La jueza ha absuelto a la médica y el enfermero del hospital de Inca acusados de la muerte de Alpha Pam, el migrante senegalés sin papeles fallecido por una tuberculosis sin tratar en 2013 por una tuberculosis sin tratar, dos semanas después de ser atendido por los acusados en ese centro sanitario. La sentencia concluye que no hay evidencias de que los procesados supieran que el joven había sido derivado desde el centro de salud de Can Picafort para hacerse una radiografía ante la sospecha de que podía sufrir esa enfermedad. La magistrada señala así que no ha quedado acreditado que prestaran a Alpha Pam una atención deficiente y los absuelve del delito de homicidio por imprudencia profesional grave, como solicitaban la fiscalía y los abogados defensores, Llorenç Salvà y José Manuel Domingo. La acusación particular, ejercida por la madre de la víctima, recurrirá la sentencia ante la Audiencia Provincial. 

La magistrada del juzgado de lo penal número 6 de Palma, Joana Arbona, señala al copago sanitario para los migrantes en situación irregular impuesto entonces por el gobierno del PP como uno de los factores que influyeron en la muerte del joven, ya que el hospital de Inca exigía «un compromiso de pago que podía disuadir a los enfermos de acudir a los servicios sanitarios».

La jueza relata en los hechos probados que Alpha Pam acudió el 25 de febrero de 2013 a la unidad básica de salud de Can Picafort porque tenía tos desde hacía un mes. Había estado en contacto con unos niños que tenía tuberculosis y quería hacerse la prueba. En el centro médico le hicieron un test que dio negativo, pero la doctora decidió derivarlo al hospital de Inca para una radiografía, ya que en Can Picafort se había detectado un brote de esa enfermedad y sospechaba que Alpha Pam podía ser el caso primario.

El migrante no acudió al hospital de Inca hasta el 5 de abril. La sentencia destaca que en aquella época los extranjeros en situación administrativa irregular quedaban excluidos del sistema público de salud y no tenían asignado ningún médico de cabecera. Además, en el hospital de Inca se exigía a los migrantes sin papeles que firmaran un compromiso de pago, como hizo Alpha Pam para ser atendido. El migrante entregó el informe de derivación en el mostrador de urgencias y en el sistema informático quedó reflejado que se trataba de un «contacto con tuberculosis».

La jueza considera, sin embargo, que no hay evidencias de que ni el enfermero de triaje ni la médico que atendió después al joven tuvieran acceso a esta información. Tampoco hay pruebas de que Alpha Pam les entregara el informe de derivación ni les informara de que había sido atendido previamente en Can Picafort o podía sufrir tuberculosis. En este sentido, la sentencia cuestiona la declaración en el juicio de un amigo de la víctima que lo acompañó al hospital de Inca y declaró que sí informó al enfermero. Su testimonio, señala el fallo, se contradice con la versión que ofreció al iniciarse el procedimiento.

Diagnóstico razonable

Alpha Pam se marchó del hospital de Inca con un diagnóstico de bronquitis para el que le dieron medicación y le recomendaron acudir al médico de cabecera. Murió 16 días después a consecuencia de la tuberculosis, para la que no había recibido tratamiento. La magistrada, basándose en las declaraciones de varios peritos, considera que el diagnóstico fue razonable y que los dos sanitarios atendieron correctamente al paciente con la información que tenían.

La acusación particular, ejercida por la madre del migrante, recurrirá la sentencia ante la Audiencia Provincial. Las abogadas de la mujer reclaman para el enfermero y la médica sendas condenas de un año de prisión y tres de inhabilitación, así como una indemnización de 90.000 euros.