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Informe

El Pi, matrimonio de conveniencia en fase de divorcio

Los de Melià y Font se disputan el sábado el partido que unió ‘cañellismo’ y ‘munarismo’

Josep Melià y Jaume Font.

El Pi se juega el próximo sábado su supervivencia. El congreso de la formación regionalista se disputará en Campanet y allí con total seguridad se escenificará el divorcio entre los dos sectores que se unieron en 2015 en un matrimonio de conveniencia para aprovechar el espacio político del centroderecha mallorquinista.

La facción de los partidarios del exlíder Jaume Font y los afines al diputado Josep Melià llevan meses a la greña con enfrentamientos constantes que ha desatado una herida muy profunda y de difícil pronóstico.

Conocedores de El Pi achacan esta división a que en 2015 se unieron en matrimonio el cañellismo del PP que representaba Jaume Font con el munarismo uemita que estaba en manos de Melià. Es cierto que Font había formado La Lliga y Melià Convergència Balear, formaciones que no lograron representación en 2011. No obstante, las esencias ideológicas del munarismo y del cañellismo seguían intactas. Se unió a ellos un Toni Pastor que se había marchado del PP de Bauzá por la deriva de los populares.

El matrimonio de conveniencia dio sus frutos y en 2015 obtuvieron tres diputados. Sin embargo, la convivencia con el tiempo se empezó a resentir. Discrepancias ideológicas, como por ejemplo con lo que estaba ocurriendo en Cataluña, aumentaron la tensión. Los de Font eran más partidarios de un discurso más neutro, mientras los melianistas estaban más cerca de los postulados del catalán Carles Puigdemont.

Al poco tiempo, las diferencias ideológicas se transformaron en cuestiones personales que empezaron a pasar factura. Pese a ello, en 2019 repitieron resultados y, pese a bajar en votos, entraron tres diputados en el Parlament. Durante la campaña electoral de 2019 ya se vislumbraba que El Pi era como dos partidos diferentes. Jaume Font, candidato al Govern, por un lado y Xisca Mora, candidata al Consell, por el otro.

Después de las elecciones las posturas diferentes empezaron a tornarse en enfrentamientos. Jaume Font quería más poder y al ver que los de Melià no se lo daban dimitió de todos sus cargos. Se buscó una persona de consenso para liderar la nave regionalista. El portavoz en el Consell, Antoni Amengual, fue el elegido. Pero al cabo de un año Amengual siguió el mismo camino que Font. Los melianistas le acusaban de seguir las instrucciones de Jaume Font y los fontistas recriminaron a Melià que se reuniera con el alcalde de Santa Margalida, el exuemita Joan Monjo, e impulsor de un partido regionalista similar a El Pi: Coalició per Mallorca.

La batalla del sábado

La dimisión de Amengual provocó la organización de un congreso de El Pi en Mallorca y otro en Balears. El sector de Josep Melià presentó al exalcalde de Artà y secretario de organización, Tolo Gili, tanto en Mallorca como en Balears. El de Font impulsó al alcalde de sa Pobla, Llorenç Gelabert, en Mallorca y al ibicenco Toni Roldán en Balears. Gelabert no se presentó en Mallorca y Gili ganó el congreso. El próximo sábado la disputa, que se presume encarnizada entre los dos bandos, es entre Gili y Roldán.

Durante todas las semanas previas a los congresos, los enfrentamientos y las greñas han sido constantes entre melianistas y fontistas a la hora de decidir el formato de los cónclaves. Incluso han estado en dos ocasiones a punto de suspenderlos, entre otras cosas por las discrepancias de si se aceptan o no los afiliados que no están al corriente de pago.

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