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Boulevard | La elección del canciller alemán se orquestó en Mallorca

Valtònyc fue condenado por Enrique López, consejero de Díaz Ayuso, por Concepción Espejel, condecorada por Cospedal como «querida Concha», y por Juan Pablo González, cursillista de FAES

Entrevistando al capitán del ‘Lady Ghislaine’ en el Club de Mar, a su regreso del trayecto durante el que falleció Robert Maxwell.

Rafael Nadal ha entretenido su convalecencia de la covid con la teleserie La casa de papel de mi antiguo alumno Álex Pina. La exaltación libertaria del atraco a la Fábrica de Moneda no necesita publicidad adicional, pero es curioso ver a un fenómeno planetario contemplando a otro. Me recuerda a Giorgio Armani, encontrando la mayor felicidad de la jornada arrebujado en la contemplación nocturna de The Crown. Placeres al alcance de todos los bolsillos. Por cierto, Audrey Tautou también tiene sabor mallorquín.

Tras un indicio de la isla como epicentro del planeta, nuestra posición de encrucijada se sustancia al descubrir que la elección del recién estrenado canciller alemán también se orquestó en Mallorca, dónde si no. Recapitulemos. Olaf Scholz había sido descartado como candidato socialdemócrata por auspiciar y protagonizar la coalición con Angela Merkel. Sufrió la misma defenestración que Pedro Sánchez, y también resurgiría cual ave fénix. Aquí intervenimos nosotros.

En el verano de 2020, las mentes más equilibradas del SPD alemán comprobaron que Scholz era un candidato muy apreciado extramuros del partido. El impulso y la decisión final correspondían a Lars Klingbeil, por entonces secretario general de la formación que hoy preside. Este dirigente se impuso el lema «Jugamos para ganar», una pista sobre la necesidad de dar marcha atrás para conquistar los votos limítrofes.

La clave de la maniobra para colocar a Scholz como candidato era el secreto. Para garantizarlo, Klingbeil vuela a Mallorca en julio de 2020 en compañía de Carsten Schneider, diputado del SPD desde los 22 años, látigo del partido en el Bundestag y hoy secretario de Estado en el flamante gobierno de coalición. El propósito teórico del viaje a la isla no se ceñía al relax, también incluía duras etapas de cicloturismo.

Cada mañana antes de subirse a la bicicleta, Klingbeil se mantenía en contacto con Alemania para gestar la operación Scholz. Debemos a los colegas de Der Spiegel, la mejor revista europea, la precisión de que el líder del SPD trabajaba intensamente desde Mallorca «en la coreografía del anuncio», que finalmente se materializó el 20 de agosto de 2020. Un año después, habemus canciller germanomalloquín.

Bélgica ha hundido la reputación de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo al nivel de los bonos basura. A falta de la confesión de los pecados, por no hablar del inimaginable propósito de la enmienda, el currículum de los magistrados que condenaron a Valtònyc permitía prever el humillante desenlace en campo neutral.

En el tribunal de la sala de lo penal de la Audiencia que condenó a Valtònyc a tres años y medio de cárcel, entre otras cosas por rimar «Urdangarin» con «Burger King», figuraba el inefable Enrique López. En efecto, el actual consejero de Justicia de Isabel Díaz Ayuso, obligado a dimitir como magistrado del Tribunal Constitucional tras ser sorprendido conduciendo en estado de ebriedad.

La segunda plaza del tribunal suspendido por Bruselas venía ocupada por Concepción Espejel. En efecto, la «querida Concha», según se refirió a ella su íntima Dolores de Cospedal al condecorarla y premiada hoy por Génova con una plaza en el Constitucional. El tercer juez de Valtònyc fue Juan Pablo González, frecuente cursillista de la fundación aznarista Faes. Los tres magistrados fueron recusados para enjuiciar al PP en la Gürtel, por motivos que quizás no requieren de mayor acotación.

En la imagen de Lorenzo que hoy nos ilustra, se recoge la entrevista al capitán Gus Rankin a bordo del Lady Ghislaine de Robert Maxwell, a su regreso hace exactamente treinta años del periplo durante el cual su patrón murió en circunstancias nunca aclaradas. El yate había partido de su amarre 6106 en el Club de Mar para la fatídica singladura, el propio Rankin engrosó la lista de sospechosos pero no mostró ni un asomo de nerviosismo durante la conversación. El editor del Daily Mirror y el New York Post estaba enamorado de la isla, adonde llegaba en un jet privado para pasar semanas de incógnito. Aquí conoció a Juan Carlos I, invitado a bordo de su yate, y también frecuentó los prostíbulos de la calle s’Aigua Dolça. La efemérides coincide con la condena de la auténtica y seductora Ghislaine Maxwell, que daba nombre a la embarcación de su padre y que ejercía de traficante sexual de menores a las órdenes de Jeffrey Epstein.

Reflexión dominical vindicativa: «Hasta la persona más egoísta está dispuesta a elogiar moderadamente a otra, que haya muerto».

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