios, principalmente la falta de personal», ya que «estamos muy poco formados». Tan solo se da una enseñanza teórica de un mes que puede complementarse con cursos, pero tampoco aportan una instrucción práctica, explican los manifestantes.

El funcionario de CSIF especificó que «no estamos formados para tratar con gente con problemas psiquiátricos» y apuntó que «en temas de contención física, la formación la tienen que dar los propios centros». Una vez al año se les proporciona un curso de 20 horas, pero el delegado manifiesta que «debería ser una formación mucho más continua».

Parte de la plantilla «es gente recién salida de la formación que tiene que meterse en módulos conflictivos», aseguró Flores, lo que hace que se generen agresiones graves que llevan a trabajadores al hospital.

Falta de personal

En la prisión de Palma actualmente se cuenta con 250 interinos para 1.100 internos. Se reparten en turnos de ocho guardias en las que trabajan 30 funcionarios. Este problema se da en las prisiones de otras comunidades autónomas, pero en el caso de la capital balear, el delegado expuso que «de una RPT de nueve médicos, tan solo cuentan con dos», una situación que «genera mucho nerviosismo entre los internos, muchos de ellos con problemas psiquiátricos». A la hora de contener las agresiones, los trabajadores penitenciarios se ven con dificultades, ya que «los internos pueden llegar a ser muy violentos», señaló Flores.

Los funcionarios de prisiones siempre han sufrido ataques, que en cierta manera podían controlar, pero en las últimas semanas se han incrementado. Los sindicatos penitenciarios, manifiesta el delegado, quieren «dar un toque de atención a la Dirección General para que ponga medios».