Homero ya los citó en su Odisea. La gente de hace más de 10.000 años era conocedora de las propiedades de su carne, su piel y su grasa. Y, por su abundancia, dio nombre a multitud de islotes en el Mediterráneo y el Atlántico norteafricano. Después, la casi total extinción (se calcula que apenas quedan más de 600 ejemplares en todo el mundo), víctima de la presión humana y el desarrollismo más extremo. Para contribuir a evitar que la foca monje mediterránea (vell marí, en catalán) sólo sea un recuerdo del pasado, un grupo de investigadores rastrea su presencia en aguas del Parc Natural de sa Dragonera.

El proyecto Spot the monk (cuya traducción sería ‘localizar a la foca monje’) está liderado por científicos italianos, con el apoyo del Imedea (Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados), según informó ayer el Consell de Mallorca. La tarea de encontrar un ejemplar de vell marí es digna de una Odisea como la de Homero. Los últimos ejemplares de los que se tiene constancia en Balears fueron masacrados en la década de los 50 del siglo pasado: uno, sacrificado entre las redes de unos pescadores en Santanyí y el otro, abatido a tiros por la Guardia Civil en Cala Tuent (Escorca). Tuvo que pasar más de medio siglo hasta que se avistase fugazmente otro ejemplar en aguas mallorquinas, en este caso en la reserva marina del Toro. Fue en el año 2008.

Ahora, el proyecto Spot the monk, con Elena Valsecchi al frente, analiza muestras de agua de sa Dragonera para rastrear la presencia de ADN del vell marí. Se busca, sobre todo, en las cuevas donde se sabe que, antiguamente, había ejemplares de foca monje. 

«Sería muy emocionante constatar la presencia del vell marí en aguas de la isla de sa Dragonera», manifestó ayer la vicepresidenta y consellera insular de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Amparo Ribot, quien resaltó la voluntad del Consell de colaborar con todo proyecto de investigación que pueda contribuir a «conservar, proteger y recuperar especies amenazadas como ésta». Por ahora, los investigadores son optimistas. En los últimos tiempos ha habido un aumento de avistamientos de focas. Además, destacan el potencial de la técnica de ADN para encontrarlos. De modo que confían en que aún queden muchos capítulos por escribir de la larga historia de esta especie milenaria.

Buscan en sa Dragonera rastros de la presencia del 'vell marí'