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SANIDAD

Destituyen al jefe de Traumatología de Son Llàtzer por «pérdida de confianza»

Todo apunta a irregularidades en las ‘peonadas’ vespertinas denunciadas por este diario que el Servei de Salut niega

El doctor Rapariz

«El doctor José María Rapariz ha sido destituido por pérdida de confianza». De esta manera tan escueta confirmaba ayer el Servei de Salut la destitución del jefe del servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del hospital de Son Llàtzer. Una «pérdida de confianza» que se le comunicó oficialmente el pasado martes por la tarde pese a que durante la jornada de ayer el traumatólogo realizó la que sería su última intervención quirúrgica en el hospital que asiste a la población del Migjorn de Mallorca.

Aunque todo apunta a que la causa del cese serían irregularidades detectadas en las peonadas (actividad quirúrgica y asistencial realizada en horario vespertino y remunerada como horas extra que tiene como objetivo reducir las listas de espera), tal y como denunció este diario en su edición del pasado sábado, 14 de mayo, fuentes oficiales del Servei de Salut reiteraron que «lo ha cesado la gerencia por falta de confianza. No hay nada más».

Sin embargo, esta falta de concreción unida a la negativa expresa del departamento de prensa del Servei de Salut a facilitar una conversación con Francesc Marí, director gerente del hospital de Son Llàtzer, alimentaron las suspicacias.

Lo que es cierto es que personal sanitario de diferentes categorías profesionales que trabajan en Son Llàtzer se llevaron una sorpresa mayúscula cuando, a primera hora de la mañana de ayer, en la cafetería del hospital, se toparon con todo el equipo médico del servicio de Traumatología en pleno, incluso los facultativos que en estos momentos se encuentran de baja médica.

No menos de diecinueve traumatólogos conforman el servicio del hospital de Migjorn repartidos en las unidades de extremidad superior, la de cadera-rodilla, la de columna y la de pie y tobillo. Esta plantilla se completa con un internista como interconsultor quirúrgico y de cuatro médicos interno residentes en formación.

Habían acudido al hospital, según interpretaron algunas de las fuentes consultadas, para presenciar la consumación de una destitución que, al parecer, ya se habría difundido por todo el centro sanitario. Al parecer, el ya exjefe de servicio suscitaba una unánime animadversión entre todo su equipo de adjuntos y estos habrían acudido al hospital para comprobar en persona la veracidad de los insistentes rumores.

«Me han invitado a irme»

Estas mismas fuentes confirmaron que el doctor Rapariz realizó ayer una intervención quirúrgica y que antes de acometerla habría confesado de manera pública que «he dejado de ser jefe de servicio. Me han invitado a irme».

Este mismo diario contactó ayer tarde con el doctor Rapariz, que declinó pronunciarse sobre los motivos de esta pérdida de confianza que han conducido a su destitución inmediata. Otros adjuntos del servicio se pronunciaron en el mismo sentido, con un mutismo absoluto.

Sin embargo, diferentes fuentes sanitarias consultadas apuntaron a las citadas irregularidades en las peonadas como la principal causa de su fulminante e inesperada destitución.

Una destitución que se ha producido apenas cuatro días después de la citada denuncia de este medio de comunicación sobre presuntas irregularidades denunciadas por los propios pacientes en las peonadas que realiza el hospital de Son Llàtzer para reducir sus listas de espera.

Para redactarla, este medio habló con el subdirector de Atención Hospitalaria y Salud Mental, Francesc Albertí, quien no negó adelantos en las consultas vespertinas a conveniencia de los propios médicos que provocaban que, si los pacientes no podían acudir antes, las perdieran irremisiblemente.

«No pondría la mano en el fuego (porque no se estuvieran produciendo estos hechos)», adujo. Aunque, si se diesen, no dudó en calificarlos de «hechos aislados que se están persiguiendo».

Lo que sí descartó taxativamente que esta actividad extraordinaria, fuera la que fuera (consulta, intervención quirúrgica o prueba diagnóstica), se estuviera cobrando pese a no haberse realizado en realidad.

Entre gerencias y servicios

Y aunque admitió que esta actividad extraordinaria es organizada por la dirección médica y de enfermería de cada hospital en estrecha colaboración con los diferentes servicios médicos, Albertí matizó que «las gerencias hospitalarias son las que tienen que llevar a cabo este control. Y me consta que lo hacen. Si se ha producido algún caso similar (de cobrar peonadas sin hacerlas), será puntual», zanjó la cuestión.

En el momento de redactar esa información, este diario tuvo conocimiento de la repentina suspensión de dos intervenciones de cadera programadas para esa misma tarde, al parecer por diferencias entre el servicio de Traumatología y la gerencia sobre la forma de remunerar esta actividad extraordinaria.

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