Baleares ultima una reforma de su ley turística que marcará un antes y un después para el motor económico del archipiélago. Una «transformación histórica», describió ayer la presidenta del Govern, Francina Armengol, durante el acto de presentación en el Museo Reina Sofía de Madrid de un nuevo marco legislativo que implicará cambios de calado desde el punto de vista laboral, medioambiental y social en el sector. La presidenta del Ejecutivo autonómico avanzó el grueso de las medidas que afectarán específicamente a la planta hotelera y que, subrayó, son fruto de «meses de trabajo» con los empresarios y los sindicatos.

Cuando se haya aprobado la nueva regulación, que incluirá una inversión pública de 55 millones de euros del Gobierno central, la categoría de los hoteles se vinculará a la implementación de medidas para garantizar la salud laboral de sus trabajadores, reducir su consumo de agua y energía, apostar por el producto local y establecer la trazabilidad de pescados y mariscos para constatar su origen. «No queremos volver a 2019, sino a un futuro mejor en competitividad, igualdad y derechos», ilustró Armengol. El nuevo marco se aprobará de manera «inminente».

«A partir de 2023, los hoteles deberán instalar camas elevables -mecánicas o eléctricas- para reducir las patologías de las veinte mil kellys (camareras de piso) que trabajan en las islas. El 29,8% de los accidentes en el sector, y el 35% de los que sufren las camareras de piso se relacionan con sobreesfuerzos que reducirán gracias a esa sustitución de camas, unas 300.000 en las islas, durante los próximos seis años. Empezando por los hoteles de categorías superiores, de cuatro y cinco estrellas. Contarán con ayudas de los fondos europeos gracias a la colaboración del Gobierno», afirmó la presidenta en un acto celebrado en el marco de Fitur en presencia de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; la ministra de Turismo, Reyes Maroto; los líderes estatales de CCOO y UGT; y los principales representantes del sector turístico de las islas.

El economista y director de la Fundación Impulsa, Antoni Riera, introdujo la presentación con una charla sobre el nuevo modelo que calificó de «regenerativo». 

En síntesis, el objetivo de este cambio es darle la vuelta a la tortilla y que el turismo deje de ser un problema social y medioambiental para convertirse en la solución. «Baleares será el primer destino circular del mundo. Una fórmula que dará soluciones para regenerar el entorno y a la vez multiplicar la rentabilidad de las empresas», indicó Armengol. En este sentido, «se vinculará la categoría de los establecimientos hoteleros a la reducción de residuos y el aprovechamiento de recursos tan escasos como el agua y la energía», advirtió la presidenta.

Cada hotel estará obligado a realizar un plan de circularidad que empezará por registrar su consumo energético. «Deberán revisar su situación de partida y cuantificar los residuos que generan, los gases que emiten o la energía y e agua que consumen. Y presentar una estrategia de actuación a cinco años en la que detallen cómo reducirán esos consumos, generarán menos residuos y reciclarán más. Y después tendrán que cumplirlo», subrayó Armengol.

En este sentido, la nueva normativa exigirá a los hoteles la sustitución de las calderas de fuel oil por otras eléctricas o de gas natural porque «son la mayor fuente de emisiones del sector hotelero», afirmó la jefa del Ejecutivo. «Solo con esta medida, las emisiones se reducirán cada año en 57.600 kilos de CO2 por hotel», cuantificó. «Algunos establecimientos ya han empezado a adecuarse para consumir hidrógeno verde, una fuente de energía limpia que se produce en nuestras islas», celebró Armengol.

También habrá nuevas pautas para tratar de frenar el elevado consumo de agua que registra la planta hotelera, especialmente en temporada alta. Los establecimientos deberán instalar limitadores de presión en baños y lavabos, sistemas de doble pulsador en las cisternas de los WC y aprovechar las pluviales con la ayuda de inversión pública. 

Adiós al champú de un solo uso

En cuanto a los residuos, se eliminarán de las habitaciones las amenities de un solo uso -productos de higiene personal de pequeño formato como champú o pasta de dientes- y será obligatorio sustituir el papel por el QR

Otra de las patas sobre la que se asentará ese modelo circular será la apuesta por el consumo alimentario de cercanía, priorizando los productos locales y prohibiendo la utilización de especies amenazadas. Asimismo, se establecerá como obligatoria la trazabilidad del pescado y del marisco de origen balear que se comercialice en los hoteles -por ahora no afecta a carnes y verduras-.

Asimismo, los hoteles eliminarán requisitos de calidad obsoletos como la exigencia de teléfono en el baño o el ordenador de mesa en la habitación de cinco estrellas. También se extenderá a toda la oferta hotelera medidas que ya rigen en zonas de turismo de excesos como la eliminación de autodispensadores de alcohol. 

El Govern solo avanzó las medidas que afectarán a la planta hotelera -el 74% de las camas-, pero el nuevo marco normativo se extenderá a todo el sector.