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El 54% de las empleadas del hogar trabajan sin contrato laboral

La regulación legal de los servicios domésticos no evita la situación de precariedad del sector en Baleares, ocupado mayormente por mujeres inmigrantes irregulares, según Gadeso

El 54% de las empleadas del hogar trabajan sin contrato laboral. ShutterStock

Las trabajadoras del hogar son uno de los colectivos que más precariedad padece. En Baleares, el 54% de empleadas trabajó en 2021 sin contrato laboral, sin la cobertura social necesaria frente a la desocupación, enfermedades o accidentes, y sin la posibilidad de disfrutar de vacaciones remuneradas.

La última entrega de Quaderns Gadeso, que se ha elaborado como un monográfico dedicado al trabajo doméstico, refleja la precaria realidad de estas empleadas en las islas. La práctica totalidad son mujeres: en 2019, tan solo el 10% de los encuestados eran hombres, mientras que en 2021 este porcentaje creció hasta el 12%. Pese a esta tendencia al alza, el sector sigue altamente feminizado.

El pasado mes de noviembre se aprobó un Real decreto para regular la relación laboral de los servicios del hogar. No obstante, los datos dejan entrever que se mantiene un importante foco de trabajo sumergido, incluso aunque tareas como el cuidado de personas mayores, menores o con discapacidad hayan sido declaradas como actividades esenciales.

Afiliadas a la Seguridad Social

El año pasado, un total de 9.958 empleadas del hogar se afiliaron a la Seguridad Social, 5.102 de las cuales eran españolas y tan solo 4.856 extranjeras, incluso aunque el colectivo de personas inmigrantes es el mayoritario en este sector laboral.

En este punto, el monográfico refiere a un estudio de UGT que apunta que la tendencia de afiliación cambió cuando, en el año 2012, se incluyó el régimen dispuesto para estos servicios como Sistema Especial en la Seguridad Social, lo que hizo aflorar el trabajo no declarado en el mercado y dejó de lado sobre todo a las mujeres inmigrantes.

Muestra de ello es que en 2012 se afiliaron 7.063 extranjeras en este régimen, una cifra muy superior al número de españolas. Ya en el año 2016, el gráfico se había girado por completo y mostraba una proporción mucho mayor de nacionales, aunque el colectivo de inmigrantes seguía copando el sector.

El eslabón más débil del mercado laboral: La realidad de las empleadas de hogar en Baleares

El eslabón más débil del mercado laboral: La realidad de las empleadas de hogar en Baleares Fuente: Barómetres Gadesco Enero 2022 / DM

La irregularidad, un agravante

Y es que, el problema empeora cuando las afectadas se encuentran en una situación irregular. Según Gadeso, casi la mitad de empleadas domésticas en Baleares son sudamericanas (48%), mientras que el 39% son españolas, el 4% de Europa del Este, el 2% del África subsahariana y otro 2% magrebíes.

Mujeres que, muy a menudo, no disponen de una red social consolidada en esta región y que, por tanto, no tienen a quién recurrir para solicitar ayuda, además de sufrir una falta de información sobre sus derechos, explica el estudio de Gadeso, que añade que el miedo por su situación irregular les impide actuar cuando sufren abusos laborales o desamparo.

En este sentido, del análisis se desprende que la mitad de las inmigrantes empleadas del hogar en las islas viven solas (50%), frente al 82% de las españolas que conviven en el hogar familiar; cifras que exponen el aislamiento del colectivo. Esto también puede indicar, según Gadeso, que el sueldo de las últimas es una parte importante del salario de la familia, además de confirmar la tendencia en los últimos años de las extranjeras que emigran dejando a su pareja e hijos en su país de origen.

Cabe decir que el 63% de las inmigrantes que en 2021 se dedicaron a los servicios domésticos tenían entre 31 y 45 años de edad, y el 30% eran mayores de 45; solo un 7% era menor de 30 años. Las cifras cambian respecto al colectivo de empleadas españolas, en el que había una mayor proporción de jóvenes y casi el mismo porcentaje en la edad adulta que en las mayores de 45.

Por otro lado, respecto al nivel de estudios en ambos colectivos, el 15% de las inmigrantes empleadas tiene estudios superiores, un dato que contrasta con el escaso 1% de españolas que tienen esta formación. Apunta Gadeso que este fenómeno puede deberse a que las extranjeras trabajan en hogares ajenos por no tener convalidada su titulación, por lo que no tienen la posibilidad de ejercer la profesión para la que se formaron en su país de origen.

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