Las declaraciones del CEO de Lufthansa, Carsten Spohr, en el periódico alemán Frankfurter Allgemeine han despertado el nerviosismo en el sector por la repercusión de sus palabras. En ella, alertaba de que su aerolínea se verá obligada a realizar unos 18.000 vuelos vacíos —también conocidos como «vuelos fantasmas»— para evitar perder los slots (derechos de despegue y aterrizaje), y anunció que han tenido que cancelar más de 33.000 vuelos de cara a los próximos meses.

El portavoz adjunto de Més per Mallorca en el Parlament, Josep Ferrà, presentó ayer una iniciativa parlamentaria en la que exigen a la Unión Europea que modifique la normativa de derechos de vuelos de transporte aéreo de pasajeros porque, según explicó, los conocidos slots se renuevan automáticamente si las compañías cubren entre el 50 y el 80 por ciento de sus compromisos: «Esto provoca que las compañías eleven aviones sin pasajeros para asegurar el mantenimiento de estas rutas». Desde el partido ecosoberanista denuncian que «estamos ante una barbaridad medioambiental»: «¿Cómo es posible que sea una ley europea la que provoque que existan vuelos sin pasajeros con el coste medioambiental que eso supone?». 

Ferrà recordó que, con la irrupción de la pandemia, el cumplimiento de rutas bajó del 80 al 50 por ciento, aunque este porcentaje volverá a subir al 64% de cara al verano del 2022. La irrupción de la variante ómicron, explicó, pone de manifiesto que este porcentaje será «mucho más» difícil de cubrir en número de pasajeros, lo que obligará a las compañías a hacer volar aviones vacíos o casi vacíos. Por ello, instan a las autoridades europeas a cambiar la normativa de slots adaptándola a la lucha contra el cambio climático en la línea de los mismos compromisos de la Unión Europea, que quiere reducir un 55% las emisiones de efecto invernadero en los próximos años. «El transporte aéreo es responsable de entre el 5 y el 8% del calentamiento global del planeta, por lo tanto, la UE tiene que garantizar que solo se eleven los vuelos estrictamente necesarios y, siempre que sea posible, apostar por transportes más sostenibles», añadió.

Ryanair exigió hace unos días a la Comisión Europea que relaje las normas para impedir la realización de este tipo de vuelos en los grandes aeropuertos y recordó a Lufthansa que la solución pasa por bajar los precios, una decisión que aumentaría la ocupación de sus aviones, en lugar de denunciar «falsos vuelos fantasma».

«La solución al problema de los vuelos fantasma de Lufthansa es sencilla: se trata de vender estos asientos a los consumidores. Si Lufthansa realmente necesita operar estos vuelos, entonces se les debería exigir que vendan estos asientos al público a precios más bajos. Los ciudadanos alemanes y europeos ya han rescatado a Lufthansa y sus filiales con millones en ayuda estatal. Por ello, la aerolínea tendría que poner a la venta las plazas de estos vuelos a precios económicos para recompensar a los contribuyentes alemanes y europeos que la han subvencionado con miles de millones de euros durante la crisis de la covid, en lugar de operar vuelos vacíos para bloquear los slots», espetó el consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary, en un comunicado.