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En contra

«Con los móviles, es una quimera pensar que no nos vigilan»

José María Asencio Gallego (Alicante, 1988) fue juez a los 24 años, es doctor en Derecho por Salamanca, fue portavoz de Jueces para la Democracia en Cataluña, en la actualidad es jefe de relaciones internacionales de la Escuela Judicial, toca la guitarra y el piano. También ha escrito la novela ‘En busca de la irrealidad’.

José María Asencio Gallego

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿El novelista también juzga a los demás?».

El novelista es objetivo y nunca debe juzgar a sus personajes. En cambio, el juez está obligado a resolver aplicando la ley, le guste o no le guste.

¿Vale la pena espiarle?

Depende del tiempo libre que tenga el espía. Con los móviles, aceptamos un dispositivo de geolocalización en el bolsillo y publicitamos nuestra vida cotidiana en las redes, por lo que es una quimera pensar que no nos vigilan.

¿Ha condenado a Putin?

Dios me libre. He condenado la agresión a un país soberano, no se puede condenar a nadie sin juicio previo. He encabezado iniciativas de ayuda humanitaria a Ucrania, y formo parte del comité del Consejo General de la Abogacía para recoger evidencias y trasladarlas a la Corte Penal Internacional.

¿Putin será juzgado algún día?

Es bastante difícil, porque Rusia no forma parte de la Corte y no lo va a entregar.

Un juez no puede llamar a la deserción, ni de los soldados rusos.

Lo hice simbólicamente, nunca pediría la deserción de los ucranianos. Al fin y al cabo, he condenado la agresión. Ojalá en la Primera Guerra Mundial se hubiera atendido a Jean Jaurès, que llamaba a la deserción de los obreros y gente humilde de todos los ejércitos. Los soldados rusos debieron seguir ese camino.

Debe ser el primer juez español que cita a Boris Vian.

Jajaja. Seguro que bastantes jueces españoles o italianos lo han leído. Tal vez haya una suerte de desconexión, por lo que soy partidario de acercar la judicatura a la sociedad, con un lenguaje más inteligible que no coloquial.

El juez habita en su torre de marfil.

El artículo tres del Código Civil obliga a juzgar «de acuerdo con la realidad social del momento». Un juez enclaustrado no podrá hacerlo. La justicia ha de resolver problemas y no puede ser ejercida por un autómata.

¿Llegará antes el coche sin conductor o las sentencias por ordenador?

A mi juicio, ninguno de los dos. No me subiría en un coche sin conductor porque me gusta hablar, y estoy contra una justicia deshumanizada en la que se valora el riesgo de fuga mediante algoritmos.

Fue usted juez en Cataluña durante el procés.

Era coordinador de Jueces para la Democracia. Fueron años difíciles, de confusión. Muchos compañeros no sabían si esto iba a estallar, si se declararía la independencia real y no la pantomima que se produjo, en cuyo caso tendrían que abandonar Cataluña con sus familias. Reinó el desasosiego y la situación es mejor ahora, cuando se han dado cuenta de que es imposible.

¿Su ambición se detiene en el Supremo?

No me lo he planteado hasta que me has hecho la pregunta. Es posible que no, pero nunca hago planes a largo plazo, solo a corto y medio.

Remontándose a su tesis doctoral, ¿el silencio del acusado es culpable?

Defiendo el punto de vista garantista. El silencio no puede valorarse como indicio de culpabilidad, hay que ver el resto de pruebas.

Hay sentencias que interpretan el silencio en contra del acusado.

En ese caso se vulnera el derecho al silencio, que solo se puede ejercitar callándose. Si me penalizan, me privan de esa opción.

¿Podría dictar una sentencia escuchando ‘Suzanne’?

Una de las conversaciones de mi novela En busca de la irrealidad debate si es mejor la versión de Leonard Cohen o la de Françoise Hardy. En mi caso siempre escucho clásica, la música barroca es la banda sonora de mi vida.

¿Juan Carlos I pudo cometer delitos pero no es un delincuente?

Según Forrest Gump, «tonto es el que hace tonterías». Si Juan Carlos I los cometió o no es como Putin, habrá que esperar a la condena penal, que nadie puede recibir sin juicio previo. De momento no los ha cometido. Los jueces aplicamos la ley, las televisiones y las tertulias no funcionan igual.

Una investigación de la fiscalía del Supremo atribuye un comportamiento delictivo al Emérito.

Cuántas veces hemos visto una investigación penal de la fiscalía o de un juzgado de instrucción que acaba con sentencia absolutoria. Recuerda a Sandro Rosell, con dos años de cárcel. Cuidado, esto no es la Inquisición.

¿Todo lo hace con pasión?

Siempre, sin duda. La bohemia clásica de mi novela ha de ser verdadera y fiel a la creación, como el amor. Lo otro es pasar por encima.

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