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Testimonio | Una mujer que ha superado un cáncer relata cómo la enfermedad ha desbaratado su vida: está arruinada y sin ingresos

Mercedes Hidalgo: «Extirparme el tumor me ha cortado la vida, me he quedado sin futuro»

Mercedes Hidalgo fue diagnosticada de cáncer de mama con 61 años y ahora lidia con los problemas derivados de la enfermedad | El tratamiento la obligó a dejar el trabajo, y también tuvo que abandonar su vivienda al no poder pagar el alquiler

Mercedes Hidalgo.

Mercedes Hidalgo está a punto de cumplir 62 años y hace poco más de uno le diagnosticaron cáncer de mama. Fue en octubre de 2020, cuando su médico le llamó para citarle para una mamografía que, por cierto, nunca antes se había realizado. A partir de ahí, su vida dio un giro de 180 grados y, a pesar de que consiguieron extirparle el tumor con éxito, su ‘cáncer’ ahora es otro. «Tuve que empezar con tratamientos de quimio y radioterapia, lo que supuso dejar de trabajar y no tengo nada; ni dinero ni casa ni nadie que quiera contratarme. Ahora mismo tengo 100 euros en el banco. Si llego a saber esto, no me hubiera operado y hubiera esperado a que el cáncer me llevara. He pensado en quitarme la vida para acabar con todo», confiesa. Hidalgo asegura que lo que le frenan son las deudas económicas que le dejó su exmarido y que pueden recaer en sus dos hijas. Tiene depresión y falta de motivación. «He engordado 20 kilos, me han caído 20 años encima de repente, voy a cumplir 62 en nada… ¿Quién coño me va a contratar a mí? ¿A dónde voy ahora? Me han cortado la vida», lamenta. «No tengo futuro, ¿qué hago? A ti te pasa con 30 y te da igual un año que dos, pero con mi edad cada año que pasa es más imposible. Soy cocinera y me han operado del pecho, es inviable que trabaje en una cocina porque no puedo estar tanto tiempo de pie ni tengo esa movilidad con el brazo. Dime qué hago ahora, ¿estudio informática?», añade.

Sin prestación por desempleo

Hidalgo lleva 11 años en Ibiza y trabajaba, de mayo a octubre, como cocinera en un restaurante de Cala Llenya. Al acabar la temporada el año pasado, que empezó más tarde por las restricciones de la pandemia, no había cotizado lo suficiente para poder solicitar la prestación por desempleo, por lo que no podía hacer frente al pago del alquiler. Propuso al arrendador aplazarlo de invierno a verano, pero no lo aceptó, así que hizo las maletas y se fue a un pueblo de Soria. Allí le habían ofrecido poner en marcha un nuevo proyecto: abrir un restaurante de comida castellana. «Para mí era un reto y me encantó».

He engordado 20 kilos, me han caído 20 años encima de repente... ¿Quién coño me va a contratar a mí?

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Y el restaurante arrancó, pero su función allí acabó. Encontró trabajo en un hotel, pero de nuevo llegaron las restricciones por la pandemia y entró en un ERTE. El mismo día que le llamaron para reincorporarse, le llegó la noticia de que sufría cáncer y su contrato finalizaba en un par de semanas, por lo que ya no le volvieron a renovar. Después de la operación volvió a Ibiza con la idea de que el tratamiento se alargara unos pocos meses; sin embargo, aún no ha terminado.

Apoyo psicológico

Hidalgo recibe apoyo por parte de la psicooncóloga y la trabajadora social de la Asociación Pitiusa de Afectados por el Cáncer (Apaac). «Lo mejor que me ha pasado en este proceso es conocerlas. Me ayudan a quitar importancia a lo que a mí me agobia», apunta.

Fue su oncólogo quien le derivó a Apaac cuando llegó a Ibiza para empezar con el tratamiento de quimioterapia. Desde la asociación se le ofrece, principalmente, acompañamiento durante el proceso oncológico, a través del apoyo psicooncológico, el apoyo social, los talleres ocupacionales y apoyo de voluntariado. Según explica la psicooncóloga Beatriz Yusta, «el proceso de enfermedad comienza con el diagnóstico, pero realmente termina con el alta, es decir, aunque la persona afectada haya terminado los tratamientos continúa en control médico durante varios años, que varía según el tipo de cáncer y estado de evolución. A pesar de la duración larga del proceso, los pacientes se incorporan al mundo laboral cuando físicamente están recuperados, lo que no siempre suele coincidir con la recuperación cognitiva y emocional, por eso Apaac continúa apoyándoles siempre que quieran y lo precisen».

Tengo 100 euros en el banco. Si llego a saber esto, hubiera esperado a que el cáncer me llevara

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En cuanto a la posibilidad de que Hidalgo se plantee quitarse la vida, Yusta incide en la importancia de entender que si una persona realiza esta verbalización es porque existe un gran sufrimiento detrás. «Acompañarle en ese sufrimiento es una de mis principales tareas como psicooncóloga. Pedir permiso a la persona, dándole soporte emocional, facilitando el alivio en la medida que yo pueda aportar y poniendo en marcha los recursos tanto internos de Apaac como recursos externos disponibles para estas situaciones, realizando las derivaciones a los profesionales necesarios que pueden intervenir y colaborar en la mejora de su situación. Tan importante como esto es realizar una exhaustiva valoración del riesgo de que la idea de quitarse la vida pueda llevarse a cabo y seguir el protocolo de prevención de suicido que tenemos en Balears con el apoyo de su coordinadora», explica.

