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Salud puede ejecutar la multa de 600.000 euros por la venta de Minerval

Pablo Escribá, el catedrático de la UIB investigado por la presunta comercialización ilegal de un fármaco sin aprobar, no formalizó el aval que le reclamó el TSJB del 125% de la cuantía de la sanción

Pablo Escribá, derecha, acompañado de su abogado rumbo a los juzgados de vía Alemania. | MANU MIELNIEZUK

La conselleria de Salud podría reclamar hoy mismo al catedrático de Biología Celular de la UIB, Pablo Escribá, los 600.000 euros de sanción que le impuso tras demostrar que habría comercializado un fármaco experimental contra los tumores cerebrales, el Minerval, sin estar el medicamento aprobado para su uso humano por parte de las autoridades sanitarias de este país.

Esta reclamación estaría avalada porque el catedrático no habría presentado ante el TSJB un aval por el 125% de la cuantía de la sanción administrativa (en su caso, 750.000 euros), que el alto tribunal le exigió como garantía en tanto se sustancia la resolución del recurso interpuesto por la representación legal de Escribá contra la sanción administrativa de la conselleria de Salud, tal y como informaron fuentes oficiales del Tribunal Superior de Justicia de las islas.

Medida sin efecto

«Al no constituir el aval, la medida cautelar quedó sin efecto por lo que en cualquier momento el Govern puede ejecutar la sanción», señalaron las fuentes judiciales. Estas mismas fuentes aventuraron que la resolución del recurso interpuesto por Escribá se producirá en breve. «Comienzos de año», estimaron en el alto tribunal.

Como se recordará, la conselleria de Salud inició la incoación de un expediente administrativo contra el catedrático por esta presunta comercialización irregular del fármaco que confirmó estos hechos y le impuso una sanción de 600.000 euros por una falta calificada como «muy grave».

Antes, el catedrático había sido absuelto de un presunto delito de estafa por vender este fármaco a familiares de pacientes con cáncer cerebral ya desahuciados en una pieza que instruyó, y archivó, el juez Enrique Morell, magistrado titular del juzgado de instrucción número 9 de Palma.

Estimó el magistrado que todas las personas a las que se vendió el fármaco en fase experimental habían sido informados de esta circunstancia, esto es, de que se trataba de un medicamento que estaba siendo investigado en esos momentos.

Y previsiblemente también influenció en el archivo de la causa penal el hecho de que no se constatara un lucro personal del catedrático Escribá con estas transacciones, que no hubiera variado significativamente el incremento patrimonial del científico investigado.

La resolución judicial cerró la parte penal del ya llamado caso Minerval sin detrimento de que el juez emplazara a Salud a investigar una presunta infracción administrativa muy grave por comercializar un medicamento que no contaba con la autorización legal para su uso humano.

Una vez concluido el expediente abierto por Salud con la citada sanción, la defensa legal del catedrático lo recurrió ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJB).

En ese momento, el Govern solicitó que cautelarmente se abonara la sanción impuesta pero el TSJB resolvió lo siguiente: se suspendió el pago a cambio de que el profesor condenado presentase el citado aval que cubriese el 125% del importe de la sanción como garantía de pago en caso que la sentencia ratificara la sanción impuesta, explicaron fuentes de la conselleria de Salud.

Y desde este mismo departamento recordaron que contra esta próxima sentencia del TSJB, prevista como se ha dicho para los próximos meses, cabe por parte del afectado un recurso de casación ante el Supremo.

Lipopharma y Laminar Pharma, dos caras para un mismo proyecto

El doctor Pablo Escribá lleva desde comienzos de este siglo XXI investigando nuevos fármacos para tratar tumores cerebrales (gliomas, uno de los cánceres con menos posibilidades de supervivencia), primero con la empresa Lipopharma Therapeutics, spin-off de la Universitat de les Illes Balears (UIB), y más tarde a través de la nueva Laminar Pharma.

Pese al cambio de nombre, el afán de ambas es el mismo: el descubrimiento, diseño racional y desarrollo clínico de fármacos bajo un mismo y novedoso enfoque terapéutico: la Terapia Lipídica de Membrana que se centra en los lípidos de la membrana en lugar de actuar directamente sobre proteínas o ADN como hacen la mayoría de los fármacos antitumorales.

Recientemente ha trascendido que la agencia estadounidense del medicamento (FDA) ha designado a su terapia experimental LAM561 frente al glioma como «medicamento huérfano» (productos que sirven para diagnosticar, prevenir o tratar enfermedades muy graves o raras en los que la industria farmacéutica tiene poco interés en investigar por su escasa demanda) lo que, según la información recibida, le abriría las puertas del mercado oncológico de EE UU, el de mayor tamaño con un volumen de negocio de alrededor de 100.000 millones de dólares.

De hecho, el plan de negocio de Laminar recoge que espera la aprobación de este medicamento en el año 2023 habida cuenta que este tipo de fármacos huérfanos se benefician de unos costes de desarrollo más bajos y de menores plazos, de unos 2,8 años, para su comercialización.

Pero la Agencia Europea del Medicamento (EMA) también concedió a finales de octubre de 2011, hace ahora justo diez años, la calificación de medicamento huérfano a un compuesto de ácido 2-hidroxioleico presentado entonces por Lipopharma con la misma terapia lipídica que, según Escribá, conseguía más eficacia y menos toxicidad que los tratamientos habituales.

Pero esa designación no concluyó con la comercialización de un nuevo fármaco. La calificación estadounidense se conoce además a los pocos días de que concluya, el próximo martes 2 de noviembre, una nueva ronda de financiación de Laminar Pharma de pequeños inversores para avanzar en estos estudios.

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