El Consell de Mallorca ha decidido adelantar tres meses el cierre definitivo del centro de menores Norai, ubicado en Son Roca, cuyos residentes, todos ellos migrantes, serán ubicados a otras instalaciones. De hecho, ninguno de los migrantes se encuentra en estos momentos residiendo en este centro, según han confirmado fuentes del Consell de Mallorca. Esta decisión, anunciada en el mes de octubre pasado, fue comunicada este martes a los trabajadores, que de momento se quedan sin empleo. Como consecuencia de esta decisión de la institución sindical el sindicato Comisiones Obreras ha denunciado que el IMAS deja en la calle sin empleo a 20 empleados que venían trabajando en este centro de atención de menores. Se denuncia que el Consell ha denunciado al derecho a la subrogación que se recogía en el convenio colectivo. El centro lo venía gestionando una empresa privada, bajo la supervisión del IMAS.

La decisión del IMAS es trasladar a los menores a otro centro situado a las afueras de la ciudad, con la intención de que sean atendidos por personal más especializado. En los últimos meses los menores de este centro de Son Roca habían protagonizado numerosos incidentes y los vecinos se habían quejado de su comportamiento. Este clima de conflicto también ha acelerado el cierre de este centro, que venía funcionando desde el año 2013. El edificio donde se ubica el centro Norai pertenece a una entidad religiosa.

El sindicato que representa a los trabajadores de este centro han denunciado la situación extrema que se ha vivido en los últimos meses, con un elevado clima de tensión laboral, incluido agresiones y violencia.

CC OO califica de miserable que sean precisamente estos trabajadores, los que han gestionado el día a día del centro y que “han defendido el derecho de estos menores y el proyecto educativo”, los que pierdan su lugar de trabajo. Y en este sentido se añade que no se considera aceptable que el Consell de Mallorca, ni tampoco el IMAS, hayan salido en defensa de estos trabajadores que han realizado una función pública en la gestión de este centro de atención a menores migrantes.

El sindicato describe que la conflictividad sufrida en los últimos meses se ha traducido en insultos, amenazas, y bajas médicas por estrés y ansiedad. Y a todo ello se añade la frustración que ha supuesto no disponer de los medios adecuados para atender a los menores.