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Viaje a la frontera con Ucrania para traer a niños de acogida

Ocho mallorquines trasladarán a la isla por carretera a más de veinte menores víctimas de la guerra después de entregar material humanitario en puntos de Polonia y Hungría

Miquel Jordi Gitart, Joan Soler y Xesc Nicolau, anoche a su llegada a la frontera entre Hungría y Polonia. | G. BOSCH

Un viaje de ida para llevar material sanitario y de primera necesidad, y otro de vuelta para traer a Mallorca a ucranianos que huyen de la guerra, buena parte de ellos niños de acogida. Ocho mallorquines que el martes emprendieron viaje armados de buena voluntad y con sus propios recursos llegaron ayer a su destino después de conducir alrededor de 2.500 kilómetros. Salieron juntos, pero durante el trayecto separaron sus destinos: cinco de ellos alcanzaron la frontera de Polonia con Ucrania y los otros tres se encontraron en otro punto del límite con Hungría.

«Llevamos medicinas, comida, pañales, comida, ropa y lo que necesiten. Vamos a un punto de entrega bien pegado a la frontera donde entregaremos el material y recogeremos a un grupo de niños de un orfanato para llevarlos a Mallorca», explicó Xesc Nicolau desde Hungría, a unos 150 kilómetros de su destino, Kisvárda.

La guerra ha tocado de cerca a este payés de Sant Joan, casado con una ucraniana. Aunque su familia política llegó ayer a Palma en avión y ya está a salvo de las bombas rusas, decidió poner su furgoneta al servicio de Per Ells —asociación que gestiona acogimientos de niños de Ucrania y Bielorrusia con familias de Mallorca —para poner a salvo a una veintena de niños de un orfanato de Bucha, ciudad próxima a Kiev muy castigada por los ataques rusos.

Llegada de niños de acogida de Ucrania en diciembre.

En el mismo convoy, conduciendo cada uno su furgoneta cargada de material, iban Joan Soler, de Esporles, y Miquel Jordi Girart, de Sant Llorenç. «Lo decidimos un domingo y el martes ya estábamos en marcha. Nosotros hemos abierto camino, pero animo a que otros sigan nuestro ejemplo y ayuden porque no sabemos cuándo acabará todo esto», indicó Girart, profesor y abogado.

Los últimos días han dormido poco —llegas a perder la noción del tiempo— y un percance con la policía húngara les ha retrasado su viaje. «No llevábamos una pegatina en el coche obligatoria para conducir por sus carreteras y nos han multado», lamenta Girart, que una vez haya vaciado su furgoneta de material transportará de vuelta a menores de acogida: diecinueve y dos adultos, que se repartirán entre los tres vehículos que forman este convoy.

Han sido días muy intensos en Per Ells, y también de mucha preocupación por la situación de los niños. «Sabemos que están a salvo y de camino al punto de encuentro, pero han pasado buena parte de la guerra en un sótano. Hubo un momento en el que la situación en Bucha se complicó mucho, y tuvieron que escapar caminando diez kilómetros entre tanques rusos», explica Esperança Seguí, presidenta de esta asociación.

Familias de acogida de la isla ya esperan la llegada de estos niños en las próximas horas a Mallorca —para algunos no será la primera vez—. La idea es recogerlos y volver a coger la carretera de inmediato para llegar a Mallorca, en el mejor de los escenarios, este próximo lunes.

Harán falta más conductores en futuros viajes, pero también ayuda económica para sufragar los desplazamientos. De este modo, Per Ells ha abierto un número de cuenta para donaciones en Caixa Colonya [IBAN: ES21 2056 0018 1610 0191 4728].

También el grupo que se dirigía a la localidad fronteriza de Przemysl , en Polonia, descargará material humanitario y traerá de vuelta a refugiados ucranianos, tanto niños como adultos. Se trata de conocidos de miembros de la comunidad ucraniana en Mallorca con los que ya han establecido contacto.

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