El objetivo psicoterapéutico se centra en la movilización de los recursos internos de la persona que provoquen que la idea de suicidio se descarte. En el caso de que la causa sea socioeconómica, como la citada, es la trabajadora social de Apaac la que se moviliza para hacer una valoración social de la situación de la paciente y, en el caso de que sea necesario, se tramita una ayuda económica mientras se trabaja en la coordinación de los recursos externos disponibles que le den a la persona afectada una estabilidad económica.

Yusta recuerda que hay recursos de ayuda a los que se puede acceder ante las necesidades que presentan los pacientes, como son los servicios de Salud Mental públicos y privados, el Programa de Prevención del Suicidio, el teléfono de la esperanza 971 46 11 12 y los sanitarios de referencia en los centros de salud y los servicios sociales de base y especializados, entre otros.

Según datos revelados esta semana por el servicio de Psiquiatría del Hospital de Manacor, la tasa de mortalidad por suicidio en Balears se situó en 2020 un punto por debajo de la media nacional, con 87 suicidios consumados o, lo que es lo mismo, una persona cada cuatro días.

Las secuelas del cáncer: «Sin poder trabajar no puedo afrontar el pago del alquiler en Ibiza»

Mercedes Hidalgo comparte piso ante la imposibilidad de costear un piso sola. «No me quites el cáncer porque no me da miedo morir, sino vivir debajo de un puente», subraya Mercedes Hidalgo. Y es que la situación del alquiler para ella es límite. Vive en el piso que comparte su hija, que trabaja solo en los meses de verano en la hostelería. Su compañera le ha dejado su habitación y siente que la está «usurpando». «Ella duerme a veces en el salón o se va a casa de alguna amiga», cuenta. Paga 400 euros por la habitación y la ayuda que recibe es de 600.

«Extirparme el tumor me ha cortado la vida, me he quedado sin futuro» Noemí Martínez. Ibiza

«Buscas y no encuentras nada asequible. Te alquilan zulos como que son apartamentos y el más barato que he encontrado es de 650 euros. Si cobro 600 ya me faltaban 50 y no puedo pagar los gastos. No puedo usar el coche porque se ha roto y el arreglo son 300. Tengo que comprar medicinas… y dejar dinero para lo que surja, que no puede surgir nada porque no salgo de casa y no me lo puedo permitir», lamenta. Su hermana, que es pensionista, le manda puntualmente 200 euros para que pueda hacer frente a los gastos derivados de la enfermedad e incluso ha tenido que pedir ayuda a su exmarido. «He preguntado por ayudas al alquiler por mi situación, pero nada. He contado lo que me pasa a algún propietario, pero entiendo que no es su problema y ya le alquilarán el piso a otra persona. Sin poder trabajar no puedo afrontar el pago del alquiler», añade.

En este sentido, la trabajadora social de la Asociación Pitiusa de Ayuda a Afectados de Cáncer (Apaac), Gloria Fuertes, explica que, en muchos casos, la cuantía de las incapacidades (ya sean temporales o permanentes) no es suficiente para cubrir los gastos de las necesidades básicas (vivienda, alimentación…) y en ocasiones, del tratamiento o el material ortopédico. «Desde la asociación buscamos recursos económicos y concedemos ayudas para cubrir esta carencia. También nos apoyamos en el servicio de acogida municipal».

«Extirparme el tumor me ha cortado la vida, me he quedado sin futuro» Noemí Martínez. Ibiza

Si hacemos una búsqueda rápida en el portal inmobiliario Idealista, las opciones, a precio razonable, son escasas. Y si lo que se quiere es un apartamento o estudio para una sola persona sin dejar la mitad del sueldo en el alquiler, tendrá que aceptar que la cama esté junto a los electrodomésticos.

Además, para poder firmar un contrato se piden requisitos e incluso se diferencia según la situación laboral del inquilino. Si eres particular tendrás que presentar las últimas nóminas y el contrato de trabajo; si fuera necesario, en algunos casos también piden certificados de saldos bancarios u otros documentos que justifiquen la percepción de rentas, además de la fianza correspondiente más el importe del primer mes. En caso de ser autónomo, habrá que presentar la declaración anual de IVA y la del último trimestre, así como el último recibo de autónomo. También aquí se pide la fianza correspondiente más el importe del primer mes. Y si eres empresa, te piden cuentas anuales, resumen anual de IVA y del último trimestre.

«Extirparme el tumor me ha cortado la vida, me he quedado sin futuro» Noemí Martínez. Ibiza

Requisitos a demostrar para vivir, por ejemplo, en la calle Burgos (Cala de Bou), donde se alquila un estudio de 20 metros cuadrados por 450 euros mensuales, gastos no incluidos. Con unas dimensiones tan reducidas, no hay habitación diferenciada, sino que la cama está integrada en el mismo espacio que la cocina y el salón.

También en Sant Josep, en la zona de Cala Vedella, encontramos un apartamento de 45 metros por 600 euros, gastos aparte. El problema: se alquila en temporada baja, de noviembre a junio y el propietario pide 1.000 euros de fianza. En este caso la vivienda tiene un único espacio. Más de lo mismo en Santa Eulària, concretamente en Cala Llonga, donde ofrecen un estudio de 35 metros por 650 euros.

Si lo que se quiere es una vivienda con un mínimo de dos habitaciones, es muy complicado encontrar un alquiler anual por debajo de 1.000 euros.

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