«Tenemos pocos datos porque el pasado mes de abril se decidió informar tan solo de los casos de los mayores de 60 años, pero estas pocas cifras nos están indicando que el número de contagios está subiendo. Y cada día mueren entre cuarenta y cincuenta personas en todo el país, por lo que en mi opinión no se deberían bajar más las medidas de precaución de lo que las hemos bajado ya», estimaba ayer el mallorquín Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y especialista en Medicina Preventiva, al ser requerido sobre qué opinaba sobre el levantamiento de la obligación de realizar PCR a toda persona que ingrese en un hospital que acaba de adoptar el Servei de Salut.
El experto lamentaba la celeridad con la que se está llevando a cabo esta «desescalada» de las precauciones y medidas de seguridad frente a un virus aún pandémico que «sigue aquí», recordó lamentando la retirada de las mascarillas en espacios interiores que se adoptó antes de las fiestas de la pasada Semana Santa.
«No es el momento adecuado cuando se está produciendo un incremento de los contagios por las variantes nuevas de la ómicron», recriminaba la nueva estrategia asistencial del IB-Salut.
«Habría que plantearse hacer cosas ligadas a fomentar la vacunación y a proteger sobre todo a las personas más vulnerables», instó a los responsables sanitarios recordando que hay muchas personas que no se han puesto la tercera dosis y que habría que plantearse iniciar la dosificación de la cuarta en el próximo otoño. «E incluso antes, desde ya, con los mayores de 80 años, personas trasplantadas e inmunodeprimidas y enfermos crónicos», apuntó.
Por eso, sin la obligación de llevar mascarillas en espacios interiores y con la mayor interacción social que se produce en los meses de verano, el experto concluyó que «la clave en estos momentos es la responsabilidad personal» para, a título individual, mantener unas medidas básicas de autoprotección frente al virus que la sociedad conoce bien.
Cuidado en Sant Joan
Por todo ello, el experto instó a adoptar tres acciones puntuales: ser especialmente cuidadosos tanto en los espacios interiores como en las aglomeraciones que se producen en las fiestas de Sant Joan; a cuidar a los profesionales sanitarios, colectivo mermado por las vacaciones veraniegas y la falta de reemplazos que también está sufriendo un elevado número de contagios, y a reforzar la puesta de la tercera dosis en todas las franjas etarias que van rezagadas. «También habría que esforzarse por concienciar más a la población de que el virus sigue aquí», concluyó.
