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Boulevard | Las víctimas abandonadas en Mallorca por el feminismo oficial

Algo ha cambiado en la UIB, el anterior rectorado no hubiera apartado a un profesor condenado por abusos sexuales con posibilidad de recurrir

Lucia Patrascu, Martina Rossi, Lucrecia Burges y Mariluz Esún han sido víctimas en Mallorca de diversas variantes de la violencia de género. Las dos primeras perdieron la vida, una a manos de su marido en Pollença y la otra mientras era perseguida por dos hombres para violarla en Cala Major. Las otras dos son profesoras, coaccionadas por un catedrático en la Universitat y por un compañero en un instituto.

Patrascu, Rossi, Burges y Esún están unidas también en que el feminismo oficial de pago las ha abandonado a su suerte. Las instituciones encargadas en principio de ampararlas se han desentendido de las dos primeras, para encubrir los despropósitos policiales de envergadura que acompañaron a sus muertes, archivados en un caso por una jueza. En los delitos contra las dos profesoras, fueron desprotegidas por los institutos de protección para no incomodar a la conselleria, o por sumisión a la casta de los catedráticos. O para conservar y mejorar las prebendas propias, porque sería ilustrativo comprobar cuántas personas han negociado su ascenso académico o profesional como pago por el silencio ante coacciones confirmadas por el propio Tribunal Supremo.

En cuanto supervivientes a diferencia de las otras integrantes del cuarteto, las profesoras Burges y Esún han podido denunciar sin victimismos pero con claridad el desamparo institucional, que empeoró la situación que afrontaron con el solo apoyo de sus honrados compañeros de base y de clase. Estas acusaciones han sido estériles, y seguramente propiciarán otras oscuras promociones. El conseller Martí March empeoró las vergonzosas ocultaciones en el Parlament, con sus maneras de sheriff insensible. Como mínimo, a Armengol se la escuchaba tomada por la vergüenza, al pronunciarse sobre la violencia de género con la pesada mochila de las cuatro mujeres a sus espaldas.

Por contra, algo ha cambiado en la UIB, el anterior rectorado no hubiera apartado en ningún caso a un profesor condenado por abusos sexuales que tiene la posibilidad de recurrir. De hecho, los residuos de aquel vergonzoso régimen pugnaron por impedir la medida disciplinaria. Y conste que es preferible dejar las decisiones a los jueces, porque los talibanes y talibanas que siguen adoctrinando tras apadrinar a homicidas y agresores han de plantearse cuántos profesores de la Universitat se han casado con sus alumnas o viceversa. Me salen media docena, en una primera revisión. No es la relación, es la imposición.

Solo hay una persona capaz de hermanar hoy a Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, así que ambos acudieron al X aniversario de la Fundación Rafa Nadal, celebrada en el Consulado Italiano de su coqueta capital. En la foto que hoy nos ilustra se aprecia el menú de la cena, lo cual nos exime de mayores divagaciones gastronómicas. El vínculo muy especial del tenista con Juan Carlos I se transmitía a través del empresario Manolo Piñera, íntimo del Emérito y que ya fue invitado a la boda del campeón en sa Fortalesa. La palindrómica Sara Baras amenizó la velada, que se prolongó hasta la una de la madrugada. Hablaron el convocante y su madre, en cuanto presidenta fundacional.

Menú servido en la cena madrileña del aniversario de la fundación Rafa Nadal, que reunió a los irreconciliables Ayuso y Almeida.

Al enterarse de que Pedro Sánchez prefería viajar al congreso socialista de Castilla y León antes que al ágape balear, Díaz Ayuso se ofreció a cubrir el hueco del presidente del Gobierno para amenizar la muy previsible unanimidad del PSOE local. Y ahora menos en serio, no es estético celebrar actos de promoción de Catalina Cladera en locales de Palma denunciados a Cort, por incumplir la normativa de accesibilidad. Esta circunstancia no disuadió a José Hila, aunque fue muy comentada la ausencia de la organizadora Mercedes Garrido. Algo debía saber.

La esquela más bella que he leído se publicó el miércoles en este diario. Al nombre de María del Pilar Sureda y Servera de Odermatt, ‘Señora de Cala Galiota y Las Baulas’, se le adjuntaban «31.591 días» exactos, que solo la vulgaridad traduciría por 85 años. Y no ha muerto, «se nos ha ido a otra dimensión». Este enunciado remite a la elegancia compartida con la despedida de Albert Einstein a su amigo Michele Besso. «Para nosotros, físicos convencidos, la distinción entre el pasado, el presente y el futuro es únicamente una ilusión de obstinada persistencia».

Reflexión dominical foliada: «Solo la Naturaleza goza ya de libertad de expresión».

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