El 83% de población de Baleares considera que la inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+I) debe ser una prioridad, mientras que alrededor de siete de cada diez residentes en el archipiélago piensa que la innovación es un fenómeno positivo para la sociedad.

Así lo desprende la V Encuesta de percepción social de la innovación en España elaborada por Sigma Dos para la Fundación Cotec, cuyos datos han sido presentados este lunes en el Auditorio del Parc Bit, en Palma, y que subrayan que cuatro de cada cinco españoles ve insuficiente la inversión pública en I+D+I.

En esta quinta entrega de la muestra, que cuenta con 7.540 entrevistas realizadas entre diciembre de 2021 y enero de 2022, el 75% de la población consultada considera que la innovación es positiva en España, frente al 77% de 2020 y el 73% registrado en 2019.

Respecto al primer año de la pandemia de la covid-19, la percepción positiva de la innovación por parte de los baleares se ha mantenido estable, ya que tan solo desciende un punto porcentual respecto al año pasado.

Según han detallado el director de Investigación de Sigma Dos, Miguel de la Fuente, y el director de economía y finanzas de la Fundación Cotec, Aleix Pons, estos datos en Baleares muestran que el descenso es inferior al registrado en el conjunto de España, donde el porcentaje de población que opina que la innovación es positiva ha caído dos puntos porcentuales.

Además, los ponentes han señalado que Baleares se encuentra entre las cinco comunidades que registra un mayor conocimiento del concepto de la "economía circular", concretamente en un 40,3%, por encima de la media nacional, que se sitúa en el 37,8%.

El conocimiento de la economía circular ha crecido un total de 16 puntos porcentuales respecto al año anterior, por lo que Baleares es la autonomía donde más aumenta el conocimiento de la "economía circular", algo que se asocia principalmente al efecto insular, a la idea de que las materias primas son finitas y a que el modelo energético dista mucho de ser estable y eficiente.

El informe elaborado por Sigma Dos también concluye que, entre las ocho políticas concretas de gasto público, los baleares sitúan la I+D+I como la cuarta prioridad, por detrás de la educación, sanidad y las pensiones.

Se mantiene el mismo orden respecto a las ocho políticas de gasto en el conjunto de España, si bien entre la población balear se ha detectado una mayor preferencia por la inversión en educación, medio ambiente y defensa. Respecto a este último punto, se prevé que pueda aumentar por la guerra en Ucrania y la invasión rusa, iniciada a finales de febrero.

También mejora la percepción de España como país innovador, dado que un 53% del conjunto de la población considera que, en cuanto a su nivel de innovación, España está entre los países avanzados de la Unión Europea (5%) y en la media europea (48%). Sobre el nivel de innovación del tejido empresarial, este dato disminuye, principalmente entre las pymes, del 48% de 2020 al 41%.

Además, esta encuesta sostiene que la pandemia ha empeorado las expectativas profesionales de uno de cada tres trabajadores en España, donde el 32 % de la población activa ve hoy su futuro laboral peor que antes de la pandemia y que, en los dos últimos años, se ha ensanchado la brecha entre el trabajo precario y el cualificado.

El pesimismo respecto a su futuro laboral es mayor entre los parados, con un 63 %; en los trabajadores acogidos a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTe), con un 57%, y empleados con estudios secundarios obligatorios, con un 45%. Entre los trabajadores de 18 a 29 años, la percepción de que su futuro laboral es peor ahora que hace dos años alcanza al 43%, como han apuntado los ponentes.

En el lado opuesto, por debajo del 25%, aparecen los trabajadores con título universitario, los directivos y técnicos profesionales, así como los trabajadores con el mayor rango de ingresos, y la diferencia entre la percepción negativa de un parado y la de una persona en el rango salarial más alto es de 46 puntos porcentuales.

Esta percepción de desigualdad, que se ha incrementado debido a la pandemia, no solo afecta a las expectativas laborales, como ha recalcado De la Fuente, ya que dos de cada tres españoles creen que en España no se promueve lo suficiente la igualdad de oportunidades y la justicia social.

El estudio indica así que el 48% opina que no predomina la meritocracia y que los puestos de responsabilidad no se adjudican en función de méritos personales.

Respecto a la implantación del teletrabajo, que se ha acelerado debido a la pandemia, la encuesta concluye que el 18% de empleados trabajo desde casa al menos dos días a la semana, que es casi el doble que antes de la pandemia, cuando lo hacía un 10%.

Además, el 56% de la población activa que ya teletrabajaba antes de la pandemia, ahora lo hace con más frecuencia mientras que, en este caso, la excepción son los autónomos, que han vuelto a las cifras de antes de la pandemia, en un 29%.

Esta nueva realidad también ha modificado las prácticas empresariales: un 42 % de los trabajadores encuestados afirma que su empresa ha cambiado las políticas de teletrabajo y un 54 % dice que hoy se le reconoce el derecho a la desconexión digital, casi 20 puntos porcentuales más que un año atrás.

También ha cambiado la configuración de muchos hogares. En el último año, uno de cada cinco trabajadores organizó un espacio específico en su casa para teletrabajar, sumados a los que ya lo tenían antes de la pandemia (24%).

En el último año, el 96 % de los empleados que trabajan desde casa dicen sentirse capacitados para ello, ocho de cada diez manifiesta que ha mejorado su conciliación y un 83 % opina que es al menos igual de productivo que en la oficina.

Sobre el impacto de la innovación tecnológica en la sociedad, los españoles se dividen casi a la mitad entre los que creen que la tecnología crea más empleo del que destruye (48%) y los que opinan lo contrario (46%), y el 69% de los encuestados cree que la mayoría de los puestos de trabajo actuales será realizada por robots/ordenadores dentro de 15 años.

Un 56% cree que la innovación tecnológica aumenta la desigualdad social, mientras que tres de cada diez encuestados opinan lo contrario.