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Mallorca vuelca su solidaridad con los damnificados de Haití

Las asociaciones buscan fondos económicos para lograr reconstruir las viviendas que fueron arrasadas por el terremoto ocurrido hace un mes, afectando a miles de familias

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Mallorca vuelca su solidaridad con los damnificados de Haití

La ayuda mallorquina llega hacia donde haga falta, como demuestra el esfuerzo que están realizando varias organizaciones solidarias, que desde la isla se han volcado para asistir a las víctimas de Haití, después de que uno de los países más pobres del planeta sufriera un nuevo terremoto. Por si ya no fueran suficientes las desgracias que han asolado históricamente a esta pequeña isla del Caribe, el último seísmo dejó sin vivienda a miles de personas, que necesitan la ayuda urgente para poder sobrevivir.

La ONG Llevant en Marxa ha sido una de las primeras organizaciones en responder a este grito de ayuda. Eduardo Fuster y Joan Amengual han viajado hace pocos días a Haití, a pesar de que en estos momentos se ha convertido en un país muy peligroso, donde los asaltos y los secuestros son diarios, sobre todo si se trata de personas extranjeras.

El seísmo que se produjo el pasado día 14 de agosto afectó a la ciudad de Les Cayes, al sur del país. Esta organización ya había previsto desarrollar varios programas de ayuda, pero los acontecimientos obligaron a los voluntarios a actuar de inmediato, ante la escasez de alimentos que empezaba a sufrir la población.

El pasado día 7 los dos voluntarios mallorquines viajaron a Puerto Príncipe. Necesitaron cuatro días para poder llegar hasta Les Cayes. La población no está muy lejos, pero el transporte en carretera no era seguro por el alto riesgo a ser asaltados. Por ello, tuvieron que buscar un transporte aéreo.

Al llegar allí los dos mallorquines pudieron observar con sus propios ojos lo que antes solo habían visto en fotografías. Para que la ayuda llegara a quien debía llegar, la organización mallorquina contactó con la parroquia local. El sacerdote ya había preparado una lista con los nombres de las 115 familias que no habían recibido ningún tipo de ayuda en semanas y a pesar de que la mayoría tenían niños pequeños, habían perdido sus casas y vivían en la calle. Los dos voluntarios compraron los alimentos en un comercio del propio país. Así pudieron sentir de cerca lo que representa estar en una ciudad en ruinas, con montañas de escombros en cada esquina y con decenas de edificios a punto de caer. De allí que las familias preferían dormir en la calle, ante el peligro de que estos edificios se derrumbaran y les sorprenda debajo de las ruinas.

Y aunque la intención de los dos voluntarios mallorquines era ayudar a las personas necesitadas, ni siquiera el reparto de los alimentos fue sencillo. El sacerdote acordó que la entrega de los productos se realizara en la propia iglesia, para evitar que los ladrones pudieran enterarse. La organización mallorquina entregó leche, arroz, aceite y frijoles a las personas más necesitadas y aunque esta ayuda no resuelve el grave problema que sufren estas familias, al menos se asegura que puedan alimentarse durante los próximos días.

Fuster y Amengual también se dirigieron a la ciudad de Thomazeau, donde la organización mallorquina desarrolla varios proyectos. Allí se ha logrado construir viviendas para doce familias, gracias a la ayuda de la Fundación Ok y Son Ganxo Manacor. La mayoría de estas casas se han entregado a mujeres con hijos, que fueron abandonadas por sus maridos. Lo único que se exige es que los niños deben ir al colegio.

El viaje de los dos mallorquines duró ocho días, un periodo intenso en el que se mezcló la sensación de peligro de ser asaltado, por la violencia que existe en este pobre país, con la satisfacción de poder ayudar a las personas que lo necesitaban. Los dos mallorquines se comprometieron a volver pronto a Haití para continuar con el proyecto.

Manos Unidas

La oficina en Mallorca de la organización Manos Unidas también se está implicando en la coordinación de ayuda a los damnificados del terremoto de Haití. El contacto con los socios locales ha sido constante, para determinar la forma más efectiva de poder ayudar a las familias que han perdido lo poco que tenían. El coordinador del proyecto ha sido Lucas Bolado, que se encargó de organizar la ayuda de emergencias en las cuatro ciudades más destruidas por el terremoto. Las noticias que llegaron a Manos Unidas confirmaron que el seísmo destruyó más de 60.000 casas y otras miles están a punto de caer.

El proyecto que desarrolla esta organización, según Carmen Enseñat, la portavoz en Mallorca, prevé una ayuda directa a unas 600 familias, que representan unas 3.000 personas. Para ello será necesario apoyar la recuperación del transporte en cada zona afectada. Y después se volcará la ayuda en construir cobertizos provisionales que permitan a las familias refugiarse durante la noche. Para ello la organización proporcionará los materiales necesarios para que sean los propios haitianos los que se construyan, o reparen, estos refugios.

Pero además de la amenaza del hambre, existe el peligro del contagio por el consumo de agua contaminada. La organización repartirá bidones que servirán para almacenar agua y tratarla con pastillas desinfectantes.

Sería imposible desarrollar todos estos proyectos de ayuda sin contar con una ayuda local. En este caso se colabora con los voluntarios locales, que son los que conocen cuáles son las actuaciones más urgentes. Y así también se confirma que la ayuda no se pierde por el camino y llega a las familias que de verdad lo necesitan.

Como tampoco se podrían desarrollar estos programas solidarios si no hubiera ciudadanos que aportaran dinero para su financiación. En Mallorca está muy extendido este sentimiento de solidaridad, según afirma Carmen Enseñat. Desde que se produjo el terremoto Manos Unidas abrió una cuenta bancaria de emergencias para poder financiar la ayuda a la población de Haití. En pocos días se recaudaron más de 200.000 euros y aunque es una cantidad elevada, sigue siendo insuficiente. La situación en este país es dramática y la población necesita la ayuda exterior. De ahí que la organización hace un llamamiento a la solidaridad.

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