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Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia
Júlia López Mercadal Investigadora en el Grupo de Zoología Aplicada en la UIB

«A las mujeres se nos inculca desde muy pequeñas que la ciencia es cosa de niños»

La joven menorquina Júlia López, investigadora en la UIB, participa en la iniciativa ‘Escaparates 11F’

La investigadora balear Júlia López Mercadal. | GUILLEM BOSCH

Con solo 26 años, la menorquina Júlia López Mercadal es investigadora en el campo de la entomología en el Grupo de Zoología Aplicada de la UIB. Su tesis doctoral trata sobre los insectos transmisores de la bacteria ‘Xylella fastidiosa’ en los cultivos de almendro, viñedo y olivo en Balears. La red de economía creativa Made In Zaragoza la ha elegido para que, junto a otras 57 científicas españolas, acerque la ciencia a las mujeres y niñas en la ciudad a través de la iniciativa ‘Escaparates 11F’.

¿Cuál es su papel en el proyecto ‘Escaparates 11F’?

La iniciativa es para celebrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. A cada una de las 58 científicas se nos asigna un comercio adherido a la red, y este establecimiento tiene que crear un escaparate sobre nosotras y exponerlo en el recorrido. A mí me ha tocado una tienda de costura que se llama Una Oca Loca. Hasta el 15 de febrero se harán visitas guiadas pasando por los diferentes negocios. Es una buena manera no solo de promover el comercio local en Zaragoza, sino también de visibilizar a las mujeres científicas y animar a las que están empezando en este mundo.

¿Qué supone para usted ser una de las 58 científicas elegidas?

Cuando me lo dijeron me quedé muy sorprendida. Es un honor poder contar mi historia, servir de ejemplo y animar a las jóvenes. Además, esto me da muchas ganas de seguir luchando por romper los estereotipos. Piensa que mi rama de estudio es minoritaria, todavía es chocante ver a una mujer que se dedica a investigar a los insectos.

¿Ser mujer dificulta el camino en la ciencia?

No es que lo dificulte, pero a día de hoy sí que hay muchas mujeres que se sienten menospreciadas por el simple hecho de serlo. Por eso me involucro en iniciativas como esta, sobre todo con las más jóvenes. Cuando yo era adolescente, los chicos me llamaban ‘empollona’ y se reían de mí cuando sacaban mejores notas en matemáticas o en tecnología. Aún así, yo quise seguir luchando. Pero esa es la etapa en la que más afectan los estereotipos. Desde muy pequeñas se nos inculca que la ciencia es cosa de niños.

¿Qué se puede hacer para combatir esos estereotipos?

El papel de las escuelas es muy importante. Se podrían hacer charlas y actividades desde muy pequeños con científicas para que vean que es algo normal. Y las instituciones públicas pueden ayudar promoviendo a las investigadoras locales. Es un trabajo de todos, también de las familias, para visibilizar la ciencia. Ahora está cambiando, pero de momento la presión social hace que las jóvenes cambien de opinión cuando no lo tienen claro.

¿Qué le diría a las niñas que quieren ser científicas?

Que confíen en ellas mismas. Puede que encuentren dificultades, pero les gusta y luchan contra las adversidades, podrán hacerlo. En realidad, no hay nada que se lo impida. Yo quise ser investigadora desde los 15 años, aunque no sabía en qué rama. Tuve profesores que me animaron mucho para seguir, y a día de hoy he logrado muchos de mis objetivos. Lo que eché de menos es tener referentes, conocer a científicas que trabajaran en este mundo. En el colegio nunca recibí una charla como las que yo doy. Solo cursé las asignaturas de ciencias y me gustaron mucho, ese es todo el contacto que tuve con la materia. Por eso digo que la escuela es importante, hay que motivar a las mujeres desde el principio para que superen los prejuicios a los que están sometidas.

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