Un médico que se pase la tarde en el quirófano para reducir la lista de espera quirúrgica podrá percibir por esta actividad extraordinaria un máximo de 450 euros que en el caso de las enfermeras que le asistan supondría 189 euros, 144 para los técnicos especialistas y 81 para los auxiliares de enfermería, celadores y otras categorías profesionales que participen en el proceso.
Estas son las cantidades que figuran como percepciones máximas por la actividad extraordinaria en una instrucción firmada por el director general del IB-Salut, Juli Fuster, en marzo de 2019.
En dicha instrucción se establecen los porcentajes de los emolumentos que percibirán cada categoría profesional por una actividad extra que, subraya la instrucción, «no se puede iniciar antes de las 15 horas y que en ningún caso puede afectar a pacientes programados en el horario ordinario».
Así, tomando como referencia al facultativo especialista que percibe el 100% de las remuneraciones previstas por consultas, pruebas diagnósticas o intervenciones quirúrgicas, las enfermeras cobrarán un 42% de esa cantidad, un 32% los técnicos especialistas y un 18% las auxiliares de enfermería, celadores y administrativos.
Los procesos quirúrgicos son remunerados en función de su complejidad y duración de la intervención. Estar en el quirófano durante un periodo superior a los 340 minutos para realizar un bypass coronario con cirugía valvular o permanecer en la sala de operaciones durante más de cuatro horas para intervenciones de esa duración reportan las remuneraciones más jugosas: 435 y 310 euros respectivamente.
Asimismo y aunque la instrucción de 2019 así lo contemplaba, no se están realizando peonadas para realizar mamografías atrasadas del programa de detección precoz de cáncer de mama. Un actividad que se remuneraría con 150 euros por cada 20 pacientes y 7,5 más por cada mujer que acudiera al cribado superando las expectativas previas.
