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La UIB presupuesta convertir la vieja cárcel en residencia estudiantil

La Universitat presenta sus cuentas para 2022, que pese a haber aumentado un 8,9% respecto al año pasado, no llegan a cubrir la totalidad de las nóminas de los profesores y el personal que trabaja en la facultad

El edificio de la antigua cárcel de Palma que acogerá la nueva residencia de estudiantes de la UIB. | PERE ANTONI RAMIS

Tras más de una década abandonado, el edificio de la antigua cárcel de Palma ya tiene un gran propósito: será la nueva residencia de estudiantes de la UIB. La Universitat ha recogido la primera anualidad de este proyecto, que afecta a gran parte de la prisión —unos 8.000 metros cuadrados—, en sus presupuestos para 2022.

El Govern y el Ayuntamiento ya han empezado a negociar la cesión del solar, y la facultad ha presupuestado en medio millón de euros el inicio de los trámites y la elaboración del anteproyecto que definirá cuestiones concretas que todavía están en el aire, como el número de alumnos e investigadores que podrá acoger la residencia o el coste total de la iniciativa.

Lo que sí se sabe es que la reforma de las instalaciones carcelarias, que son propiedad de Cort, tratará de mantener al máximo la estructura original por el valor arquitectónico que tiene. Pese a esta condición, en principio se tendrán que derrumbar las casas que están justo delante del edificio.

Así lo anunció ayer el rector de la Universitat de les Illes Balears, Jaume Carot, en una rueda de prensa para presentar las próximas cuentas del centro. En 2022, el presupuesto se incrementará un 8,9% respecto al del año pasado y llegará a los 124,6 millones de euros.

De esta manera, además del proyecto de la residencia, la facultad ha podido presupuestar la compra de un edificio anexo a su sede en Menorca, el aumento del número de plazas del grado de Enfermería y la puesta en funcionamiento del nuevo edificio del Parc BIT, que acogerá diversos equipos de investigación y empezará a dar sus primeros pasos a lo largo del año que viene.

Con estos fondos, el Govern, cuya aportación ha supuesto un 7,68% más que la del año pasado, compensa el descenso de ingresos que ha supuesto para la UIB reducir las tasas académicas de los estudios de grado hasta equipararlas al importe vigente en el curso 2011-2012.

El rector de la UIB, Jaume Carot, durante la rueda de prensa. | UIB

Por el contrario, Carot lamentó que la aportación del Ejecutivo no cubra la totalidad del importe del capítulo 1, correspondiente a las nóminas de los profesores y el personal que trabaja en la facultad. Faltan unos cuatro millones de euros para llegar a sufragar este gasto, estimado en más de 80 millones.

Otra de las reivindicaciones del equipo rectoral es que la transferencia nominativa por estudiante, situada en unos 5.500 euros en la UIB, se equipare a la media de las universidades del país, superior a los 6.000 euros. Cabe decir que, para el año 2022, la facultad estima que tendrá unos 14.600 alumnos.

Respecto a los gastos del centro, el rector destacó que la partida de bienes corrientes y servicios se ha tenido que aumentar en más de 600.000 euros para afrontar el incremento del coste de la electricidad; un problema a la orden del día que, por lo visto, también ha impactado de lleno en la UIB.

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