La jueza ha absuelto al exprior de Lluc Gaspar Alemany de abusar sexualmente de un monaguillo en la parroquia de Sant Sebastià, en Palma. La sentencia señala que no hay pruebas de que el religioso manoseara al chico, un joven con discapacidad psíquica, y no descarta que la denuncia fuera para conseguir que el Obispado trasladara a Alemany, como así ocurrió. La magistrada destaca que en el juicio el joven incurrió en diversas contradicciones respecto a sus declaraciones anteriores. La fiscalía reclamaba una condena de un año y tres meses de prisión y el denunciante, que ejercía la acusación particular, pedía dos años y medio de cárcel y 6.000 euros de indemnización.

El fallo da por bueno el relato del religioso sobre lo ocurrido el 7 de julio de 2020 en la iglesia de Sant Sebastià, de la que Alemany era entonces párroco. Según la sentencia, pidió al monaguillo que fuera a la sacristía para recoger un libro y cuando se lo entregó le propuso verse por la tarde. El joven acudió a la cita, en la casa parroquial y se marchó poco después.

La magistrada del juzgado de lo penal número 6 de Palma explica que no hay ninguna evidencia que avale las acusaciones de abusos sexuales del denunciante, que Alemany negó tajantemente en el juicio. El monaguillo aseguraba que cuando fue a buscar el libro a la sacristía la pantalla del ordenador mostraba una página de porno gay. También contó que cuando se encontró con Alemany por la tarde, este le puso las piernas encima y trató de tocarle los genitales, para luego acariciarle las manos, proponerle un masaje y meterle la mano por dentro del pantalón.

La jueza considera que la declaración del joven en el juicio, celebrado a puerta cerrada, en la que ratificó sus acusaciones, no es suficiente prueba de cargo. Por un lado considera que en la vista oral incurrió en importantes contradicciones respecto a las versiones ofrecidas en su denuncia y en su comparecencia posterior en el juzgado de instrucción. Aunque estos relatos eran similares, los detalles variaban de forma notable, según el criterio de la jueza.

Respecto a la credibilidad del monaguillo, que tiene una discapacidad reconocida del 33 por ciento inteligencia límite, existen dos informes contrapuestos. Uno, emitido por una psicóloga de la conselleria d’Afers Socials, consideró que su relato era «compatible con la evocación de una experiencia vivida». Otro, de una doctora en Psicología criticaba la metodología utilizada por la otra experta y aseguraba que su dictamen «no es riguroso ni objetivo». 

Finalmente, la sentencia desliza que la denuncia pudo ser una treta para conseguir que Alemany abandonara la parroquia de Sant Sebastià. La jueza expone que, como contaron algunos testigos en la vista oral, el monaguillo había explicado que prefería que el religioso se marchara de esa iglesia. El denunciante tenía muy buena relación con el anterior encargado del templo, que le ayudaba económicamente y lo llevaba en sus viajes al santuario de Lourdes. El propio Alemany señaló que decidió citarse con el joven porque él llevaba poco tiempo al frente de Sant Sebastià y lo notaba frío y distante.

Ánimo espurio

Con estas evidencias, la magistrada deja caer que las acusaciones contra Alemany fueran fruto de la animadversión del monaguillo hacia él. «Si bien no se puede aseverar de forma concluyente la existencia de cierto ánimo espurio tampoco se puede descartar a la vista de los hechos y circunstancias», concluye la sentencia para absolver al sacerdote del delito de abusos sexuales que le imputaban. El fallo no es firme y puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial.

Gaspar Alemany, nacido en el Secar de la Real hace 67 años, es una persona muy conocida en l Iglesia mallorquina. Religioso de la congregación de los Sagrados Corazones -conocidos como coritos- fue nombrado en septiembre de 1993 prior del santuario de Lluc, cargo que desempeñó hasta enero de 2001. A raíz de la denuncia por abusos, el Obispado lo apartó de sus funciones.