El Govern parece dispuesto a incrementar sus deficitarios porcentajes de vacunación por procedimientos tan extremos como promocionar la tercera dosis contra la covid, que todavía no ha sido aprobada en ningún país del mundo. En comunicaciones oficiales tramitadas por la vía del correo electrónico, el IB-Salut «recomienda» la vacuna a personas que ya han recibido la doble dosis acordada en la mayoría de preparados. En concreto, a los sexagenarios que adelantaron la segunda inyección con AstraZeneca en cumplimiento estricto de las instrucciones de las autoridades sanitarias, se les urge a que «vuelva a pedir cita para ser vacunado contra la covid-19».

La consellera Patricia Gómez fue la encargada de anunciar que los sexagenarios obligados a vacunarse con AstraZeneca en dos sesiones, separadas por tres meses de dilatado paréntesis, podían adelantar en dos semanas la inyección de la segunda dosis. Según la titular de Sanidad, los interesados no tenían que realizar ningún trámite ni aviso. Al contrario, el propio IB-Salut se pondría en contacto con ellos para pactar la posible nueva fecha. Esta comunicación prometida no se ha producido en muchos casos.

Las personas entre 60 y 69 años que se dirigían a los centros de vacunación para adelantar la segunda dosis eran atendidas sin dilación ni trámites innecesarios, con la ejemplaridad del funcionamiento de dichos enclaves. De ahí la perplejidad de quienes reciben pocos días después un correo electrónico, bajo el epígrafe «Confirmación de anulación de cita previa para la segunda dosis de la vacuna contra la covid-19».

Esta cancelación expresa nunca se produjo, ni siquiera la modificación. En la ventanilla de los centros de vacunación se tramitó la inyección de la segunda dosis sin ninguna salvedad, más allá de la comprobación de la fecha. Ni siquiera se recurrió al formulismo de la solicitud de un cambio.

Documento oficial en que se declara no vacunada a una persona que lleva doble dosis. DM

Si el epígrafe genérico de la «anulación» podía aludir a una supresión de la fecha inicialmente pactada, precisión por otra parte innecesaria para quien sepa contar hasta dos, el recelo surge al señalar al afectado que «ha anulado correctamente su cita para ser vacunado contra la covid-19». No solo surge la sospecha de que se ha rechazado la pauta completa, sino que el correo del IB-Salut empeora la situación sospechosa al añadir a continuación que «le recomendamos que vuelva a pedir cita para ser vacunado contra la covid-19».

El impacto de la invitación conminatoria a una nueva vacunación disminuiría si se inscribiera en un flujo intenso de comunicación entre el IB-Salut y el ciudadano. Sin embargo, hay sexagenarios que no han recibido ningún correo donde se les corrobore que han completado su pauta con la polémica AstraZeneca. En cambio, existe un documento oficial donde no solo se les acusa de haber «anulado su cita» sin ningún matiz sobre las causas, sino que además se recalca que su proceso de vacunación no ha culminado y que deben completarlo. En los tiempos que corren, casi equivale a responsabilizar al «anulador» de la cita de ser un peligro para la salud pública. Todo ello, después de ajustarse escrupulosamente al procedimiento.

En ningún punto del correo se le especifica al interesado o a terceros que la «anulación de la cita» se debe en realidad a un adelanto, por lo que sería un motivo de felicitación y no de acusaciones veladas. Como mínimo, el ciudadano se siente obligado a ponerse en contacto telefónico con el IB-Salut para aclarar la situación. Más allá de tranquilizarle sobre su situación vacunal, en ningún momento se reconoce que la notificación es equivocada, ni siquiera equívoca. Tampoco se admite el mínimo error en la redacción, ni la implicación humana porque el embrollo se adjudica a una máquina. Los sexagenarios son el talón de Aquiles en la vacunación, con Baleares a ocho puntos de la media nacional y a quince de otras regiones en dicho segmento.