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El precio de la vivienda cierra las puertas del mercado inmobiliario a los jóvenes

Solo el 16,2% de los menores de 30 años lograron emanciparse en los primeros seis meses de 2021 en Balears, según el Consejo de Juventud

Los jóvenes tienen que destinar cinco años de su sueldo íntegro para pagar la entrada de una casa. | B.RAMON

La batalla por la vivienda está perdida para los jóvenes de Baleares. Si la dificultad de emanciparse ya era enorme antes de la pandemia por el precio de la vivienda, los estragos de la covid han puesto el colofón final a un problema que se ha enquistado en esta comunidad. El índice de menores de 30 años que logran salir de casa ha descendido casi seis puntos; del 22,1% en 2018 al 16,2% en los seis primeros meses de 2021.

Son cifras del último Observatorio de Emancipación, correspondiente al primer semestre del año pasado, que presentó ayer en Palma el Consejo de la Juventud de España. Del estudio se desprende que comprar o alquilar una vivienda en las islas es prácticamente imposible para una persona joven, por lo que se ven abocados a compartir aunque no lo deseen. Con un sueldo medio, tendrían que destinar el 97,8% de sus ingresos para el aquiler y el 82,9% para la compra.

«Es justo que los jóvenes piensen que se está fallando como sociedad», manifestó el secretario de Relaciones Externas del Consell de la Joventut, Jordi Prunés, durante la presentación. El panorama que dibuja el estudio es «preocupante», insistió el responsable, porque lastra el proyecto vital de los menores de 30 años y deja pocas alternativas a los que no disponen de un hogar familiar en las islas.

De hecho, la probabilidad de que un joven continúe con sus estudios después de emanciparse desciende hasta cifras apenas significativas, lo que demuestra, según el Consejo de Juventud, que tienen que dedicar el cien por cien de su actividad al trabajo para mantenerse. Y es que, en concreto, para comprar una vivienda en las islas, tendrían que destinar su salario íntegro durante cinco años para pagar únicamente la entrada, un dato especialmente sangrante para los que viven solos. Igualmente, ni siquiera dos salarios serían suficientes para pagar una hipoteca, puesto que seguirían excediendo el máximo del 30% de gastos destinados a la vivienda que fijan los expertos.

La brecha de género también está presente en el mercado inmobiliario. El descenso de emancipación es mucho más acusado entre las mujeres menores de 30 años, que han pasado de un 26% a un 19% en tres años. Sin embargo, de los 30 a los 34 años de edad, son los hombres los que presentan las cifras de emancipación más bajas.

Lo que deja claro el Observatorio es que cuanto mayor sea el nivel de estudios, más probabilidad hay de lograr salir del hogar familiar, por lo menos en las cifras estatales. Sin embargo, en las islas en particular, la población joven emancipada con estudios superiores ha descendido mucho más (de un 32% en 2018 a un 23% en 2021) que los que tienen estudios inferiores.

El mercado laboral tampoco tiene buenas noticias para el colectivo. Más de la mitad de los jóvenes están sobrecualificados para sus puestos de trabajo en las islas, y cerca del 70% trabaja a tiempo parcial de forma involuntaria, mientras que la media estatal se sitúa en el 55%. Esta última tasa, además, vuelve a ser mucho más alta entre las mujeres, puesto que el 75% de las jóvenes trabajan a jornada completa frente al 90% de los varones.

La radiografía es deprimente. Los bajos salarios, la precariedad, el elevado precio de la vivienda y, por último, la pandemia, han dejado fuera al colectivo joven, que cada vez es más vulnerable y dependiente de la ayuda familiar. El virus de la exclusión residencial se contagia con mucha facilidad entre los jóvenes y, para colmo, se ha convertido en una enfermedad endémica en Baleares.

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