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Un pescador de Sóller coge más de mil kilos de serviolas con una red tradicional

No habría cometido ninguna irregularidad ya que vendió las capturas en lonja a un precio que en esta especie oscila entre los 13 y los 17 euros

Un pescador de Sóller coge más de mil kilos de serviolas y el vídeo se vuelve viral

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Un pescador de Sóller coge más de mil kilos de serviolas y el vídeo se vuelve viral I. Olaizola

Un vídeo que acaba de colgar en las redes sociales un pescador de Sóller en el que muestra su regreso a puerto con la cubierta de su embarcación abarrotada de grandes ejemplares de serviolas recién capturadas se ha hecho viral, como no podía ser menos en esta tierra amante del mar, de la pesca y de todo lo que envuelve a esta ancestral actividad. Los comentarios han sido de todo tipo, elogiosos y críticos. Aunque no han faltado los más hirientes que denostaban una actividad que, aseguraban, va a acabar con la vida en el mar balear.

Este vídeo fue contemplado por todos los actores del sector pesquero así como los miles de aficionados que practican esta actividad en cualquiera de sus modalidades. Antoni Grau, jefe de recursos marinos de la dirección general de Pesca, es uno de ellos. «Nos ha llamado mucha gente para preguntar si una captura de esas dimensiones era legal. Sabemos que desembarcó 1.016 kilos de serviolas y nos mantuvimos vigilantes hasta que comprobamos que las comercializó de manera completamente legal, en la lonja del peix de Palma», comienza el responsable de la dirección de Pesca.

Grau aportó algún dato del pescador: que pertenece a la cofradía de Sóller y que esta impresionante captura la consiguió calando unas morunas, unas artes de pesca tradicionales en la isla que se van abandonando poco a poco, en una zona próxima a la Punta de Cala Roja, en el extremo de sa Costera más próximo al Port de Sóller, en el salvaje litoral de la Serra de Tramuntana.

«Las morunas se suelen calar en este época del año, en primavera, entre los meses de mayo y junio, para intentar capturar las serviolas adultas que se acercan en estas fechas a la costa para reproducirse», explica el experto al que también le había llegado el vídeo que se ha hecho viral y que, tras visionarlo con atención, le permitía asegurar que se trataba de ejemplares de serviolas de entre 15 y 20 kilos de peso y que, por su tamaño, debían tener unos diez años de edad.

Grau también explica el funcionamiento del arte pesquero con el que se realizó esta espectacular captura que el experto califica de «completamente inhabitual. Se trata de una red que se amarra a la costa de manera perpendicular al litoral. Las serviolas que lo están recorriendo giran para sortear la malla y se meten en un laberinto de red del que no saben cómo salir. Dan vueltas y vueltas hasta que dan con un agujero que conduce un cajón de unos cinco por cinco metros. El pescador que la ha calado regresa para comprobar si hay capturas, en ocasiones lanzándose al agua con un neopreno. Y si ve que ha capturado especies protegidas o que no tienen valor comercial, solo tiene que abrir el cajón para que recobren la libertad», concluye elogiando la sostenibilidad de estas morunas.

«Una vez en la vida»

También quiere resaltar la bondad de estas artes pesqueras Antoni Garau, secretario general de la Federación de Cofradías de Pescadores de Balears, que confirma que la captura se produjo el pasado día 1 y que el pescado se vendió en lonja al día siguiente. Aunque reacio a hacerlo, señala que esta especie se paga bien, entre 13 y 17 euros el kilo, con la lógica rebaja en el precio por una captura de estas dimensiones que, como Grau, señala que «solo se produce una vez en la vida».

El responsable de la Federación revela que el viernes pasado se reunió con la Guardia Civil para interponer una denuncia por los hirientes comentarios que acompañaron a la difusión del vídeo de los habituales haters, acción que finalmente no llevó a cabo porque el propio pescador le pidió que no lo hiciera.

«Tendríamos que proteger a los adultos»

Josep Alós es investigador del IMEDEA y en estos momentos está realizando un estudio para aclarar las incógnitas que todavía rodean a este especie que, empieza, «se comporta de manera muy similar a la del atún rojo. Se agregan en grandes cardúmenes para reproducirse en primavera, principalmente los días de luna llena que ejerce sobre ellos el efecto de un reloj biológico». Alós, que revela que su investigación se centra en colocar marcadores electrónicos en ejemplares adultos para ver por dónde se mueven en este archipiélago, se cuestiona por qué se protege a los ejemplares inmaduros (verderols) con una veda y se permite pescar a los adultos en plena época reproductora lo que inevitablemente provocará una merma poblacional. 

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