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Los alumnos de Mallorca se preparan para selectividad: "Cuando estamos estudiando, el móvil es el enemigo"

Ocho alumnas y un alumno de los institutos de Llucmajor y Campos y del colegio San Cayetano exponen su rutina para superar las pruebas de acceso a la universidad, que se celebran del 7 al 9 de junio

Así se preparan los alumnos de Baleares para la Selectividad

Así se preparan los alumnos de Baleares para la Selectividad M. Mielniezuk / M. Pedraz

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Así se preparan los alumnos de Baleares para la Selectividad M. Elena Vallés

Hincar los codos, «pero no sólo el último día», practicar algo de ejercicio, organizarse las materias en base a un calendario, hacerse esquemas y emplear colores o poner música con ondas alfa para estudiar. Estos son algunos de los métodos que utilizan los estudiantes de Mallorca que este diario ha encuestado cuando falta poco más de dos semanas para que se celebren las pruebas de bachillerato de acceso a la universidad (PBAU). Algo más de cinco mil alumnos baleares están llamados a pasar por la selectividad del 7 al 9 de junio. En Mallorca, unos 4.000. Las pruebas se concentrarán en distintos espacios: en el campus de la UIB, en el Palau de Congressos, en la Fàbrica Ramis de Inca, en los polideportivos de Manacor y Alcúdia y en el Espai 36 de Sant Llorenç.

Las alumnas Marta Millán, Marta Llobera, Gemma Vallejo y Silvia Mainez del IES Llucmajor, que ya han terminado los exámenes finales, consideran que han tenido que hacer un esfuerzo extra en segundo de bachillerato «porque veníamos de un cuarto de ESO que con la pandemia se convirtió en clases online, donde se facilitaron las cosas, y de un primero de bachillerato semipresencial, por lo que fue menos intenso». «Yo nunca había llorado tanto en mi vida, también porque me han pasado otras cosas a nivel personal, pero ha sido un curso muy duro y exigente», confiesa Gemma Vallejo, que ayer mismo se presentó a las pruebas de admisión a los grados de Educación Infantil y Primaria de la UIB. «Me gustaría ser maestra porque tengo vocación de enseñar tanto conocimientos como valores. Me han marcado algunos profesores y me gustaría hacer lo que ellos han hecho conmigo», relata. Vallejo destaca por su constancia. «A las once me voy a dormir. He conseguido aprovechar mejor las horas que otros años, pues siempre me colapsaba la semana de exámenes», refiere. A esta estudiante le ayuda a concentrarse la música con ondas alfa. «Sigo los consejos por YouTube de Joan López . Estudio 45 minutos seguidos con este tipo de ondas que estimulan la memoria y me funciona bastante», comparte.

Alumnas del IES Llucmajor. MARÍA PEDRAZ

Marta Llobera, en el mismo instituto, desea estudiar Periodismo en Sevilla. Su punto débil son las dificultades para organizarse el estudio. «Acaba cayéndome todo encima el último día. Estoy usando algunas aplicaciones para ordenar mis deberes y los exámenes. También empleo la técnica Pomodoro para incrementar mi productividad y que consiste en concentrarse mucho durante 25 minutos y parar después cinco», detalla. Marta confiesa que le preocupa la selectividad porque sufre de ansiedad. «He estado en el hospital por los nervios a causa de los exámenes, sé que tengo que trabajar esta parte de mí», subraya. Una de sus grandes distracciones es el teléfono móvil, «sería feliz si no existieran las redes sociales».

Su compañera Marta Millán es todo lo contrario. «El estrés me ayuda a espabilar y me da el empujón que necesito para estudiar». Quiere estudiar Filología Hispánica en la UIB e intentar hacer las prácticas en alguna editorial de la península. «Leer siempre me ha encantado al igual que la ortografía, así que me gustaría mucho ser correctora», expone. El método de Millán es también la constancia. «Este curso, cuando empezábamos un temario, me hacía los apuntes y los esquemas al momento, no me ponía el último día. Así ya lo tengo todo preparado para repasar para selectividad», señala. «A mí no me va bien empollar, necesito un esquema, que sea todo muy visual para memorizar. También empleo colores distintos para las materias». Ante las pruebas de junio se muestra calmada. «Además este año seguirán todavía algunas de las normas suavizadas que se impusieron con la covid para la selectividad y según las cuales hay una mayor flexibilidad a la hora de escoger preguntas», cuenta. «Eso te permite centrarte con mayor intensidad en algunos temas y no en tanto temario». Millán reconoce que también usa aplicaciones para crearse flahshcards que le ayudan a memorizar. Las flashcards son tarjetas didácticas donde dejar anotadas ideas clave relacionadas con un tema. «Cuando estudio también me aplico aceites naturales que preparo en casa con mi madre y me ayudan a concentrarme».

