El tiempo de espera entre la primera y la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus se espaciará hasta ocho semanas en el caso de los niños, aunque en los adultos este periodo es de 28 días. Así lo ha explicado este miércoles la coordinadora de Pediatría del IB-Salut, Marga Cañellas, en una rueda de prensa en Son Dureta.

La responsable ha detallado que de esta manera, según se ha observado en los estudios clínicos, se producen menos efectos adversos en los jóvenes. En cualquier caso, la portavoz ha aclarado que este tipo de eventos se dan con muy poca frecuencia y en casi todos los casos son leves y poco significativos. Además, cabe recordar que en la edad pediátrica se administra solo un tercio de la dosis que normalmente se inyecta a los adultos.

Cañellas ha explicado que, entre los efectos adversos que podrían sufrir los menores, está la sensación de cefalea, mialgia o fiebre. En la población joven, se han observado de forma más frecuente casos de miocarditis o pericarditis, aunque no son más habituales que los que ocasiona la propia infección natural de coronavirus, ha recordado la pediatra. En cualquier caso, pese a que la probabilidad de sufrir efectos secundarios sea baja, la doctora ha recomendado a los padres que vigilen con atención al menos durante las horas siguientes a la vacuna y que notifiquen cualquier anomalía.

La portavoz también ha recordado que la Agencia Europea del Medicamento monitoriza de forma estricta los efectos de la vacuna en los niños, y por el momento no se han reportado consecuencias significativas en este sentido. "Si hay reacciones anormales, los pediatras seremos los primeros en dar la voz de alarma", ha asegurado la doctora.

De hecho, en Estados Unidos ya se han administrado más de cinco millones de dosis, y de ellas, un millón se han inyectado a niños en la franja de edad entre 9 y 11 años, sin que se hayan producido eventos adversos significativos. De forma parecida, en Israel, el 6,9% de esta población ya está inmunizada.

Cañellas ha manifestado que "es normal que la gente tenga dudas sobre una vacuna que se ha aprobado hace menos de un año", pero "hay que admitir que hay beneficios directos e indirectos".

Vacunar a los menores, ha puntualizado, disminuye la transmisión del virus y sus formas graves y persistentes, como la neumonía. Además, con la llegada de la vacunación infantil se normaliza la vida de los niños, los grandes afectados por las medidas restrictivas de interacción social, y también se protege a los adultos.

"Se ha demostrado que es seguro y eficaz", ha zanjado la pediatra en relación al preparado de Pfizer que se administrará a los jóvenes en Balears.

Como se recordará, la conselleria de Salud priorizará la vacunación de los niños con enfermedades oncológicas o crónicas. En Son Espases se ha habilitado un espacio preparado para inmunizarlos, un dispositivo que también arranca esta semana. En el caso de este colectivo de riesgo, se podrán vacunar los que tengan entre 5 y 11 años de edad, mientras que la franja en los niños sanos es de 9 a 11 años. La idea es bajar progresivamente la edad hasta los cinco en toda la población infantil, una vez se haya inmunizado a los más vulnerables.