La pesca ilegal y su posterior comercialización también irregular es un hábito común en Balears en todos los sectores pesqueros. La realiza el pescador recreativo que pesca desde la costa o desde su barca, el pescador submarino y los profesionales que faenan en sus embarcaciones de artes menores. Esto es lo que ha concluido el informe elaborado por la Fundación Marilles sobre esta problemática y que ha sido presentado hoy en el transcurso de una jornada en la que todos los actores implicados, pescadores, Administración y el sector de la restauración, han dado su opinión sobre el asunto.

La consellera de Agricultura y Pesca, Mae de la Concha, ha apuntado que la solución a este problema pasa por generalizar un "sello de calidad" que identifique al pescado extraído en aguas de Balears y que resulte rentable comercializarlo tanto para el restaurador como para el consumidor final. Sobre la falta de recursos de su Conselleria para controlar la pesca furtiva e ilegal en las áreas marinas protegidas, De la Concha ha avanzado que el próximo ejercicio dispondrán de dos vigilantes más aunque ha admitido que es difícil controlar todo el litoral de este archipiélago que, ha destacado, "tiene más kilómetros de costa que los de las comunidades autónomas de Cataluña y Valencia juntas".

El director de la Fundación Marilles, Aniol Esteban, ha concedido que quizá en Balears el control de la pesca ilegal es más satisfactorio que en otras regiones del país pero lo ha comparado con "la alumna que lo hace mejor en una clase no demasiado brillante. Si no conseguimos frenar la pesca ilegal, no conseguiremos situar a Balears como una región líder en conservación marina", ha concluido.