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Sancionan a una profesora por las faltas que hacía en catalán

Fue eliminada de las listas de interinos por la mala calidad de sus clases y por no controlar a los alumnos, a los que llegó a calificar de «delincuentes»

Imagen de archivo del edificio de la conselleria de Educación. Guillem Bosch

Una jueza de Palma ha confirmado la suspensión de una profesora de la asignatura de física y química de un instituto de Menorca, que, entre otros muchos fallos, realizaba excesivas faltas de ortografía cuando escribía en catalán. La docente fue sancionada por la Conselleria de Educación, que le impuso dos meses de suspensión y la apartó de la docencia durante este periodo. Y, además, también eliminó su nombre de las listas de interinos, por lo que tiene muy difícil volver a dar clases en un instituto público.

Esta profesora tenía amplia experiencia docente. Impartía dos asignaturas distintas. La primera materia se refería a ciencias aplicadas a la actividad profesional, que impartía a los alumnos de cuarto curso de ESO. La otra asignatura era la de física y sus alumnos cursaban el segundo curso de bachillerato.

Los hechos que sancionó la Conselleria ocurrieron durante el curso celebrado hace tres años. Después de numerosas quejas, la conselleria de Educación decidió actuar. Envió a un inspector educativo, que comprobó las carencias profesionales de la docente y acordó iniciar un expediente disciplinario contra ella. Fueron muchas las irregularidades detectadas, como por ejemplo que la profesora había realizado una deficiente programación del curso. También se comprobó que no sabía utilizar las herramientas informáticas que son básicas para el trabajo en el instituto y que su método para enseñar era muy deficiente. Además, no controlaba al alumnado, ya que incluso llego a llamar a alguno de los chicos «delincuentes» y acusó a la dirección del instituto de no haber adoptado medidas disciplinarias. A todo ello se sumaba la gran cantidad de errores ortográficos que cometía cuando se expresaba por escrito en catalán y no respetaba el secreto que debía guardar cuando recibía una información confidencial.

Todo esta serie de errores profesionales constituyeron, a juicio del inspector educativo, una falta grave, que merecía una sanción disciplinaria. La profesora no aceptó esta decisión de la Conselleria e intentó que un juzgado la anulara, aunque no lo ha conseguido, ya que la Justicia no le da la razón.

La magistrada ha analizado las excusas que planteó la docente para defenderse de estas graves acusaciones. Por ejemplo, para justificar las faltas de ortografía en catalán dijo que se trataba de documentos internos. Pero la jueza no lo ha valorado así, ya que considera que esta forma errónea de comunicarse en la escritura afecta a la calidad del contenido didáctico de la asignatura y dificulta el aprendizaje de los alumnos. De hecho, y así lo resalta la sentencia, los propios estudiantes del instituto se quejaron de la mala calidad de los escritos en catalán que recibían.

Otra situación grave que valora la jueza es la incapacidad de la docente para controlar al grupo al que daba clases. Rechaza la magistrada que otros profesores también tuvieran problemas con estos alumnos y señala que, precisamente, algunos docentes fueron testigos de algunas situaciones en la clase que demostraban la ausencia total de control.

También se considera una falta grave que la profesora pretendiera desarrollar un curso sin haber realizado una programación acorde a la asignatura que impartía. Ella misma reconoció que esta programación no era completa, pero entendía que ello no podía justificar su suspensión.

Y tampoco acepta la magistrada que una profesora que trabaja en un instituto público no domine las herramientas informáticas que se utilizan en el centro, ya que esta falta de conocimiento se traduce después en la mala calidad de enseñanza que reciben los alumnos.

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