Al acusado de matar a su mujer en un piso de la barriada palmesana de Son Cotoner, propinándole una fuerte patada en la cabeza, se le está complicando cada vez más su futuro. Los testigos que declararon ayer en la segunda sesión del juicio desmontaron su coartada, que consistió en asegurar que él no había sido el causante de la muerte de la víctima, una mujer sueca de 52 años, llamada Llillemor Chistina Sundbers, que murió ocho días después de ser agredida. El acusado, José Ignacio B.B., de 56 años, no esperaba que su mujer relatara a la Policía que le había pateado la cabeza, poco antes de que ella perdiera la conciencia y mientras aguardaba la llegada de la ambulancia. Permanecía inmóvil sobre el suelo de la cocina, con la cabeza ensangrentada. «Nos dijo que su marido le había propinado una patada en la cabeza», señaló uno de los policías al recordar las palabras de la víctima.

Mientras la mujer permanecía inmóvil en el suelo, su esposo se sentó en el rellano de la escalera. Llevaba una bolsa con objetos en la mano y estaba esperando que le entregaran otras pertenencias. Los primeros policías en llegar recordaron que estaba muy tranquilo. Tuvieron una breve conversación con el acusado. «Nos reconoció que había tenido una discusión con su esposa». Estas palabras las dijo antes de que los policías se toparan con la mujer tendida en el suelo y que el dueño del piso les explicara cómo se habían desarrollado los hechos.

Para dejar testimonio gráfico de lo que había ocurrido uno de los policías tomó fotografías de la víctima tumbada en el suelo, una prueba que está siendo utilizada por el fiscal Jaime Guasp para mantener la acusación de asesinato.

Tampoco benefician al acusado la declaración de las dos médicos forenses que intervinieron a petición del juzgado. La primera se encargó de valorar el estado mental de José Ignacio B.B. antes de declarar ante la juez. La médico apreció pequeñas lesiones en el codo y en la ceja del acusado, pero no las pudo relacionar con la discusión con su esposa. A nivel mental no apreció ninguna alteración. Tampoco le afectaba su condición de antiguo toxicómano, debido a que el propio detenido negó que la noche anterior hubiera consumido drogas.

La autopsia fue contundente y confirmó que la causa de la muerte fue un traumatismo craneal, que le provocó una hemorragia cerebral. La doctora detalló la intensidad y fuerza de la patada que sufrió la mujer en la cabeza, que fue la causante de la muerte.

A preguntas de la acusación, la facultativa explicó que era normal que la mujer, a pesar de su gravedad, no perdiera inmediatamente el conocimiento. Sin embargo, a medida que fueron pasando las horas y cuando ya estaba atendida por los médicos en el hospital, fue perdiendo el conocimiento, que ya no llegó a recobrar. Llillemor fue operada en el hospital, pero la lesión craneal era tan grave, debido a la intensa patada que sufrió en la cabeza, que tenía muy pocas posibilidades de recuperarse

El testigo que presenció el desarrollo de la patada también habló con la Policía. Explicó a los agentes que la disputa se inició porque la mujer le recriminó a su marido, cuando por la mañana regresó al domicilio, que se hubiera apoderado de su teléfono móvil y de 50 euros. Este testigo ya desmintió el lunes la coartada del acusado, desmintiendo que fue la mujer quien primero golpeó a su esposo. El juicio está previsto que concluya hoy y que mañana comience la deliberación.