Las elecciones presidenciales francesas se han vivido durante toda la jornada dominical con gran intensidad también en Mallorca, donde de los 8.000 residentes que viven en la isla, un total de 3.450 estaban inscritos para participar en los comicios que deciden al nuevo presidente de la república bajo la atenta mirada de toda Europa.
En la isla, y como en la primera vuelta, las dos mesas electorales se instalaron en sendas dependencias del nuevo Liceo Francés de la urbanización de sa Taulera, en Palma. Y estuvieron abiertas de ocho de la mañana a ocho de la tarde, con una participación ligeramente superior a la primera vuelta, en la que votó el 30% de los ciudadanos residentes inscritos, detalló Michel Magnier, cónsul de Francia en Palma, que desveló que en la primera vuelta de la presidenciales la mayoría de los votos de residentes franceses en la isla fueron para el actual presidente, Emmanuel Macron, y la segunda opción más votada fue la representada por Jean-Luc Mélenchon, el líder izquierdista de la plataforma Francia Insumisa, los que supuso un cambio sustancial con el resultado electoral en todo el país.
Carla Torres, de 18 años y residente en sa Coma, en el municipio de Sant Llorenç, vivió ayer una jornada muy especial, porque acudió a votar por primera vez en su vida. «Para mí es un momento muy importante, porque voto por primera vez para elegir al presidente de la república y siento que mi opinión es importante y también porque el momento resulta muy decisivo, con fuertes subidas de impuestos en toda Francia y la guerra de Ucrania», justifica.
Sin acumulaciones, los franceces residentes en la isla van llegando al Liceo Francés poco a poco, pero sin pausas. En el vestíbulo de la nueva sede del colegio hay dos carteles de los candidatos en contienda, Emmanuel Macron y Marine LevPen. Y el mismo director del colegio, François Cornu, ejerce de presidente de mesa.
«Para los franceses de la isla, además de para ejercer nuestra responsabilidad ciudadana, las jornadas electorales sirven para reencontrarnos y ponernos al día de todas las novedades», comenta en cónsul Michel Magnier, que explica que el perfil del residente galo en Mallorca ha cambiado mucho en los últimas décadas. «En los ochenta la mayoría eran jubilados, la mayoría son familias de 30 a 50 años, profesionales liberales y emprendedores que tienen en Mallorca su casa y su lugar de trabajo».
