La bendición del Día del Ram en la catedral de Mallorca congregó a un millar de personas portando sus palmas y ramos de olivo para recordar la entrada de Jesús en Jerusalén pocos días antes de su muerte y posterior resurrección. El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, y todos los canónigos de la Seu salieron del palacio episcopal, ataviados con sus casullas rojas, para iniciar el recorrido hasta la Seu. Un Taltavull que durante su homilía realizó varias referencias a la guerra para condenar la violencia. Aprovechando el inicio de la Semana Santa, el prelado de Mallorca calificó a las víctimas de la invasión como «los crucificados por la violencia de la guerra y otros atropellos contra la dignidad humana».

La comitiva del obispo y sus canónigos encabezó la procesión desde el palacio episcopal. A ellos se unieron el millar de personas que quisieron participar de una tradición tan arraigada como es la fiesta del Ram. Portaban sus palmas y ramos de olivo para ser bendecidos. Muchos niños con sus padres y abuelos caminaron en procesión hasta la catedral para participar en la eucaristía solemne presidida por el prelado de Mallorca. Fuera de la catedral, varios puestos de venta de todo tipo de palmas para los que quisieran participan en el acto.

La ceremonia religiosa se inició leyendo la pasión y muerte de Jesús. Taltavull relacionó la pasión de Cristo a los momentos actuales: «En Él (Jesús) hay respuestas a muchos de nuestros enigmas y el consuelo a nuestros dramas, como es el caso de la pandemia y los de la guerra. Enigma del misterio del daño provocando el drama de la destrucción de viviendas y la muerte violenta de personas, como estamos viendo desde hace un mes y medio en diversas ciudades de Ucrania».

El capellán de la iglesia greco-católica de Ucrania, Iván Milyan, presidió la procesión del Domingo de Ramos

Procesión Domingo de Ramos

La procesión del Domingo de Ramos también congregó a mucho público por las calles por donde discurrió. Se inició en la de Sant Jaume, pasó por la plaza de las Torturgas, Born, Sant Feliu y Jaume II. Después de recorrer la calle Bonaire, las numerosas cofradías y penitentes culminaron la procesión en el convento de la Concepció.

Una de las novedades fue la iniciativa de la Cofradía de Penitentes de Santiago. Salió, como cada año, con su paso que representa la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, pero este año llevaron un crespón con los colores de Ucrania para solidarizarse con el país que sufre la guerra. Realizaron donativos, como es el caso de enviar a Càritas Ucrania la misma cantidad de dinero que invertirán en la compra de cera para las procesiones de Semana Santa. Además, el capellán de la comunidad religiosa greco-católica ucraniana de Mallorca, Iván Milyan, presidió la procesión.