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La labor de las familias de acogida: «Como si fueran mis hijos»

El Consell rinde homenaje a cuatro familias de acogida que por edad se han jubilado uEl IMAS busca personas que estén dispuestas a atender a menores apartados de sus padres

El Consell reconoció la labor de estas familias de acogida de Mallorca. Guillem Bosch

El Consell de Mallorca, a través de su presidenta Catalina Cladera, rindió ayer un sencillo, a la vez que emotivo, homenaje a cuatro familias de acogida que por edad se han jubilado. Cladera estuvo acompañada en este homenaje por la nueva presidenta del IMAS, Sofía Alonso, que detalló que el Instituto de Asuntos Sociales está en permanente búsqueda de familias que estén dispuestas a acoger a estos niños, que han sido retirados de sus padres porque no estaban en condiciones de atenderles. En estos momentos, el Consell cuenta con la colaboración de 470 familias, que se encargan del cuidado y de la educación de 486 niños a través de diferentes modalidades de acogida. Sofía Alonso señaló que se acepta cualquier tipo de familia para desarrollar esta labor de ayuda, con la única exigencia de que esté dispuesta a educar y prestar toda la ayuda necesaria a estos niños, siendo conscientes desde el momento de la acogida que llegará el día en el que tendrán que marcharse para encauzar su futuro.

María del Carmen Marigó es una de las madres canguro que fue ayer homenajeada por el Consell. Hace quince años se apuntó a este programa y por su casa han pasado un total de 24 niños. Ahora ha sido su hija Gisela la que ha cogido el relevo de su madre y también se ha convertido en madre de acogida. Para María del Carmen esta labor altruista tan intensa ha sido satisfactoria. Desde el primer momento tenía muy claro que, sobre todo, a estos menores «había que transmitirles felicidad y valores», tratándoles de la misma manera que a sus propias hijas biológicas. Aunque reconoce que es muy duro el momento en el que el niño tiene que abandonar el domicilio de acogida, lo compensa con la satisfacción de vivir la experiencia de educar a un menor con unos valores que le sirvan en el futuro. Y aunque en estos momentos los menores a los que crió ya no viven en su casa, el recuerdo no se olvida y sigue en contacto con la mayoría de ellos.

Su hija Gisela se siente orgullosa de la labor que emprendió su madre, por lo que ella, que es soltera, ha decidido continuar. En estos momentos tiene a dos niños en acogida. «Ser madre de acogida es una forma de vida, con la necesidad de transmitir amor y valores a unos niños que llegan con muchas carencias y que necesitan recibir mucho amor. Hay que tratarlos como si fueran tus propios hijos».

Cuando los hijos biológicos de Antonio Martínez y Agustina Marín empezaron a ser mayores decidieron convertirse en padres de acogida. Desde entonces han pasado por su casa trece niños, con los que siguen manteniendo una estrecha relación, aunque ya han crecido y ya no están con ellos. Esta pareja de Son Ferriol solo tiene recuerdos felices de esta labor, aunque se sienten molestos de que haya padres adoptivos que no les agradecen que los niños que tuvieron en su casa tengan contacto con ellos. El matrimonio asegura que desde el principio tuvo muy claro que no podía tratar con diferencias a estos niños con respecto a sus hijos biológicos y que era muy necesario que se sintieran que formaban parte de una familia. «Para ellos somos su papá y su mamá, y es que al final los quieres igual como si fueran tus hijos», asegura Antonio. Esta pareja llegó a tener a una niña durante ocho años, por lo que fue muy duro despedirse de ella. El matrimonio siguió el ejemplo de la hermana de ella, Enriqueta, que junto a su marido Eduardo, también se han encargado de acoger hasta 19 menores. Su hija biológica sigue el mismo camino de sus padres y se ha convertido en madre de acogida.

Domingo Sáez y su esposa Antonia Nieto reconocen que no es fácil la labor de padre de acogida, sobre todo al principio, porque se hacen cargo «de niños que llegan muy castigado y con mucha falta de cariño». Para Domingo la clave está en hacer una vida normal de familia, donde estos menores se sientan que forman parte de un núcleo donde se les quiere y se les cuida. La pareja solo ha tenido en acogida a dos menores y al segundo de ellos fueron a recogerlo al hospital, a los siete días de su nacimiento.

Antonio y su esposa Agustina añoran los momentos con estos niños. | J.F.M.

Cualquier familia

La presidenta del IMAS explicó que el requisito que se exige para convertirse en familia de acogida es tener más de 25 años de edad. No importa que esta persona viva sola. También puede hacerse cargo de uno de estos menores que solo han vivido problemas desde muy pequeños. Lo que sí es muy importante es que estos padres canguros deben comprometerse con el proyecto, mediante una total implicación en la ayuda y asistencia de estos menores. Además, es necesario que se disponga de una estabilidad emocional, social y económica, y que se cuente con un domicilio para que estos niños puedan vivir.

Alonso también señaló que estos padres han de tener muy claro que llegará la fecha en la que el niño tendrá que abandonar el domicilio de acogida, bien porque regresa con sus padres biológicos, o porque son entregados a unos padres de adopción.

La institución insular realiza una llamada para que otras familias de Mallorca se acojan a este proyecto. De hecho, en poco más de un mes se han recibido 25 solicitudes de información. Está previsto que el próximo mes de febrero se organice un nuevo curso de formación para todas aquellos adultos que están dispuestos a convertirse en familias de acogido y se encarguen de educar y cuidar a niños que proceden de núcleos con muchas carencias.

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