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Más personas que mascotas

Proliferan los animales de compañía y hay quien asegura que las mascotas se han convertido en los nuevos hijos de esta sociedad del siglo XXI - Durante la pandemia se importó a profesionales para atender una demanda creciente

Una mujer pasea con su pero por el Molinar. Guillem Bosch

Alicia Ruiz, vocal del Colegio Oficial de Veterinarios de las Illes Balears (COVIB), lleva tan solo ocho años ejerciendo la profesión y ya se muestra sorprendida de cómo ha variado la relación de los dueños con sus mascotas.

«He apreciado una diferencia bestial. Ya son uno más de la familia. Y creo que nosotros cada vez estamos más cerca de la Pediatría que de la Veterinaria. Antes los animales de compañía cumplían una función. El gato te libraba de los ratones y el perro te guardaba. Ahora, si le pasa algo al perro, toda la familia se vuelca con él», valora.

Esta veterinaria acabó la carrera en 2012 y no las tenía todas consigo de encontrar un trabajo pues el paro no era inusual en su profesión. Pero la pandemia y el confinamiento, durante el cual se dio a los veterinarios la consideración de profesión esencial y se autorizó a las personas a salir de sus hogares para llevar a su mascota a su médico, dinamitaron esa dinámica. «El trabajo aumentó de tal manera que han tenido que venir colegiados de otras comunidades a trabajar aquí», revela.

«Y nuestro sector está cada vez más especializado. Todo son postgrados y másteres e incluso se ha creado alguna diplomatura europea para atender a nuestros animales de compañía. Ya hay traumatólogos, neurólogos, cardiólogos y oftalmólogos especializados en la atención a animales de compañía e incluso expertos que abordan su etiología, que actúan como psiquiatras para variar su comportamiento», prosigue.

Antes un diagnóstico tumoral en un perro comportaba la eutanasia inmediata. Hoy en día incluso reciben tratamientos de quimioterapia. Antes tenías que desplazarte a Madrid para hacerle una resonancia magnética a tu perro. Hoy hay cuatro operativas en Balears.

«Las cirugías laparoscópicas [mínimamente invasivas, que usan orificios del cuerpo como vía de entrada para limitar los daños y los postoperatorios] ya se realizan en los hospitales de aquí, planificamos cesáreas para chihuahuas y bulldog franceses, aunque nuestro consejo en los partos es dejar tranquilas a las perras y confiar en su instinto», enumera la especialista un mundo veterinario cambiante ante el que otro profesional fallecido hace tiempo no daría crédito.

«Hoy en día un perro con una hernia discal ya ha sido operado a las dos semanas del diagnóstico y en ese periodo se le han hecho dos resonancias magnéticas. ¿Qué paciente de la sanidad pública puede presumir de esa celeridad y despliegue en la atención?», concluye la veterinaria dejando que cada cual saque sus conclusiones.

Quien sabe mucho de las especialidades médicas adaptadas al mundo animal es Lluís Riera, profesional que montó el hospital veterinario Canis Mallorca junto a su socio Pedro Pujol, centro que nació en los años 60 «con un solo objetivo, preservar y mejorar la vida de nuestros pequeños amigos», tal y como proclama en su página web. Un breve recorrido por la misma permite comprobar que ofrece servicio las 24 horas del día las 365 jornadas del año y que ofrece una cartera de servicios que bien querría tener cualquier hospital de un país del tercer Mundo.

Así, en su catálogo se pueden encontrar las siguientes especialidades: Medicina Interna, Cardiología, Respiratorio, Neurología, Oftalmología, Cirugía de tejidos blandos, la citada mínimamente invasiva, Rehabilitación, Ortopedia y Traumatología, Dermatología, Oncología y Terapia del dolor y Anestesia. Por no hablar del laboratorio específico, las pruebas de diagnóstico por imagen o el servicio de Urgencias permanente e incluso una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

«En el hospital trabajamos cuarenta y pico veterinarios y enfermeros y nos dedicamos exclusivamente a perros y gatos, nada de animales exóticos, con los que empleamos las últimas técnicas endoscópicas y de diagnóstico. Nos intentamos mantener al día sobre los avances tecnológicos en nuestro campo porque la demanda así lo reclama», comienza Lluís Riera, que reflexiona que en anteriores pandemias, y se remonta a las acontecidas en siglos pasados, «se producía un efecto rebote y aumentaba la natalidad. En esta, en la que hemos estado confinados muchos días, la natalidad ha bajado. Posiblemente por miedo. Y paralelamente ha podido aumentar el número de mascotas».

Beneficio mutuo

Y es que este profesional defiende que el beneficio de tener una mascota es mutuo, que gracias a ellas muchas personas salen de sus casas, hacen un poco de ejercicio, se relacionan con otros dueños dejando atrás la soledad de sus hogares... «Un perro te aporta muchas cosas sin tantos gastos y complicaciones como traen consigo los niños», concluye.

