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Armengol: «Hay que huir de la masificación, los residentes tienen derechos»

Navieras y Govern firman el memorándum de entendimiento para equilibrar la llegada de cruceristas hasta 2026, con tres buques diarios

Armengol y Vandeplasseche (TUI & Marella) firmando, detrás Laurent (CLIA Europa) y Negueruela. | MARÍA PEDRAZ

Por fin llegó el día en el que el Govern y las principales navieras escenificaron en Palma la firma del memorándum de entendimiento por el que el puerto de Palma se convierte en el segundo destino del Mediterráneo, tras Dubrovnik, en regular la llegada de cruceros. Se limitan a tres diarios hasta 2026 —excepto durante 18 días de este año— entendiendo como tales los buques de más de 500 camas. Los de rango inferior no se contabilizan en el acuerdo, por lo que seguirán coincidiendo más cruceros atracados, pero solo uno de ellos podrá tener una capacidad superior a 5.000 pasajeros.

En el Palau de Congressos se reunieron representantes de las empresas del sector, entre ellos Marie-Caroline Laurent, directora general de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros en Europa (CLIA) en Europa, y su director en España, Alfredo Serrano, en un acto en el que también participó el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés. La presidenta del Govern, Francina Armengol, tras la firma del documento, celebró que el puerto de Palma se convierte en el primero «de toda España» y el segundo del Mediterráneo, en regular la llegada de cruceristas. «La clave es el equilibrio» y las compañías han entendido que hay que «escalonar y equilibrar».

El acuerdo que se cuestiona por insuficiente desde las filas de los socios del Pacto, Més per Menorca y Unidas Podemos, y por parte de la sociedad balear, con la Plataforma contra els Megacreuers, que reúne a más de treinta entidades sociales —si bien reconoce que es histórico que por primera vez haya regulación en este sector—, tiene tras de sí dos años de negociaciones y cumple con el compromiso adquirido en los Acords de Bellver.

«Aquí lo hemos conseguido», subraya Armengol, frente al debate abierto en otros puertos como el de Barcelona. «El futuro», pasa por la ley turística porque «no queremos crecer» más en plazas y regularizar «las que tenemos», además de que los trabajadores puedan ejercer su empleo «en condiciones de calidad, para lo que hay que «huir de la masificación». Y para que el turismo «tenga futuro también tiene que ser equilibrado con los residentes, que tienen sus derechos».

«Este tipo de políticas a veces son controvertidas, y yo lo asumo —continúa la jefa el Ejecutivo balear—, pero si uno no arriesga nunca consigue los objetivos». En el punto de mira está también el Mediterráneo, «el mar más contaminado del mundo» y «en medio un territorio frágil» como el archipiélago. La líder socialista apostilló su «obsesión», esto es «actuar bien contra el cambio climático y apostar por la descarbonización» del mar que rodea a las islas, para a continuación hacer una concesión a las navieras por hacer el «esfuerzo» de asumir el acuerdo regulador de su actividad.

Antes de que Armengol cerrara la ronda de discursos, abierto por Laurent, la representante europea de la patronal CLIA, fue el turno del secretario de Estado de Turismo, quien se presentó como «un invitado de honor», para a renglón seguido glosar sobre la recuperación turística, la del empleo, que «no ha dejado a nadie atrás», y a diferencia de la crisis financiera del 2008, cuando fueron necesarios seis años para recobrar 42.000 empleos, gobernando el PP, ahora con la recesión de la covid en «menos de dos años» se han recuperado 253.000, repasó el socialista que reemplazó a la mallorquina Bel Oliver tras su cese al frente de la secretaria en el primer verano de la pandemia, en 2020.

Sin «renegar de la riqueza»

Valdés reconoce el paso al frente de las empresas cruceristas al aceptar «reducir» su rentabilidad autorregulándose, el acuerdo «histórico» con el Govern, otro ejemplo de colaboración público-privada en pro de una gestión «inteligente y sostenible» de su actividad.

«Ser la primera plaza» en cruceros «os ha enseñado que en el equilibrio está el éxito», le reconoció Valdés a Armengol, además de que se hayan salvado «las imposibilidades legales» de regular la llegadas de los cruceros con la fórmula del memorándum de entendimiento al carecer la comunidad de competencias al respecto. El objetivo, prosiguió es «convivir» para que disfruten los cruceristas que vienen a Palma, sin que «se saturen sus servicios» ni tampoco que sus ciudadanos «renieguen de la riqueza» que genera el sector.

En su parlamento, Laurent repasó que la industria crucerista supone 500 millones de euros y 4.000 empleos para Baleares. La representante de CLIA dijo que son conscientes de la necesidad de preservar Ciutat, de ahí su compromiso de que las llegadas de cruceros sean «más escalonadas» para que las islas sigan siendo «la joya del Mediterráneo que siempre han sido». El memorándum lo han firmado TUI & Marella Royal Caribbean, Costa Group, MSC CRociere, Virgin Voyages; NCL, Carnival UK, The Ritz-Carlton Yatch Collection y Compagnie Du Ponant, detalló el Govern.

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