Silvia Mainez, también del IES Llucmajor, ya tiene todo el material preparado de cara a la selectividad: apuntes y esquemas. Siente alivio porque ha terminado los exámenes finales y está pendiente de las notas que le comunicarán mañana. «Quiero estudiar Educación Social y después centrarme en el campo de los niños. Me gustaría trabajar en un centro de menores», comenta. «Sé escuchar a la gente y me gusta ayudar», agrega. Reconoce que la presión en el curso ha sido mucha. «Hay muchísimo temario y concentrarlo todo en tan poco tiempo provoca ansiedad y también estamos en un momento de la vida en el que nos pasan otras cosas», comenta. Su compañera Marta Millán asegura que ahora mismo, «a nuestra edad, las preocupaciones se concentran en los estudios, la vida social y las cuestiones amorosas. Pero también tenemos problemas familiares que pueden llegar a afectarnos mucho durante el curso y los exámenes», asegura. A pesar de la incertidumbre que rodea sus futuros, estas jóvenes en general lo encaran con bastante optimismo, aunque muchas de ellas se sienten frágiles e inestables.

Esta semana en los pasillos del IES Damià Huguet de Campos aún se percibían los nervios de los estudiantes de segundo de bachillerato. Caterina Orell cursa el científico porque quiere ser arquitecta. «Mi tío lo es y siempre me ha gustado ver cómo se transforma el entorno de los lugares. Soy consciente además de que ya no se puede crecer más urbanísticamente y me interesa mucho ver cómo se adapta la arquitectura a esta circunstancia», explica. «Además, me preocupa mucho el cambio climático, por eso creo que debemos hablar siempre a partir de términos como la sostenibilidad, sobre todo en esta isla», apunta. «Me gusta organizarme bien a la hora de estudiar, pero mi problema es que me cuesta arrancar», dice. Quiere entrar en la Politècnica de Barcelona, pero la nota de corte está en torno al 9. «Mi media está entre un 6 y un 7, pero no lo veo tan imposible. También está la opción de repetir selectividad para subir la nota», explica. También tiene miedo a contagiarse de covid estas semanas de estudio o los días de la prueba. «Voy a evitar los lugares con aglomeraciones y tampoco voy a salir de fiesta», comenta.

Marina Lecic y Caterina Orell. MARÍA PEDRAZ

Su amiga Marina Lecic (también en el instituto de Campos) cursa bachillerato humanístico. Quiere estudiar Antropología Social y Cultural en Barcelona. «Me apasiona la diversidad cultural. Tengo sensibilidad por las desigualdades sociales establecidas por cuestiones como la cultura, la religión o el género. Me gustaría saber analizar este tipo de conflictos para saber después cómo intervenir», indica. Para ella, los exámenes finales son también muy importantes para la nota media que permite acceder a la universidad. «Si suspendes un examen y ese suspenso conlleva no aprobar la asignatura, te puede hacer bajar bastante la media. Este año como novedad, si tienes una asignatura suspendida te puedes presentar a la selectividad siempre que tu tutor lo apruebe», subraya. «Yo tengo que repasar bien qué es lo que he llevado peor en los exámenes para priorizar en los próximos días de estudio», comenta. Ante la selectividad, le preocupan bastante las faltas de ortografía. «Hago muchas. A partir de la quinta falta te quitan 0,1 puntos. Y si tienes más de treinta, directamente te restan dos». 

Llucia Palmer y Sergio García, del colegio San Cayetano de Palma. MANU MIELNIEZUK

Llucia Palmer del colegio San Cayetano de Palma cree que encerrarse en casa durante las próximas dos semanas para prepararse selectividad «sólo sirve para agobiarse». «Hay que ser constante durante todo el curso, organizarse, pero es importante compensar y saberse premiar a uno mismo: irse a pasear y relativizar un poco». Ella dedica unas cuatro horas diarias a hincar los codos. «Pero hago paradas y también practico deporte, que ayuda mucho», comenta esta alumna que quiere estudiar Arquitectura en Madrid. «Piden un 11,4, yo tengo de media un 9,4. Lo voy a dar todo, sé que puedo llegar hasta ahí», confiesa. «El apoyo familiar también es muy importante cuando estás estudiando y por supuesto los recursos económicos que puedas tener. Mis madres me apoyan mucho y soy afortunada», confiesa. Palmer es optimista. «Sí, el mundo no va bien, han pasado muchas cosas en estos dos últimos años, pero hay algunos ámbitos en que las cosas marchan bien y no se habla tanto: el feminismo, las energías renovables, la ingeniería, son campos que podemos potenciar porque están llenos de posibilidades», opina. 

Su compañero Sergio García asegura que necesita practicar fútbol para llevar un orden. Le ayuda. «Voy tranquilo a la selectividad, he hecho un buen curso y tengo una buena base», considera. Su fuerte son las matemáticas y los ejercicios prácticos. «Memorizar lo llevo peor». 

La coordinadora de bachillerato de San Cayetano, Laura Ferreras, que pronunció un emotivo discurso en la graduación de los alumnos de segundo, celebrada el pasado viernes en las instalaciones del colegio, recomienda a los estudiantes para la selectividad ser muy claros en la exposición de las ideas, escribir con letra clara, no dejar huecos en blanco, empezar por las preguntas que den más tranquilidad y dejar las más mecánicas para el final, comer y dormir bien, apagar el móvil y analizar el vocabulario que más se usa fijándose bien en la ortografía.

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