«Cada vez más personas viven solas con sus perros o mascotas, son sus compañeros de fatigas y cuando les ocurre algo no lo dudan ni un instante. ‘Haz lo que sea necesario’, nos dicen. Y si es necesario dejan de hacer un viaje para costear una operación», revela.

«La sociedad de hoy en día cada vez lo hace mejor en cuanto a los cuidados que dan a sus mascotas y las cosas van a cambiar aún más cuando se aprueba la ley de protección animal. El boceto del anteproyecto contempla que un perro, que hoy en día es considerado legalmente como una cosa va a pasar a ser un ser vivo con unos derechos», anticipa.

Animales de compañía registrados en Balears

Balears, por su relación con el turismo extranjero, es una de las regiones españolas más punteras en lo que atención de las mascotas se refiere.

«Aprendimos sobre todo de los turistas ingleses que venían con sus perritos y nos pedían limpiezas de boca, radiografías... Nos empujaron a hacer más cosas. Por eso hemos sido pioneros en este país, de la misma manera que nuestro hospital es la referencia para las clínicas de nuestros pueblos. Y en estos momentos ya nos hemos equiparado con el resto de Europa», se ufana.

Este profesional aconseja que antes de comprar o adoptar un perro, decantándose claramente por esta segunda opción que puede evitar que haya que eutanasiar a un can abandonado, hay que pensárselo bien porque se trata de un ser vivo al que vas a tener que cuidar durante diez o quince años.

Una vez tomada la decisión, hay que poner la vacuna antirrábica, obligatoria en perros y gatos pese a que esta enfermedad está erradicada de las islas desde hace décadas, y el chip, un código alfanumérico que incluye los datos del propietario y que, por convenio, ha de colocarse en todos los canes en la zona izquierda del cuello con objeto de facilitar su localización en animales grandes.

Concluye Riera mencionando el pasaporte unificado para mascotas que permite a estas viajar sin impedimentos por toda Europa y que es sintomático de que en este país el respeto por los animales de compañía se está equiparando al estándar continental.

Mascotas registradas

A fecha del pasado 13 de octubre había un total de 393.219 animales de compañía en el Registro de Identificación de Animales de Compañía de las Illes Balears (Riacib) desglosados de la siguiente manera: 349.395 perros, entre ellos 10.363 considerados como potencialmente peligrosos, 42.231 gatos, pese a que estos animales no tienen la obligatoriedad de llevar el chip identificativo, 567 hurones y más de un millar de otros animales exóticos englobados dentro del capítulo de Otros.

No obstante, desde el Colegio de Veterinarios que ha facilitado estos datos se advierte de que esta cifra puede perfectamente no ser la real del animalario que convive con los baleares en este archipiélago porque muchos propietarios no dan de baja el chip en el registro cuando el animal fallece.

En las islas hay registrados 567 hurones.

En las islas hay registrados 567 hurones.

Pero se trata de las únicas cifras oficiales disponibles. También facilitó la institución colegial el número de nuevas incorporaciones al Riacib de los últimos años. Y curiosamente se nota un descenso en los años pandémicos en los que la población estaba loca por hacerse con un perro que le permitiera aliviar el confinamiento.

Así, en 2018 se registraron 32.377 animales, 33.264 en 2019, 27.420 en 2020 y 24.295 contabilizados hasta el pasado 13 de octubre.

Boars, lémures, tigres, leones, chimpances...

Entre los 1.026 «otros animales» registrados en esta comunidad, 879 de ellos residentes en Mallorca, se puede encontrar de todo. En este listado hay un chimpancé, un oso pardo, cinco leones, cuatro tigres, cinco boas constrictor y once lémures, por no hablar de un varano de garganta blanca (Varanus albigularis), un lagarto gigante originario de África.

El listado es amplio y proliferan los guacamayos azulamarillos, los loros, los titís comunes e incluso añade un coatí de cola anillada.

Un teckel de pelo duro, una de las razas de moda.

Preguntada la veterinaria Alicia Ruiz cuáles son las razas más abundantes en Balears incluidas en la catalogación de «perros potencialmente peligrosos» no duda en señalar en primer lugar a los temidos Pitbull seguidos de los American Staffordshire y, ya en menor cuantía, los famosos Doberman alemanes.

Y cuando se le emplaza a que diga qué tres razas son las más populares en estos momentos, señala que quizás el bulldog francés ha sido desplazado por el teckel, vulgarmente conocido como perro salchicha, en todas sus modalidades de pelaje, por el dogo argentino y por el Border collie, una raza que define como psicológicamente muy complicada porque son muy listos y precisan de mucha atención y mucho ejercicio físico para satisfacer sus necesidades.

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