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Bebés con dos madres naturales

Juaneda Fertility Center ofrece desde este lunes una nueva técnica de fecundación in vitro que permite a las parejas formadas por dos mujeres participar en el proceso: una genera el embrión en su útero y la otra lo gesta hasta el alumbramiento

Felipe Gallego, biólogo y director del laboratorio del Juaneda Fertility Center, posando en sus instalaciones. JUANEDA HOSPITALES

Hoy mismo ya hay citada una pareja en Juaneda Fertility Center para informarse de una nueva técnica de fecundación in vitro (FIV) que este centro de reproducción asistida privado será el segundo del país en ofrecer a sus clientes. Su director de laboratorio, el biólogo y máster en reproducción humana Felipe Gallego, lo denonima FIV natural antes de comenzar a explicar en qué consiste.

«En una FIV normal, la paciente entra en el quirófano para que se le extraigan varios óvulos. Luego, en el laboratorio, los limpiamos y les microinyectamos espermatozoides. Al día siguiente, una vez transcurridas dieciséis horas, comprobamos si se han fecundado. Normalmente, se obtienen entre cinco y siete embriones de media que han de permanecer otros cinco días en el laboratorio para que se desarrollen y esperar el momento óptimo para introducirlos en la paciente», comienza.

La política de Fertility Center ha establecido que tan solo se inserte un embrión en la paciente, recomendación que se sigue en el 90% de los casos. «Solo excepcionalmente ponemos dos. Porque la paciente lo exija o por una mala calidad embrionaria», matiza el director del laboratorio.

Involucración sentimental

La FIV natural está indicada para dos tipos de pacientes: para las parejas heterosexuales que quieren disfrutar de un proceso con menos intervención del laboratorio y para uniones de dos mujeres en las que ambas quieran involucrarse emocionalmente en el tratamiento acogiendo alternativamente las dos el embrión en su útero, explica Gallego.

En la FIV natural se usa una cápsula especial llamada invocell en la que depositan los óvulos y los espermatozoides y se introduce el mismo día de su extracción en el cuello uterino de una de las dos mujeres, tanto puede ser en el de la que han se extraído los ovocitos o en el de su pareja.

«Se introduce el invocell debajo del cuello uterino de una de las dos mujeres y se deja allí durante los cinco días que en una FIV normal permanece en el laboratorio. En ese periodo, los óvulos se fecundan y se desarrolla el embrión que puede volver a ser colocado en el útero de la otra mujer para su gestación definitiva. La gracia de esta técnica es que la mujer que no se va a quedar embarazada ha contribuido también en la gestación al desarrollar en su seno el embrión, se siente emocionalmente más madre. El mismo futuro bebé lo será de dos madres», sintetiza el biólogo.

Gallego, que subraya que esta técnica también es válida para parejas heterosexuales que quieran gestar de manera más natural sin necesidad de recurrir al laboratorio para el desarrollo embrionario, concluye revelando que, además, esta FIV natural es hasta un 40% más barata que una fecundación in vitro convencional por la menor cantidad de horas de trabajo que requiere esta técnica por parte de los profesionales que participan en ella, entre otros aspectos.

Una imagen de los dos componentes de la invocell. | JUANEDA HOSPITALES

Una cápsula de 500 euros con ocho ovocitos y treinta mil espermatozoides

En el invocell, la cápsula en la que desarrolla el embrión intrauterinamente, se introducen ocho ovocitos y treinta mil espermatozoides que Gallego revela que obtienen de bancos de semen de País Vasco y Sevilla en el caso de que la pareja esté formada por dos mujeres o en el supuesto de que los del miembro masculino no sean aptos para procrear.

«El invocell, que no es barato, cuesta alrededor de 500 euros, tiene dos componentes: una cápsula interna más pequeña en la que pondríamos los óvulos y el esperma controlando en todo momento su temperatura y su humedad y que, una vez cerrada, introducimos en otra cápsula mayor, que es la que se coloca debajo del cuello del útero», explica el director del laboratorio.

Transcurridos seis días, uno para la fecundación y los cinco restantes para el desarrollo embrionario, el ginecólogo le extrae la cápsula y elige en el laboratorio los embriones de mayor calidad. Uno de ellos es introducido de nuevo en el útero para su gestación normal y el resto se congelan para, en caso de fracaso, acometer nuevos intentos.

De esta operación podrían salir un máximo de ocho embriones en caso de que todos los óvulos introducidos en el invocell fueran fecundados. Pero lo normal es que se generen entre 4 o 5. Suficientes para culminar con éxito el deseo de ser madre.

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